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Capítulo 4

*Actualidad*

Un día nuevo, una muerte nueva. Hoy su próxima víctima pagaría. Su tío John.

Cuando Gabriela recibía tres castigos, el tercero era cobrado por su Tío John, quien la abusaba al igual que todos los demás. La diferencia era que el tío John, la golpeaba hasta casi dejarla inconsciente.

Pero ese mal nacido recibirá su castigo hoy y ella se encargara que sufra, al igual que los demás. Gabriela, ya lista. Con sus botas de cuero negras, su pantalón crema ajustado y su fiel chaqueta, fue al sofá, en el que estaba durmiendo su hermano.

Luego de encontrárselo en el restaurante de comida rápida esta le conto como escapo, pero omitiendo los asesinatos y ahora él se estaba quedando en su pequeño apartamento.

-Cristopher- lo llamo pero este no despertaba- ¡Cristopher!- le grito nuevamente.

-Mmm- dijo medio dormido. -Saldré a comprar unas cosas- mintió Gabriela y este asintió con la cabeza.

Gabriela salió de la casa y se subió a su viejo coche, rápidamente se colocó sus Ray Ban. Llevaba su pequeña navaja, unos nuevos guantes, una cuerda y una nueva y pequeña pero poderosa, pistola. La cual había sido donada por uno de sus fieles socios

-Prepárate tío John, que aquí voy- dijo esta en voz alta mientras aceleraba su coche.

Luego de aproximadamente una hora se detuvo en una vieja casa de madera. La casa de su tío. Bajo del coche y se encamino hacia la puerta, se colocó los guantes. Toco pero nadie respondió.

Luego de tres toques más su tío abrió. Al ver a Gabriela sus ojos se ensancharon como platos y Gabriela sonrió.

-E-Ela- tartamudeo este. Estaba asustado. Gabriela sabía que era un cobarde y siempre le juro que vendría a vengarse de él.

-Hola tío.

-¿Qué haces aquí?- pregunto este mientras retrocedía hacia el interior de la casa.

-Vengo a visitarte- contesto esta con una sonrisa mientras entraba a la casa

-¿Estas asustado?- pregunto con un tono de diversión.

Su tío continúo retrocediendo hasta que una pared detuvo su paso. Estaba asustado. Se le podía notar en sus ojos y en sus manos temblorosas.

-¿Qué vas a hacerme?- pregunto con voz temblorosa.

-¿Has escuchado acerca del Karma?- pregunto esta y el asintió nervioso- Pues hoy te llego tu Karma querido tío.

Este intento huir, pero Gabriela saco su pequeña pistola y lo apunto con esta.

-Un paso más y morirás- le amenazo.

Obviamente iba a morir de todas formas, pero el muy ingenuo obedeció. Gabriela hizo que se sentara en una silla.

Lo ato a esta y saco su pequeña y filosa navaja. La cual había nombrado como Blazer.

-Esta es Blazer- le dijo a su tío mientras le mostraba la navaja- y va a ser la primera en tocar tu cuerpo.-La cara de su tío palideció. Sabía lo que le esperaba.

-Ela. Perdóname-Gabriela soltó una carcajada.

-Yo ya te perdone- su tío se relajó- pero Blazer no piensa lo mismo, ella no está de acuerdo con el perdón- observo con diversión como su tío se tensaba nuevamente y comenzaba a llorar como una niñita.

-Por favor te lo suplico- rogaba pero a Gabriela no le importaba. Había perdido los sentimientos y su corazón hace mucho tiempo.

-¿Tu hacías caso a mis suplicas?- pregunto molesta- ¿Acaso tú me tomabas consideración? ¡Maldito desgraciado!- Su tío cada vez se asustaba más.

-Y-yo, solo era obligado por tu madre- dijo este.

-¡Abusaste de mi desde que tenía 6 años!- Gabriela ya estaba perdiendo la paciencia. Se acercó a este y por su rostro deslizo la cuchilla. Dejando una gran herida abierta en el rostro del desgraciado.

Este soltó un grito ahogado y Ela disfrutaba ver como la sangre cubría el rostro del hombre. John, era hermano de su madre. Ela siempre le temió, sobre todo porque era un maldito viejo desgraciado que abusaba de ella.

Siempre supo que era un maldito cobarde y ahora disfrutaba ver lo que le estaba haciendo. Con la cuchilla, volvió a hacer otro corte. Esta vez en el cuello de su tío. Teniendo cuidado de no tocar la Orta, para que no muriera rápido.

Su tío continuaba gritando y suplicando, pero esta no se iba a detener. No hasta hacerle pagar por todo su sufrimiento.

-Es irónico ¿No?-le dijo Gabriela- como se cambiaron los papeles. Antes era yo la que suplicaba, ahora eres tú.

Su tío no dijo ni una sola palabra. Este estaba preparándose para morir.

Arrepintiéndose de todo lo que le hizo a su pequeña sobrina. Pero ya era tarde para arrepentirse, está ya habia llegado para hacerlo pagar.

-Antes de que me mates, quiero pedirte perdón Ela- dijo este con voz débil- Soy un maldito desgraciado.

-Si lo eres. Pero no puedo perdonarte. No después de todo lo que me hiciste.

-P-pero....

-Ya Victor, Julián y la que se hacía llamar mi madre. Pagaron, solo faltas tú y algunos más. Por ejemplo tu hijo Ernesto- los ojos de su tío se ensancharon.

-¡No! Mi hijo no- dijo desesperado.

-sí, tu hijo sí.-dijo y acto seguido hizo otro corte profundo en la cara de este, seguido de un disparo en un pierna derecha. Su tío soltó un grito ahogado.

-¡Maldita sea!- grito este adolorido y Gabriela sonrió. Sabía que estaba sufriendo y eso le encantaba.

•••

Qué bonito día, pensó Gabriela mientras salía de la casa de su tío. Otro asesinato perfecto. Sin dejar huellas, sin dejar pistas. Volvió a su pequeño apartamento y su hermano estaba sentado en el sofá.

-¿Dónde estabas?- pregunto este, algo molesto.

-Dije que tenía que ir a comprar algunas cosas- contesto esta mientras se encogía de hombros.

-¡Llevas cuatro horas fuera del apartamento Ela!

-¡¿Y tú quién mierda te crees que eres?! ¿Te crees mi padre? ¡Nuca tuve uno! Pero eso no significa que tú te comportes como uno.

-Gabriela...

-¡No vas a decirme que hacer! Estoy cansada de que hagan conmigo lo que se les antoja- lo interrumpió.

-¡Gabriela!- este se quedó callada- ¡Todos están muertos! Nuestra madre, Victor y Julián ¡Todos!

¿Ahora qué decía?


Ela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora