Capítulo 27

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Samuel

El cuello de Zack no para de sangrar. El vampiro tiene toda la boca llena de sangre y yo, horrorizado, estoy vomitando en una esquina.
Cuando terminé me limpié la boca y me volví a acercar a ellos.
-¿Por qué no se mueve?- pregunté.
-Tranquilo, la ponzoña tiene que hacer efecto. Igualmente tenemos que irnos- dijo con una voz tremendamente atractiva.
El hombre cogió a Zack en sus hombros y lo llevó así todo el camino. Yo caminé al lado suya.
-Me llamo Matt- dijo.
-Ah, yo... Samuel.
-Lo sé. Toda la colmena habla de ti.
-¿La colmena?- pregunté exhausto.
-Sí. Es... donde vivimos los vampiros.
-Tú no querrás matarme ¿verdad?
-¿Qué? ¿Por qué dices eso?- ahora se paró y se quedó mirándome.
-No lo sé. Últimamente todo el mundo que encuentro quiere hacerme daño.
-No. Yo no.
Seguimos andando en silencio, hasta que llegamos al coche. Él subió a Zack en los asientos traseros y se sentó de piloto. Yo, al lado suya, me quedé mirando lo que lleva en la frente.
-Es un Espejo del alma- informó.
-¿Un qué?
-Más bien sirve para que podamos estar a la luz del Sol sin chamuscarnos.
Asentí y miré a la carretera. Es la primera vez que veo a alguien ir más veloz que Zack. La verdad es que parece que controla bien el coche. En esto noto unas manos frías sobre mi cuello. Unas manos que cada vez me dejan más sin respiración.
Veo que Matt frena de repente y sale del coche. Luego abre la del copiloto y saca a Zack a rastras. Yo bajo y me quedo mirando la pelea, horrorizado. Matt es mucho más fuerte que Zack y lo intenta bloquear pero este se intenta escapar todo el rato.
-¡Corre!- me ordena Matt.
Di media vuelta y comencé a correr. Miré hacia atrás y vi que Zack logró zafarse de Matt y comenzaba a correr muy rápido hacia mí. Matt también empezó a correr pero Zack ya había saltado y me había lanzado con él hasta caer al suelo. Después, ya encima de mí me apretó el cuello. Matt lo cogió por los pelos y lo lanzó muy lejos. Cuando se levantó se quedó mirándonos unos instantes y, con un gruñido, se fue corriendo.

Zack

No sé qué acaba de pasar. No sé por qué acabo de atacar a Samu. Sólo sentí ganas de hacerlo. Cuando abrí los ojos, vi todo muy de cerca, todos mis sentidos se agudizaron muchísimo. Olí a Samu. Fue el mejor olor que mi nariz haya probado jamás. Un olor tan potente que me dieron ganas de desgarrarlo e intentar ver de donde venía esa delicia.
Samu me odiará ahora mismo.
Veo a mi alrededor y no veo sólo lo que veía antes siendo humano. Lo veo todo, absolutamente todo. Cada color, cada gota de agua que se forma con la humedad. Siento cada ser vivo moviéndose y danzando con el viento. Salto a un árbol y contemplo absolutamente todo. A unos kilómetros me fijo en un ciervo. La sed de sangre me inunda y comienzo a saltar de árbol en árbol hasta acercarme lo más posible a la criatura. Me fijo en su asombroso cuello, en esto se queda mirándome y sale corriendo.
El juego ha comenzado.
Va saltando velozmente mientras yo voy saltando de árbol en árbol. Cuando ya estoy a pocos metros de él doy un salto y lo tiro al suelo. Clavo mis afilados dientes en su cuello. Noto como la sangre me llena y una sensación de poder se apodera de mí. Es la mejor sensación del mundo, noto como el animal muere en mis brazos, creo que puedo acostumbrarme a esto. Y ahora que Samu ya no querrá ni verme no tengo excusa para volver. No volveré jamás.

Samuel

Abrí los ojos y vi una pared de piedra. A mi derecha una mesilla, encima una lámpara y en frente un armario empotrado. Me incorporé y puse mis pies descalzos en el suelo. Un suelo completamente de tierra, tierra húmeda. De ropa sólo llevo unos calzoncillos, ¿dónde estoy? Me levanto y me acerco al armario, lo abro y allí está mi ropa, bien doblada. Empiezo a colocarme la ropa, primero el pantalón, luego la camiseta, camisa... veo la cazadora de Zack al final y unas lágrimas caen por mis mejillas. La cojo y me la pongo. Saco los zapatos y decido ponérmelos con los pies llenos de tierra, ya que más da. Cuando ya estoy bien vestido salgo por la puerta de madera y empiezo a recorrer el pasillo -Esto más bien parece una cueva- hasta llegar a una gran sala con varias personas, todas pálidas y vestidas de negro. ¿Me harán algo? Me quedo paralizado hasta que veo a Matt.
-Tranquilo, no te harán nada. Te presento a mi familia.
-Ho.. hola- saludo.
Todos sonríen y me saludan.
-¿Esto es la colmena?- pregunto.
-¿Qué? Ah no, nosotros no vivimos en la colmena. Allí si que te estarían matando todos.
-Tengo que ir a buscar a Zack.
-Tranquilo, ya hemos enviado a unos amigos de confianza.
A saber cuales son sus amigos de confianza. No me siento seguro con unos vampiros persiguiendo a Zack. Pero tampoco me siento seguro estando en una casa de vampiros.
-Tengo que ir a junto de Nick- informé.
-¿De verdad te tienes que ir ya?- me pregunta una mujer.
-Sí.
La mujer asintió y sonrió dulcemente. Matt se acercó y me acompañó hasta la salida. Pues sí que era una cueva. Estamos en lo alto de la montaña y un deportivo nos espera en la carretera. Subimos y a una gran velocidad nos pusimos en marcha. Todos ahí eran bellos, una belleza indescriptible. Cada palabra, cada sonido me volvía loco. La carretera es muy empinada, estoy todo el rato en tensión por si acaso. Es todo tan verde y tan bonito.
Cuando ya estuvimos cerca paró el coche y me miró, sonrió de medio lado y me besó. Me encanta su sabor y por auto reflejo, seguí. Se sentó en mis piernas y siguió besándome. La boca, el cuello, la clavícula...
-Para- mi voz sonó cortada.
-¿Qué pasa?- jadeó y se volvió a sentar en el asiento del piloto.
-Lo siento, no puedo.
Cerró los ojos y suspiró, luego volvió a arrancar. Cuando llegamos a la mansión todos estaban fuera. Todos menos Zack.
-¿Qué ha pasado?- leí que decía Nick en bajo.

El demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora