Capítulo 15

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Samuel

Me gustó esta conversación con Laura. Por fin me he quitado este peso de encima, por fin le he aclarado todo. Ha sido una pena que Zack haya salido por la puerta justo cuando se ponía interesante y cuando le iba a decir todo lo que siento.
-Hola, Samu- dijo este.
-Ah, hola- creo que se lo dije con un tono demasiado borde.
-¿Te pasa algo conmigo?
-No.
-¿Y porque no te creo?
-Tú sabrás- sí, estoy cabreado con él.
-Samuel, dime qué te pasa- exigió.
-Creo que debo volver adentro.
Me dirigí a la puerta cuando me agarró el brazo, lo miré a los ojos, él también tiene cara de enfado. No sé por qué, me conoce de hace 2 días, qué le importa si estoy enfadado o no. Hice fuerza y me solté de su mano, di la vuelta y seguí mi camino. Entré y subí hasta donde estaban todos, Zack me siguió por detrás, cabreado, sin dirigir la palabra a nadie.
-Nick. Creo que debo volver a casa.
-No creo que sea la mejor idea, pero se te ve cabezota, como se le veía a tu padre- sonrió y suspiró -venga, vamos.
-No- interrumpió Zack -lo llevaré yo.
-Prefiero que me lleve Nick- repliqué.
-Me importa una mierda lo que prefieras, venga, vamos.
Se acercó a mí y me señaló la puerta. Yo me despedí de todos y ellos hicieron los mismo conmigo. Acto seguido salí por esta. Cuando llegamos a la calle, Zack abrió su Porsche y me subí de mala gana. El hizo lo mismo. Ya dentro pasaba el tiempo y él no arrancaba.
-¿Por qué no arrancas?- le pregunté.
-¿Por qué no me cuentas que te pasa?- se quedó mirando hacia la calle.
-No me gusta que me mientan- contesté.
-¿En serio estás así por esa tontería?- una carcajada salió de lo más profundo de su alma.
-Para ti será una tontería. Zack, no quiero hablar, por favor, arranca.
-Como quieras.
Por fin accionó la llave y el coche se puso a rugir. Este se empezó a mover rápidamente, ya empieza a oscurecerse el cielo, miré el reloj, las 19:20. Mi madre llega a casa a las 23:30 y aún tengo que limpiar toda la casa. Las tripas empezaron a gritar dentro de mí. Tengo hambre, mucha hambre. Hoy no comí nada. Parece que Zack lo notó porque me miró unos segundos y volvió la cabeza a la carretera. El camino se me está haciendo muy largo, demasiado. Parece que tomó un camino distinto al de Nick. El camino sigue y sigue. Me aburro demasiado y tengo mucha hambre. En esto vi un McDonald's a lo lejos, cuando ya estuvimos cerca fue frenando y se metió por el Mcauto.
-Hola, que desea- dijo una voz tras una pantalla.
-Eh... hola, sí. Quería 2 hamburguesas con queso, una de patatas fritas y una Coca-Cola- dijo Zack.
Yo no dije nada en ningún momento.
-Pase por la ventanila de delante.
Arrancó hasta el lugar indicado y una mujer le dio la comida, él pagó y arrancó.
-Toma, come un poco- y me dio la comida.
-¿Qué? ¿En el coche?
-Cómo esperes un poco más veo que te desmayas, venga, come.
Abrí la primera hamburguesa y le di un gran bocado. Por fin, comida. La comida que más voy a disfrutar de mi vida.
-Gracias- le agradecí.
-De nada- una media sonrisa cruza su cara.
Di un trago a la Coca-Cola y acto seguido otro bocado a la hamburguesa. Cuando acabé dejé todos los papeles encima de mi regazo. En la primera basura que vimos Zack paró el coche.
-Dame eso- señaló los papeles.
Se los di y el bajó del coche para tirarlos a la basura. Después subió y arrancó. Llegamos a la puerta de mi casa, bajé y me despedí con la mano. Suspiré, ahora me toca recoger todo. Él también bajó del coche.
-¿Qué haces?- pregunté.
-Pues no vas a recoger tú todo- respondió.
-No, no hace falta.
-No te lo estoy pidiendo.
Arqueé una ceja y entré en casa. Se me cayó una lágrima. Ver la casa así me deprimió mucho.
-Tranquilo, la dejaremos como nueva- me puso la mano en el hombro y me lo frotó -venga, si nos separamos acabaremos antes.
Yo empecé por mi habitación y él por el salón, cuando acabé arreglé la habitación de invitados y él la de mi madre. Después yo la cocina y él el baño y por último arreglamos el pasillo entre los dos.
-¿Ves? Ha sido pan comido- sonrió.
Miré otra vez el reloj de nuevo, las 22:09.
-¿Quieres tomar algo?- le pregunté.
-No, yo debo irme ya- contestó.
-Oh, vaya. Bueno, muchas gracias, de verdad.
-De nada- se quedó mirándome un rato la cara y sonrió -hasta mañana.
Salió por la puerta, yo me acerqué a ella y me quedé viendo como su coche se aleja.
Cuando lo perdí de vista entré en casa y me senté en el sofá a esperar a mi madre. Sigo teniendo hambre. Mi madre me había dejado una lasaña para comer pero no la tomé. Me levanté y fui a la cocina, la cogí y la metí en el horno. Cuando se hizo la saqué y me la comí. Ya son las 23:00. Quedan 30 minutos. Necesito hablar con ella ya, como ha sido capaz de mentirme durante todos estos años, me ha mentido sobre mi padre y sobre mí, necesito que me explique muchas cosas y ya veré que hacer después. Al fin y al cabo es mi madre, no creo que me pueda enfadar mucho con ella. Me volví al sofá y me puse la televisión. Puse Gran hermano, un reality patético lleno de gente patética. A mucha gente de mi clase le gusta, yo no le veo gracia ver a gente en una casa, discusión tras discusión.
Escuché el ruido de unas llaves accionando la puerta de casa, mi madre ya ha llegado, todas mis respuestas han llegado. Entró en el salón y se me quedó viendo.
-¿Y tú despierto?- preguntó.
-Necesito hablar contigo.
-Vale, ¿Qué me quieres decir?
-Siéntate- ordené.

El demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora