39. No es un "adiós"

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39. No es un "adiós"

Estaba todo muy brillante para su gusto. ¿Así era el Cielo? ¿Brillante? ¿Con nubes por todos lados y angelitos bebés?

Emma no lo reconoció al instante. Había muerto, recordaba su muerte. Estaba en las piernas de su novio, quien logró amar más que a ella misma. Le había dicho cuánto lo amaba y que no se culpara a sí mismo por lo que ella había hecho. Ella se sacrificó, ella puso su vida en juego cuando Sam le intentaba cambiar de opinión, pero Emma era terca y jugó igual. Se había despedido también del ángel y el demonio que la ayudaron muchísimo y no le echó ninguna culpa al morocho. No quería quedar cabos sueltos en su momento de muerte. Dedicó también miradas comprensivas a su hermana y a Dean. Le costaba respirar, si hablaba su tiempo sería todavía más corto, con una mirada expresó todo lo que sentía. O eso intentaba.

Recordó cómo se iba lentamente, como ya no podía ver a Sam con rasgos exactos a pesar de que él estuviera en frente suyo. Simplemente no podía. Las voces se iban lentamente, ya no reconocía los sollozos del castaño de sus palabras. Le dolió haberlo dejado así, pero era lo mejor... Eso intentaba convencerse Emma.

Luego de toda esa escena de tristeza, Emma abrió los ojos en un lugar brillante. Cuando su vista se acomodó al lugar vio que estaba en un motel viejo. Lo recordaba. Era un momento de sus niñez cuando Rachel y ella miraban una película de Scooby Doo en la televisión. Escuchó ruidos de tal película y caminó siguiéndolos.

Se encontró con una Rachel de seis años mirando con emoción la pantalla mientras se removía en el sillón del lugar. La pequeña Rachel le miró con emoción en sus ojos.

-¡Mira, Emmy! -gritó entusiasmada-. ¡Están dando la nueva película de Scooby Doo!

-Recuerdo esto... -dijo para ella misma. Sabía lo que ella decía después-. Es tarde, Rach. Ve a dormir -siguió el guión.

-No quiero, Emmy. Nunca la vemos completa, ¡y recién empieza! -aclaró la castaña-. Ven a verla conmigo.

-Rach... -empezó diciendo.

-Por favor, Emmy -pidió con unos ojos de cachorro que le recordaron a Sam.

-Está bien -Rachel saltó de la alegría dejándole lugar a Emma en el sillón.

Emma recordaba cada cosa que había hecho ese noche. Había sido una de sus mejores noches con su hermana menor. Se recostó contra la tela suave, sintió como Rachel se recostaba en ella y miraban la película con felicidad. Emma empezó a acariciarle el pelo, como había hecho ya una vez y pronto la castaña quedó dormida sobre ella. Al rato, al comprobar que seguía dormida, apagó la televisión y la recostó en su cama. Le tapó con las sábanas y se quedó a su lado tarareando la canción Terrible Things, la cual su padre siempre le cantaba cuando era más chica.

De repente, el escenario cambió. Ahora en vez de encontrarse parada en medio de un hotel, se encontraba en una cama bastante chica para su persona. Las sábanas eran de un color rosado claro y su habitación era muy pequeña. Habían peluches por doquier, estrellas de color flúor pegadas al techo y dibujos sin sentido en las paredes. No recordaba bien esa habitación pero se centró en su padre. Era joven y de pelo castaño claro, todavía no le habían salido canas, por lo cual esa memoria tenía sus años.

-Lo que le ha pasado a mamá fue un terrible accidente -habló de repente su padre.

Emma pensó y recordó nuevamente. Ella era muy chica cuando esa memoria tomó lugar, a penas tenía tres años, parecía imposible recordar tal hecho, pero resultaba que sí lo recordaba. La primera vez que su padre le cantó para dormir.

"¿Entonces ella no volverá?" Había preguntado una Emma de tres años en su recuerdo, pero la verdadera no pudo mencionar tales palabras.

-No, Em -respondió su padre-. No volverá.

The Past Is Behind [Supernatural]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora