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Capítulo 24

Un fuerte ruido despertó a Ela. Al observar a su alrededor confundida, recordó todo lo que había pasado hace unos minutos. Ella y el detective, la confesión y la cobardía de ella misma. No pudo entregarse de la manera que quería.

Se maldijo internamente por haber arruinado un momento tan bonito, gracias a su estúpido temor.

Observo a su alrededor. A su lado, en el suelo estaba Mark. Tenía su mano alrededor de su cintura. Tenía sus carnosos labios ligeramente abiertos y lucia como un niño pequeño. Gabriela noto que este aun no tenía la camisa puesta, solo su pantalón y se sonrojo al recordar lo atrevida que había sido la noche anterior.

Sonrió al verlo así dormido y tan pasivo. Él estaba enamorado de ella, se lo había confesado. Y ella como una buena estúpida no supo responder a su confesión.

¿Acaso ella sentía lo mismo?

Otro ruido se escuchó a lo lejos, seguido de unos pasos.

Gabriela se asustó y comenzó a mover a Mark pero el muy dormilón se negaba a despertar.

-¡Mark!- susurro Ela.

-Mm- murmuro este y Gabriela rodo los ojos.

Dios, que perezoso, pensó.

-¡Mark!

Este se sobresaltó y al fin despertó.

-¿Qué ocurre?- pregunto aun medio dormido.

-Escuche ruidos.

-Deben de ser las ratas.

-No son ratas Mark. Escuche pasos.

Mark se puso de pie, seguido de Ela, se puso su camisa y su chaqueta.

Los pasos se escucharon aún más fuertes y Gabriela se acercó aún más a Mark para sentirse segura. Este rodeo su cintura con su brazo para hacerle saber que el la protegería.

De entre las sombras aparecieron Luis, Ángel y más oficiales. Cada uno de ellos sosteniendo un arma y apuntando hacia los dos fugitivos.

-Mark- susurro Gabriela asustada.

-Tranquila

-Amigo Mark-hablo Luis-. Al fin te encontramos.

-Cuando te diga corres, lo haces- le susurro Mark en el oído a Gabriela.

Esta lo miro rápidamente. Ella no lo abandonaría, antes muerta.

-¿Qué pensabas que estabas haciendo querido amigo?- pregunto Ángel.

-Estoy siguiendo a mi corazón.

El corazón de Gabriela se derritió ante tales palabras y sonrió, pero luego se percató de su situación y su sonrisa se borró.

Los encarcelaran.

Ángel soltó una carcajada.

-¿Qué clase de cursilería es esa Mark?- pregunto.

-Amigo. Si la entregas, te ayudaremos a salir libre- lo persuadió Luis.

¿Entregarla? ¿Acaso estaban locos?

Él no la entregaría jamás.

¿Cómo iba a entregar a la chica que más quería en el mundo?

Desde un principio el prometió protegerla, ayudarla a escapar de sus miedos. Y ahora que lo estaba logrando, ahora que estaba sintiendo algo por ella, aparecen ellos.

Ela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora