19

1.3K 93 10
                                    

Oscuros placeres.

Con las piernas aún entrecruzadas en la espalda de Julián, me dispuse a acariciar su hermoso cabello rubio cenizo. Su respiración aún agitada hacia cosquillas en mi pezón izquierdo y él olor de su piel se colaba por mi nariz.

-Julián- él levantó la cabeza y y se me quedo observando con sus hermosas perlas negras- quiero que tomes lo que te dire enserio. No quiero tener más bebés, por favor- sabía que eso no le hacía gracia por la forma en que su rostro se contrajo- te lo pido. Tenemos cuatro y creo a mi parecer que es suficiente.

-porqué?

- no quiero que si tenemos más hijos ellos no puedan disponer de su propio futuro.

- se que no te gusta, pero me acostumbre a vivir en una familia extremadamente grande. Tengo cuatro hermanos y tres hermanas y aunque no de todos puedo decir que son los mejores. Me gusta saber que tengo a muchos a mi alrededor.

- pero tenemos a dos niños y a dos niñas, es bastante. Necesito que comprendas mi posición por favor- él soltó un suspiro de derrota y dijo.

- esta bien, no tendremos más hijos. Hablaré con Ángel sobre eso- yo le sonreí y bese sus labios- repetimos?- pregunto con sonrisa pícara. Negué con la cabeza y en sus labios se formó un tierno puchero al cual quería morder.

- es mejor que nos levantemos, no he pasado tiempo con los niños, y me gustaría saber que ha pasado con Eleanor. Hace semanas que no se de ella y eso me desconcierta.

- ella dijo que estaba bien. Aunque no escuche su voz muy animada como acostumbra- dijo.

- como quieres que este si esta con un completo desconocido, que quien sabe si es un psicópata. Espero que las cosas estén yendo bien...

Narra Eleanor.

Termine de ponerme el zapato de tacón, me observé en el espejo por última vez y salí de la habitación. Recorrí los interminables pasillos y baje las escaleras.

Un sonido para nada placentero se colo por mis oidos y al parecer provenía de la sala de estar. Era como si estuvieran estrangulado a un chihuahua. Me acerqué haí y observé con asco la escena que se estaba llevando acabo frente a mi.

- se que es tu casa, pero has el favor de que si te follaras a algo tan ruidoso sea en una habitación insonorizada- dije viendo como una cosa o mujer, como le quieran llamar cabalgaba el pene de Dionisio.

- que acabas de decir, ten más respeto regalada- dijo la cosa, luego de detenerse.

-el respeto lo deberías tener tu que es la que esta follando en la sala de estar y esta haciendo tanto ruido. Sospecho que mis oídos sangran y apuesto que hasta él quiere llorar por tanto ruido.

- Dionisio dile que no me hable así- dijo ella a él.

Él solo se moría de risa por la escena.

- a mi no me metan en sus pleitos- dijo riendo más fuerte.

- puta largo de aquí y- sí haí quedó todo por que Dionisio se levantó, casi haciendo que ella cayera de su regazo. Cuanto lamento que no se cayera.

- alto haí Nasla, no permito que insultes a Eleanor. Ella es mi prometida, ten más respeto.

- mira quien habla de respeto él que tiene sexo en la sala de estar, magnífico. Solo venía a decirte que voy a salir y sí Mateo me llevará. Adiós- no deje que hablara y salí de haí.

Sentí sus pasos apresurados y como su mano me detenía.

- Ele...

- sueltame. Has el favor de bañarte antes de tocarme y espero que te laves bien eso si quieres que vuelva a estar dentro de mi- su boca casi tocó el piso y yo me giré sobre mis talones y salí por la puerta.

- Señorita Eleanor a donde desea que la lleve- pregunto Mateo cuando estuve dentro del vehículo.

-no hay lugar fijo. Cuando vea algo que me interesa te aviso- él asintió viendo por el espejo retrovisor.

Arrancó la camioneta y salió del lugar.

Comencé a ver por la ventana y a pensar en todo. No soporto estar en esa casa creo que si tuviera una oportunidad me escaparía, pero seamos realistas escaparse de un Dios es imposible.

Dionisio desde que abuso de mi, hasta tal punto de que de verdad pensé que me mataría. Ha estado frecuentando mi habitación y obligándome a tener sexo con él. Luego de la novena vez que paso, decidí como mujer inteligente al fin que si permitía que él tuviera sexo conmigo sin tener que forzarme sería mejor de lo que ya estaba pasando.

Cada vez que terminaba del sexo me dejaba sangrando y golpeada. Por eso ahora él tenía sexo conmigo y yo no lo aparto y él no me forza.

Que eso este pasando no significa que yo disfrute, por que no lo hago. No he tenido ningún orgasmo o deseo en relación al sexo.

Dionisio al ser hombre al fin y al cabo, no es fácil de satisfacer por eso tres veces a la semana tiene sexo conmigo y el restante con otras u otros. El lo hace con lo primero que encuentre cuando esté excitado.

¿Qué si temo contraer enfermedades venéreas? Pues no, ser Dios tiene su ventaja, ya que él no puede adquirir ni traspasar nada.

- Mateo para en el caffee de la esquina- le dije y él así lo hizo.

Me desmonte del vehículo y observé el bonito lugar frente a mi. Abrí la puerta y la típica campana aviso sobre un nuevo cliente. Una de las camareras se acercó a mí y comenzó a hablar, cosa que no entendí ya que no hablaba griego.

La observé confundida sin saber cómo decirle que no entendía lo que trataba de decirme.

- no hablas griego- dijo esta vez hablándome en ingles. Respiré relajada.

- no, lo siento.

- no te preocupes. Te decía si deseas una mesa?

- sí me encantaría - le respondí- ella asintió y la seguí por el establecimiento. Se detuvo en una mesa al lado del cristal, antes de que se fuera le pedí un capuchino y un pedazo de pie.

- aquí tiene- dijo cuando volvio.

Le sonreí y ella se alejo de mí al sonar de nuevo la campana. Gire y observé al apuesto hombre que estaba entrando...

Tengo su sello ¤Laberinto de Secretos¤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora