Capítulo 3
*5 años antes*
Gabriela a sus catorce años, era muy talentosa. Según su maestra de piano. Tenía una habilidad única, para tocar. Amaba el piano y eso la hacía ser una de sus mejores alumnas de su maestra.
Al tocar se sentía libre. Todos sus problemas desaparecían y se sentía única en el mundo. Pero todo eso se derrumbaba al llegar a su casa. Donde la esperaban su padrastro, su madre y sus dos hermanos.
-Gabriela, ya es hora de irse- Gabriela negó con la cabeza. No quería irse. No quería volver a la realidad- vamos pequeña, tu madre te espera afuera.
No, Gabriela no quería irse. Sabía que se había portado mal hoy. Antes de irse a la escuela derramo una gota de jugo en su cama. Su madre le había advertido que al llegar a casa, su padrastro Victor la castigaría. No quería ser castigada, no otra vez.
-No maestra. No quiero irme- la señora Gómez sonrió. Amaba lo ternura y la inocencia de Gabriela.
Estaba claro que esta no sabia nada de lo que le sucedía a la pequeña.
-Tienes que irte cariño- Gabriela asintió con la cabeza y tomo su mochila. No más clases de piano por hoy.
Se despidió de su maestra y salió afuera. Diviso el coche de su madre en el estacionamiento y se acercó a este.
Tímidamente abrió la puerta y se subió. Volteo para ver a su madre y le sonrió. Su madre rápidamente le dio una bofetada en su cara.
-Te he dicho que no me hagas esperarte Gabriela. Hoy recibirás doble castigo.
-No mami, por favor- le suplico, pero fue peor. Esta le dio otra bofetada.
-¡No respondas!
Gabriela bajo su mirada al suelo del coche y una pequeña lagrima bajo por su mejilla.
-Lo siento mami- dijo.
Llegaron a la casa. Al entrar vio a su hermano Cristopher, sentado en el sofá, junto a su medio hermano Julián y su padrastro Victor. Estos últimos, al verla sonrieron maliciosamente. Hoy recibiría doble castigo. Cristopher la miro con tristeza, pero él no podía hace nada. Ya lo había intentado y había salido con un brazo roto. No había salvación para los castigos de Gabriela.
-Ven pequeña- le dijo su padrastro con una sonrisa morbosa, mientras la tomaba de la muñeca.
-Victor- lo llamo su madre- Gabriela recibirá hoy doble castigo.
La sonrisa de Víctor se ensancho y un brillo de lujuria apareció por sus ojos.
-Julián, ven- llamo Víctor a su medio hermano.
Gabriela al ver que su hermano se acercaba comenzó a sollozar, su carita se llenó de lágrimas y le rogaba a Dios, que la dejaran en paz. Pero no había forma de librarse de esto. Hoy seria castigada.
Fue llevada a su habitación y su puerta fue cerrada con seguro. Víctor comenzó a desvestirla, dejándola en ropa interior, mientras Julián buscaba las cuerdas en el cajón.
-Por favor Víctor, no me castigues hoy- le suplico Gabriela. Pero este hizo caso omiso a sus suplicas.
-Julián, te daré el privilegio de que comiences tu- Julián sonrió y ato a Ela a la cama.
La pequeña sollozo. Sabía lo que le esperaba.
Victor, lo llamaba el juego. La tocarían con sus asquerosas manos, dejarían besos por todo su cuerpo y tocarían su cuerpo asquerosamente, una y otra vez. Provocando una sensación de asco en la pequeña Ela.
Al terminar su castigo. La dejaron desnuda y atada en su cama. Su cuerpo tenía marcas. Había sangre en su cama. Había intentado librarse, pero recibió un golpe en su mandíbula y solo logro que una pequeña gota de sangre cayera en el suelo.
Sentía asco hacia sí misma. Lloraba sin detenerse, le dolía su pequeño y delgado cuerpo. Sus ojos estaban hinchados debido a las lágrimas. Se sentía débil y quería morirse. Como cada vez que era castigada, su madre la dejo sin comer. Y mañana no iría a la escuela ni a su amada clase de piano.
¿Por qué a mí? Se preguntaba, pero no obtenía respuesta.
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Ela.
ActionGabriela, es una chica con problemas, como todos. La diferencia es que los problemas de Gabriela, tienen nombres y apellidos y ella se encargara de eliminarlos a todos.