26. No me despiertes

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26. No me despiertes

Dos brazos la agarraron casi inmediatamente cuando sintió que su cuerpo caía. Dos brazos fuertes que ella conocía muy bien.

Su vista estaba algo nublada pero con un par de segundos pudo ver con claridad dónde estaba. En una cocina de paredes con azulejos blancos y celestes, adornados de dibujos pequeños de flores azules. El horno parecía estar prendido y salía algo de humo de él.

-¿Te encuentras bien, Em? -habló una voz que Emma conocía demasiado bien en menos de un año.

Miró al joven de pelo castaño. Los ojos preocupados de Sam era lo más satisfactorio que Emma viera en toda su vida. Estaba tan preocupada por la cacería del djinn en su almacén, que con tan solo ver esos ojos verdes almendros se le aclaraba el juicio y su corazón volvía a latir tranquilamente.

Emma asintió como respuesta a la pregunta de Sam. No entendía cómo llegó a tal lugar, probablemente era uno de los hoteles cercanos a su localidad y Sam llegó antes de que el djinn le atacara por la espalda. Suspiró tranquila sabiendo que estaba a salvo.

-¿Estás segura? ¿No quieres que llame a un médico? Por poco te desmayas, linda -aclaró Sam con una sonrisa leve.

-No, estoy bien -negó la castaña-. ¿Dónde estamos?

La expresión suave de Sam cambió repentinamente a una cara de seriedad. Dejó que Emma se sentara en una de las sillas de la cocina y se agachó a la par, miraba sus pupilas en signos de algo mal.

-¿Qué pasa? -preguntó ella al ver que el castaño no le respondía.

-Lo que pasa es que has olvidado tu propia casa, Emma Carver. -respondió serio Sam-. Ya está, llamaré a un doctor.

-No, espera. Estoy bien. De verdad. -lo que Sam había dicho de "su" casa... Le dejó desconcertada, ¿qué estaba ocurriendo?

-Al menos déjame llamar a tu madre que sabe de estas cosas -pidió Sam.

Emma por poco se vuelve a desmayar... ¿Su madre? El asombro de sus gestos faciales era terrible, nunca antes sintió una sorpresa y excitación al escuchar tales palabras.

-¿Mi... Mi madre? -preguntó insegura, temiendo que lo que Sam haya dicho sea una mentira.

-Sí, Emma. La que te tuvo justo este día hace 23 años. -respondió con ironía el Winchester.

-¿Hoy es mi cumpleaños? -preguntó todavía más confundida.

-Emma, ¿has dicho que olvidaste tu cumpleaños? -preguntó gracioso-. Siempre te quejas de que yo puedo olvidarme del cumpleaños de mi esposa y tú vas y te lo olvidas. Eres increíble, castaña.

Le besó la frente y fue hacia el horno. Sacó lo que había en él y lo dejó sobre la mesada para que se enfriara.

-Pero llamaré a tu madre. No importa que nos veamos esta noche para tu cena de cumpleaños. Ese episodio que tuviste no es normal -seguía discutiendo el castaño. Pero Emma estaba muy perdida en su vestuario y el anillo dorado que se encontraba en su dedo anular izquierdo.

Ahora las cosas parecían caerle. El djinn cumplió uno de sus deseos. En realidad, varios. Siempre deseó que su madre no muriera, desde que tenía cuatro años. Siempre deseó poder experimentar lo que era tener una vida normal. Y recién se daba cuenta de que esa vida normal no tendría sentido sin Sam a su lado.

Usaba una camisa blanca corta y encima tenía un saco azul marino con el nombre de una institución a su izquierda. Una pollera tubo del mismo color y unos tacos con no mucha altura de color azul más oscuro. ¿A dónde iría vestida así? Parecía una ridícula.

The Past Is Behind [Supernatural]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora