Capítulo 4

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Samuel

Por el camino a la parada estuve pensando, pensando en lo que me dijo Laura. Sinceramente creo que tiene razón. Creo que me separé yo. Pero es que... a su madre nunca le caí muy bien. Siempre me ha parecido una zorra. Jamás se ha dignado en conocerme y le metía cosas en la cabeza a Laura totalmente irreales. Laura empezó a hablarme mal, por cualquier cosa discutíamos y decidí poner fin a todo. La verdad es que la primera vez que vi a esa mujer me dio malas vibraciones. Por dentro me apareció de repente un nudo y la verdad no sé por qué. Ella al parecer también sintió lo mismo. Cosas de la vida.
Casi estaba en la parada, ya podía verla, no había nadie aún. Miré el reloj. 16:20, aún era temprano. Al ver que no llegaba tarde comencé a andar sin prisas. Me fijé en un pájaro que estaba encima de un edificio. Era un pájaro muy bonito, un pájaro que jamás vi en mi vida. Era gris, sus alas tenían un color rojizo en las puntas y parecía que tenía... parecía... ¿unos cuernos? Cerré los ojos durante 5 segundos más o menos y los volví a abrir. El pájaro había desaparecido. Fue extraño, lo reconozco, pero no le di mucha más importancia. Llegué a la parada del autobús y me senté en el asiento a esperar. Miré el reloj de nuevo, las 16:27. De momento no llegaban tarde pero no me gusta mucho esperar, no tengo mucha paciencia. Miré hacia la derecha. María estaba llegando. Aunque estuviera un poco lejos era inconfundible. Su pelo negro sobre sus hombros, sus gafas tan bonitas, su forma de vestir tan... ¿gótica? Que conste que me encanta como viste pero... por lo que sé que es realmente ella es por su forma de andar, anda muy extraño -Una carcajada me salió sólo de pensarlo- es una forma de andar única, está claro. Ya estaba casi al lado mía.
-¡Hola!- medio chilló ella.
-Hola- dije en el mismo todo en forma de burla.
-Ja-Ja, que gracioso eres- puso los ojos en blanco.
-Lo sé- coloqué también los ojos en blanco y reí bruscamente. María es una persona especialmente especial. A mí me cae muy bien, la verdad. Está loca, como yo... bueno, la verdad es que se parece muchísimo a mí. En personalidad somos casi iguales. ¿Nuestra afición favorita? Jugar a pegarnos y criticar a la gente.
-Ey, no me ignores- dijo tocándome el brazo.
-¿Qué? Ah, perdón, es que estaba pensando en otra cosa- me puse rojo al instante -¿Qué querías?-
-No, ya nada. Sigue pensando en las cosas tan interesantes que tienes en la cabeza.
-A ver, no seas tonta- dije haciéndole cosquillas
-¡Para! A ver, lo que dije es que llegan un poco tarde.
-Como siempre. Ah... espera, por ahí veo a Gabriel y a Sheila- Sheila es muy maja también, es muy alta, lleva gafas... es graciosa, a veces un poco pesada pero me cae bastante bien. Gabriel es que también me cae bastante bien. Su pelo es castaño y... bueno, es que físicamente no tiene nada especial que describir. Después de personalidad, su cualidad o... defecto a veces es que es muy... ¿vacilón? Pero bueno. Lo conozco desde que era pequeñito y jamás me cayó mal.
-¡Hola!- Les chilló María.
-Hola, dijeron Gabriel y Sheila a la vez.
-Tío, Gabriel. Como se os ocurre invitar a bryan, ¿sois tontos?
-Es que a mí me cae bien.
-Y porque os caiga bien a ti y a Javi ya lo tienes que invitar?
-Bo, estará conmigo. No te darás cuenta de que está ahi.
-difícil- a ver, no quiero decir que Bryan sea mala persona o algo así pero es que es subnormal. Es de los típicos musculosos, no demasiado atractivo, que se cree que es lo mejor de lo mejor. Es machista, engreído y subnormal. Lo tiene todo el pobre. Lo siento mucho pero no lo soporto. Miré otra vez el reloj. Las 16:33.
-Tranquilo, llegarán- me intentó despreocupar María.
-Pero faltan 4 personas y 7 minutos.
-tranquilo- me dijo sheila.
-¡BUU!- pegamos todos un salto del susto. Era Laura, la verdad es que no la vimos venir. Se rió muy fuertemente.
-Que susto tía- chillaron Sheila y María al unísono.
-¿Quienes faltan?- preguntó Laura.
-Pues... Alexandra, Javi y Bryan- Respondí.
-Me parece que Javi y Bryan ya no, vienen por ahí- era verdad, estaban a lo lejos. Fue fácil saber que eran ellos. Javi también es muy peculiar, siempre lleva un tupé perfecto, completamente bien derecho, eso sí, lo más característico de él son sus pecas. Unas pecas que inundan toda su cara. Él es muy gracioso, a veces pesadito, pero en la mayoría de los casos es un chico genial. Bryan... Bryan es Bryan.
-Hola- les saludó Gabriel nada más acercarse.
-Hola- saludé yo, claramente a Javi.
-¿Falta alguien?- preguntó Bryan.
-Uhmm, Alexandra- contestó Gabriel.
-Bueno, sin esa nos podemos ir- Dijo Bryan riéndose.
-O nos podíamos ir sin ti también, no creo que le importe a mucha gente- contesté frustrado.
-Tranquilo, sólo estaba de broma- Me tranquilizó Gabriel.
-Tranquilo, me da igual lo que diga- le dijo Bryan a este.
Miré para otro lado y allí estaba, Alexandra, detrás de ella, el autobús.
-¡¡¡Alexandra!!! ¡¡¡Corre, el autobús está detrás de ti!!! Esta echó a correr a toda velocidad mientras que nosotros nos íbamos levantando para subir al vehículo que claramente llegó antes que ella. Le dijimos al conductor que esperara un momento, él nos hizo caso y Alexandra llegó a los pocos segundos, pasó la tarjeta por el detector de tarjetas y vino con nosotros. Estaban todos los sitios ocupados así que decidimos ponernos en el hueco sin sitios al medio del autobús.
-Casi no llego- dijo Alexandra sofocada
-Ya- contesté sonriendo -y llegaste gracias a mí-
-Puede- rió.
En el camino en autobús nos los pasamos hablando de todo un poco, Laura y yo nos pusimos un poco al día y se me pasó muy rápido el trayecto. Cuando llegamos a la parada bajamos y nos pusimos en marcha al centro comercial.

El demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora