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Capítulo 12

¿Ella acaba de decir esto?

Que alguien me despierte, porque esto tiene que ser un sueño.

Todo este tiempo. La asesina ha estado frente a mis ojos. Todo este maldito tiempo, la hermosa chica que ocupaba mis sueños cada noche, había sido la asesina.

Esto está mal. Esto no puede ser cierto.

Mientras que Mark pensaba todo eso, Gabriela se golpeaba mentalmente por haber dicho esas palabras.

No podía descifrar la expresión en el rostro de aquel guapo y extraño detective. Ninguno de los dos sabía que hacer o hacia dónde ir. Mark estaba paralizado, procesando lentamente las palabras dichas por Gabriela.

-Eso no es cierto- reacciono Mark.

No sabía el porqué, pero se negaba a creer eso.

Mark se negaba a creer que esa chica era la culpable de todos los asesinatos.

-Si es cierto- lo siguió esta, algo sorprendida por la reacción del detective.

Ella esperaba que la arrestara o que simplemente sacara su arma y la apuntara con esta. Pero al contrario, Mark solo negaba lentamente con la cabeza, diciéndose a sí mismo que eso no podía ser cierto.

-Yo los asesine uno por uno- continuo Ela.

¡¿Qué mierda acabo de decir?!

-Eres solo una niña de diecinueve años.

-¡Ellos arruinaron mi vida!

-Eso no es razón Gabriela.

Su deber como policía, seria llamar de inmediato a sus compañeros. Pero Mark, simplemente no podía hacer eso.

Él no quería hacerle daño, a pesar de esa confesión de parte de Ela.

-¿Qué mierda sabes tú?- pregunto molesta-¡Nada de esto estuviera sucediendo si ustedes hicieran bien su trabajo!

Gabriela tenía razón y el detective lo sabía. Si ellos hubiesen investigado bien a su familia. Hubiesen descubierto que ellos cometían esos abusos.

-Y aún falta una persona.

-¿Una persona?- pregunto Mark- ¿Vas a seguir con esto?

Gabriela giro sobre sus talones para salir de ese maldito estacionamiento de una vez.

-Olvídate de esa venganza- le dijo el detective mientras la seguía.

¿Quién se creía el para ordenarle eso?

Él ni siquiera la conocía.

-Yo puedo ayudarte- Gabriela detuvo su paso rápidamente.

Mark no sabía porque acababa de decir tal locura. Pero no había mentido, el la ayudaría. O al menos eso deseaba.

-No dejare que te metan en la cárcel- continuo- te ayudare a salir libre.

-Déjeme en paz- continúo caminando-Usted ni siquiera me conoce.

Gabriela se dispuso a irse de una vez. Pero lo que Mark dijo, detuvo inmediatamente sus intenciones de completar aquella acción.

-¡Eres una cobarde!

Esas palabras trajeron dolorosos recuerdos. Las palabras del detective se repitieron en su cabeza. Las mismas palabras dichas por su madre.

"Eres una cobarde"

Una lágrima resbalo por la mejilla de Ela, pero ella la detuvo con un movimiento brusco de su mano.

-¿Qué?- esta se giró nuevamente para encararlo.

-Que eres una cobarde- repitió este- Asesinar a personas es de cobardes.

Ela sacó su pistola de su chaqueta y lo apunto con esta.

Le demostrare de lo que soy capaz.

-Repite lo que dijiste.

El detective también sacó su arma y la apunto con esta.

-Que eres una cobarde- repitió.

Algunas personas que estaban en el estacionamiento salieron corriendo al ver a esas dos personas con un arma en sus manos.

-¡No soy una cobarde!- grito está molesta.

-Entonces deja esa venganza.

Ela negó con la cabeza.

-¿Quién mierda eres tú para decirme lo que tengo que hacer?

-Tienes solo diecinueve años. Eres una chica hermosa, no tienes por qué arruinar tu vida.

¿Acaba de decir que soy hermosa?

Gabriela solo presto atención a una palabra, Hermosa.

Esta era la primera vez que alguien le decía que era hermosa. Sintió algo en su estómago. No sabía que era, pero era una sensación bastante interesante.

Sintió sus mejillas calientes. De seguro estaba sonrojada por ese comentario. Rápidamente se recompuso y volvió su vista a la pistola.

-Máteme- le dijo el detective mientras miraba sus ojos -. Solo te advierto, que eso no te librara. Eso no sanara las heridas que tienes, no sanara tu consciencia- guardo su pistola nuevamente.

-No quiero matarte- le dijo esta.

Era cierto. Gabriela no tenía intención alguna de asesinarlo.

Ela no asesinaba por gusto, ni mucho menos por deseo. Ella solo apuntaba un arma, para dispararla hacia aquellas personas que le hicieron daño, a las que dejaron cicatrices en ella.

-No lo conozco- hablo Gabriela y guardo su pistola- pero sé que sus palabras son sinceras. Puedo verlo a través de sus ojos.

Mark sonrió, lo que provoco un ligero cosquilleo en el estómago de Gabriela. Acababa de descubrir que le estaba gustando su sonrisa.

Sacudió la cabeza para alejar todos esos absurdos pensamientos.

-Pero debo de advertirle algo- dijo Ela- no tengo miedo de usar esta pistola.

Gabriela giro sobre sus talones y se encamino hacia su auto.

Esta vez Mark la dejo irse.

***

Aun sentado en mi cama, pienso en esa chica. Simplemente no puedo creer que ella me haya contado todo eso.

Me confeso algo que puede poner en riesgo su libertad, incluso su vida. Pero a ella no le importó. Ella confió en mí.

Mi celular está a mi lado. Listo para realizar esa llamada. Pero no sé porque, aun no completo esa acción.

No puedo delatarla. Pero es mi deber.

Cada vez que intento marcar el número de mis compañeros, no puedo evitar pensar en sus lindos ojos, que me miraban algo asustados. Ella tenía miedo.

Recibí una llamada en su celular. Era el oficial Ángel.

-Hola- conteste

-Necesito que vengas de inmediato al cuartel.

-De acuerdo.

Al llegar al cuartel, me dirigí a la oficina de Ángel.

-Al fin llegas- comento Luis.

-Tenemos unas pistas- lo siguió Ángel.

-¿Sobre el caso?

Ambos asintieron con la cabeza.

-La chica- continúo Ángel- tenemos sospechas, de que la chica los asesino a todos.

Trague en seco al escuchar esas palabras. La han descubierto.

La han descubierto y yo no podré hacer nada para ayudarla.

-¿Están seguros?- pregunte intentando parecer sorprendido.

Ambos oficiales asintieron.

-Eso no es todo- dijo Luis- Tu nos ayudaras a atraparla


Ela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora