Samuel
Estamos sentados, uno en frente del otro, en silencio. Un silencio frío e incómodo. Yo no sé como empezar, en realidad aún no sé lo que voy a decir y... como me va a sentar lo que me diga. ¿Me cabrearé? ¿Me pondré a llorar como un tonto? Y... si no me quiere decir la verdad, ¿como me lo tomaré? Ella tiene una pizca de preocupación en la cara, como si ya se estuviera esperando lo que le voy a decir. Bueno, eso aún no lo sé ni yo. Los ojos me pesan demasiado, el cerebro parece que se me va a salir de la cabeza de un momento a otro. Aún no logro asimilarlo todo, demasiadas cosas en un día.
-¿Qué quieres saber?- me preguntó fríamente.
-Pues...- parece que las palabras me pesen -quiero saber sobre mi padre.
-¿El qué?
-¿Cómo murió?
-Ya te lo he dicho muchas veces, tenía un cáncer terminal y ya está.
-¿Estás segura?- fruncí el ceño.
-Claro.
-Muy bien...
-Y se acabó este tema, Samuel.
-Pero...
-No hay peros que valgan, ve a dormir o mañana no te levantarás- y nada más decirlo, se levantó y se dirigió a su habitación dando un portazo. Yo me quedé ahí, plantado.
Me ha mentido, mi propia madre me ha mentido. Si ya ni puedo confiar en mi madre, ¿en quién puedo?
Me levanté y fui a mi habitación cerrando la puerta, me puse el pijama, cogí los cascos y los enchufé al móvil. Nada más introducir el objeto puse la radio. Elegí la cadena M80, una de mis favoritas y me metí en la cama. Hoy sí que ha sido un día largo, pero aún me queda la esperanza de ver mañana a Laura. Puse el temporizador de la radio a 30 minutos y cerré los ojos. Nada más hacerlo caí en un sueño profundo.Laura
Abrí los ojos sofocada por la radiante luz que entraba a través de la ventana. Miré la hora en el móvil, las 7:30, hoy el Sol se ha despertado bastante temprano, genial. Me levanté y fui al armario, cogí una básica negra, después una sudadera con un dibujo de Mickie Mouse en la delantera y luego un pantalón vaquero azul. Escuché un ruido en la cocina, parece que mi madre también a madrugado, salí por la puerta de mi habitación tras ponerme la ropa y me dirigí a la cocina. Allí, 2 hombres con unas pintas muy raras están hablando con mi madre.
-¿Hola?- medio saludé medio pregunté.
-Oh, hola Laura, hoy has madrugado.
-Ya... ¿Quiénes son?
-Unos compañeros del trabajo, no seas entrometida.
-Va...vale, madre- y me di media vuelta, yendo al cuarto de baño. Cuando salí los hombres ya no estaban. Un deliciosos café se encuentra sobre la mesa de la cocina, me acerqué y pregunté.
-¿Es para mí?
-Claro.
Me lo tomé gustosamente, cuando acabé eché la taza al fregadero y volví a entrar en el baño. Allí me lavé los dientes, la cara y me peiné. Acabé y miré el reloj, las 8:10, aún es demasiado temprano. Fui a mi habitación y me puse a hacer la cama. Acabé y volví a ver la hora, las 8:25, tengo 5 minutos. Fui hasta la mesilla de noche y cogí un frasco de colonia. Abrí la tapa y apreté varias veces rociando el agradable líquido sobre mi cuello. Acto seguido cogí la mochila, me despedí de mi madre y salí de casa.
Llegué bastante temprano pero allí ya estaban Alexandra y Gema. Me acerqué rápidamente y con una gran sonrisa las saludé. Ellas hicieron lo mismo.
-Hoy estoy feliz- les informé.
-¿Por qué será?- preguntó Alexandra irónicamente.
-A saber- contesté riendo.
-Creo que me he perdido- dijo Gema arqueando una ceja.
-Mira, ahí está tu príncipe- me dio unos golpecitos en el hombro Alexandra mientras señala al portal.
Es verdad, Samuel está entrando, cada vez que lo veo me parece más mono. Examina un poco el patio hasta que nos localiza y se acerca lentamente hacia nosotras.
-Hola- saludó.
-Hola- contestamos todos al unísono.
Un incómodo silencio nos inundó. Yo no sé que decir, ellos tampoco.
-¿Qué está pasando?- preguntó Gema.
-Ven y te explico- le dijo Alexandra llevándosela y dejándonos sólos.
-Estoy nerviosa y no sé por qué- le dije.
-El sentimiento es recíproco- los dos reímos.
-¿Qué eran los ruidos de ayer?- pregunté curiosamente.
-¿Qué? Ah, nada.
-Mmmm, vale.
Hasta que entramos estuvimos hablando de todo. Nuestros amigos entraban e iban directamente hacia Alexandra y Gema, sinceramente se lo agradezco bastante. A las 9:00 entramos en clase, hoy Gabriel y Bryan estuvieron muy callados, demasiado. Las heridas aún siguen intactas es sus cuerpos. Ese tal Zack les dio de lo lindo. El tiempo hasta el recreo se me hizo muy pesado. Cuando llegó, Samu y yo estuvimos juntos durante todo el recreo, solos, hablando de todo y de nada a la vez. Se me pasó demasiado rápido. Las siguientes 2 horas fueron eternas, cuando al fin acabaron me despedí de Samu y me fui.
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El demonio
RandomSamuel y Laura, dos alumnos del colegio Escuelas Nieto reecobran su amistad tras varios años en los que no se llevaban muy bien. A la madre de Laura no parece que le caiga muy bien Samuel, según ella, un oscuro pasado alberga su alma. Tras descubrir...