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Capítulo 19

*13 años antes*

A sus doce años, Mark era un hermoso y talentoso niño. El orgullo para cualquier padre, menos para el suyo.

Siempre tomaba un pequeño pedazo de rama en sus manos, y se imaginaba que era un arma. Antes de que su padre llegara a la casa, él jugaba a ser un reconocido policía que salvaba al mundo.

Pero cuando su padre llegaba a casa, caí de vuelta a la realidad. Una espantosa realidad. Ser golpeado por su padre, por el simple hecho de que su madre había fallecido mientras le daba a luz y su parecido con ella, era impresionante.

Mark había heredado sus hermosos ojos azules y su cabello oscuro, y esto era mortal para su padre. El cual culpaba a Mark todos los días, de la muerte de Elena.

-Mark.

Este alzo a vista encontrándose con la mirada de su linda maestra de inglés, mirándolo desaprobatoriamente.

-Ya la clase término- dijo la señora Díaz.

El pequeño Mark observo a su alrededor y efectivamente, no había nadie en el salón. Se había adentrado tanto en sus pensamientos, que se había olvidado de todo su alrededor.

Tomo sus pertenencias y salió al recreo. Mark no era un chico de amigos, así que siempre andaba solo.

Se sentó debajo de su árbol favorito y saco su varita, o su arma, como él le llamaba.

Todo su entorno, cambio. El patio se convirtió en una hermosa, pero peligrosa ciudad. En donde los peores asesinos y ladrones habitaban. Pero el pequeño Mark no les temía. Él era un poderoso detective, que salvaría a esa ciudad de todos los problemas.

Comenzó a disparar a esos malos hombres que se les acercaban. Salvo a un perro de ser atacado por un horrible hombre. Salvo a una señora de ser atropellada, e incluso salvo a una gallina que iba a ser terriblemente atacada por otra.

De repente, a través de las rejas, diviso unos lindos y expresivos ojitos que lo observaban a través de estas. Una linda niña, de hermoso cabello castaño, lo observaba detenidamente. Con sus ojo abiertos como platos. Atenta a todos los movimientos del pequeño Mark.

Mark bajo su arma, ya que la niña no era ninguna peligro para su ciudad. Se acercó a esta y le sonrió. La niña, que debía de tener unos cinco años le devolvió la sonrisa.

-¿Qué hacías con esa ramita?- pregunto interesada.

-No es una ramita- contesto Mark -. Es un arma. Tú no sabes nada de eso porque eres una niña.

La chiquilla frunció el ceño.

-Mi papi dice que ya casi soy una mujer- se defendió.

-Pues tu papi está mal

-¿Para qué es esa arma?- pregunto la niña, ignorando el anterior comentario de Mark.

-No lo entenderás.

-¡Claro que sí!- exclamo segura-. Yo soy inteligente.

Mark rodo los ojos. Que niña tan molesta.

-Soy un detective- dijo este orgulloso.

La niña frunció el ceño nuevamente.

-Los niños no pueden ser detectives. Eres muy pequeño.

-Wow, y tú eres tan grande- soltó con ironía.

La niña le saco la lengua y cruzo sobre su pecho sus delgados y pequeños brazos.

-Para tu información, cumpliré seis años en un mes.

El pequeño Mark rodo los ojos.

-Como digas.

-¿Puedo jugar contigo?- pregunto la chiquilla, esperanzada de hacer nuevos amigos.

-No es un juego. Esto es algo muy serio. Tengo que proteger esta ciudad.

-Pues yo puedo ayudarte. Y aun no me has dicho tu nombre.

Mark soltó un bufido – Soy Mark, y las niñas no disparan.

-A puesto a que podre disparar un arma mejor que tu- lo reto.

Mark abrió la boca para cuestionar eso, pero una voz lo interrumpió.

-¡Gabriela!-un hombre de buen aspecto y ojos iguales a los de la niña, se acercó a estos.

-¡Papi!- grito esta y salto para que su padre la tomara en brazos.

El hombre rio al tomar a su hija en brazos y beso su mejilla.

Mark, de repente envidio a esa pequeña. Ella tenía el amor de su padre, algo que él no tenía

-¿Qué hacías pequeña?- le pregunto a su hija.

-Estaba jugando con mi nuevo amigo, Mark.

Mark frunció su ceño. Él no era amigo de esa pequeña entrometida.

-Pues despídete de Mark preciosa, iremos a tomar helado.

-¡Adiós Mark!- grito la pequeña Gabriela, mientras que sacudía su pequeña mano, en señal de despedida.

Mark no sabía porque, pero presentía que esa no sería la última vez que vería a esa niña.


Ela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora