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Capítulo 25

Si buscas un significado o una palabra, que explique el hecho de preocuparse por alguien más allá de todo lo sensato y querer que tenga todo lo que desea sin importar cuanto te destruya, esa palabra es "amor" Y es justo lo que Mark sentía es esos momentos, amor.

Estaba al otro lado de la ley. Nunca se imaginó a sí mismo en la parte trasera de una patrulla, con un solo destino, la cárcel. Pero pensaba que todo valía la pena, con tal de salvar a la chica de diecinueve años que robo su corazón. Sabía lo que le esperaba detrás de esas rejas. Pero el simplemente pensaba en la felicidad de su Ela.

¿Cómo pudo enamorarse tan rápido?

¿Acaso era posible eso?

Su subconsciente le reclamaba como pudo haber sido tan estúpido, pero su corazón ya había ganado la pelea. Porque él ya estaba enamorado de esa chica.

-Eres tan estúpido Mark- le reclamo Luis, el cual iba manejando.

-Arriesgaste tu carrera por una asesina- lo siguió Ángel.

Esas palabras envenenaron la sangre del detective.

-Solo conduzcan y cállense de una maldita vez- gruño Mark.

Sus muñecas ya dolían, debido a las esposas. Estaba cansado, era muy tarde y no había dormido lo suficiente en ese teatro.

Malditos imbéciles que interrumpieron mi sueño junto a Gabriela, pensó Mark.

Los recuerdos de esa noche llegaron de golpe, y sonrió inevitablemente.

Recordó las lindas mejillas sonrojadas de su Ela, sus suaves piernas enrolladas en su cintura, su cuerpo sin ese vestido.

Mordió su labio inferior y negó con la cabeza mientras sonreía recordando todo.

-Deja de tener pensamientos eróticos en esta patrulla- le dijo Ángel.

Mark soltó su labio inferior de inmediato y recobro su postura.

La patrulla freno de golpe y Mark miro extrañado por la ventana. Aun no estaba en el cuartel.

-¿Luis?- pregunto Ángel.

-¿Qué ocurre?- Lo siguió Mark.

Luis lo miro a través del espejo retrovisor.

-Estás enamorado de esa chica ¿no?- le pregunto a Mark y este asintió.

-¿Por qué no continuas?- pregunto Ángel.

-Cállate Ángel- ordeno Luis.

Ángel obedeció mientras que Mark sonreía divertido.

-Debes de amarla mucho, como para arriesgarlo todo.

-Con toda mi alma- dijo Mark-. Tú tienes que entenderme Luis. Esa chica lo es todo para mí.

-Te entiendo amigo...

-¡Estás hablando con un criminal!- lo interrumpió Ángel.

-¡Maldita sea Ángel! ¡Cállate de una puta vez!

Este soltó un bufido y continúo mirando hacia adelante.

-Como te decía Mark- continuo Luis-. Tú más que nadie sabes que te entiendo.

Mark asintió. Él sabía la historia de Luis. Algo similar a la de Mark. Con la diferencia que este no huyo con ella, si no que la entrego.

-Y no voy a dejar que pierdas tu oportunidad de estar con ella, al igual que lo hice yo.

Ángel rápidamente miro a Luis, el cual le sonreía a Mark a través del espejo retrovisor.

Mark abrió sus ojos como platos, intentando procesar esas palabras.

-¿Te refieres a que...

-Sí, amigo- lo interrumpió-. Te dejare lib...

-¡Tienes que estar loco!- lo interrumpió Ángel- ¡No puedes dejarlo libre!

-¡Si no te callas la boca dejare una linda bala atravesada en tu garganta!

Mark aún estaba sorprendido.

Luis bajo de la patrulla, abrió la puerta de la parte trasera, en la que Mark se encontraba y soltó sus esposas.

-Ve con la chica que quieres mi amigo.

***

-Mi pequeña Ela- susurro su padre con lágrimas en los ojos.

Gabriela aun no podía articular palabra alguna. Cuando lo intentaba, solo lograba balbucear.

Su padre estaba delante suyo. Ella jamás imagino ese momento.

Su padre se acercó a ella pero Gabriela retrocedió.

-Aléjate de mí- le ordeno pero su padre continuo acercándose.

-Ela- dijo.

-¡Aléjate de mí!

-Ela, escúchame. Necesitamos salir de aquí. Ernesto te está buscando y no parara hasta encontrarte- tomo la muñeca de Ela, pero esta lo alejo con un movimiento brusco.

Saco su arma y le apunto con esta.

-No me toques- le susurro y su padre asintió.

-No voy a tocarte. Pero ven conmigo Ela. Necesito que vengas conmigo, por favor. Déjame explicarte.

Gabriela lo medito por varios segundos.

***

-¿Por qué volviste?- pregunto Ela.

Este la había sacado del teatro y la había llevado a una pequeña casa.

-Ela... Yo...

-¡¿Porque mierdas no me llevaste contigo?!

Su padre abrió la boca para contestar pero Ela lo interrumpió.

-¡No tienes idea de todo lo que sufrí! ¡No tienes idea de las cosas que me hicieron en esa casa!- una lagrima resbalo por su mejilla y esta la seco de inmediato- Me abandonaste-susurro con el corazón destrozado.

-¡Ela yo no te abandone!-grito su padre, cansado del desprecio de Gabriela- ¡Tu madre intento asesinarme! Tu madre me saco de esa casa, maldita sea.

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Ela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora