Esos segundos que estuve sola intente acomodar mis pensamientos, pero un sonido me alertó. Era mi celular sonando por un nuevo mensaje.
Busque rápido mi teléfono antes de que me saquen de el consultorio a patadas.
— ¿Justo ahora tienes que sonar? — esto de hablarle a mi teléfono ya era una costumbre entre los dos.
Lo sacó y reviso rápidamente el mensaje."— Hola. Lamento la molestia. ¿Me repites tu nombre?"
Remitente : "+5401..." "19:06"— ¡Oh no, no otra vez! — la puerta derecha se abre y yo me sobresalto pensando que era el doctor.
— ¡Angie Diablos, me asustaste!. — Le digo sobresaltada y un poco enfurecida.
— Ay, lo siento — Me dice acercándose a mí — . ¿Mi celular sonó?
— Eh, no. Era el mío — le contesto escondiendo mi teléfono con la mano, intentando bloquear rápidamente la pantalla
— Ah, ¿Todo bien? — me cuestiona extrañada, a veces odio que me conozca tanto.
— Si si, claro. Luego te cuento ¿Bien? — le hago un intento de sonrisa y ella asiente dudando.
Se abre bruscamente la puerta izquierda sobresaltandonos a ambas esta vez.
— Bueno, empecemos — dice acercándose — Angie, haremos la sesión más importante ahora. — comenzó a explicarle a mi amiga el tratamiento que tenía que seguir de ahora en más. — Haremos asistencias al psicólogo, te recetaré medicamentos que obtengan hierro, calcio y vitaminas, ya que como sabrás, es lo que te hace falta. — le regala una una sonrisa cálida, brindando empatía a la situación de su paciente.
El médico le habla tan tranquilamente y cordial, es totalmente relajado en lo que hace. Lo admiro sin dudas.
Cuando me percató de que sigo con el celular en mis manos, fijo mi mirada hacía la pantalla y lo desbloqueo, dando justo en el dibujo plasmado del mensaje para responder... O eso intento.
Mis nervios aparecen rápidamente haciendo que tiemble por dentro. ¿Debería contestarle?... Bueno, no sería tan malo, era solo recordarle mi nombre, pero, ¿Por qué él quisiera recordarlo?Suspiro profundamente como si este momento fuera decisivo.
Observó la escena en donde el doctor está escribiendo en su computadora de escritorio, en lo que sería el historial clínico de mi amiga, dirijo mi mirada en Angie y noto que está jugando silenciosamente con sus dedos y mirando hacía el suelo, está nerviosa...Miro por segunda vez la pantalla con el teclado esperando a que escriba. Suspiro ruidosamente esta vez, lo cual provocó que el doctor y Angie giren para mirarme. Angie suelta las primeras palabras...
— ¿Estas bien? — me cuestiona con preocupación
— Si, solo que me encuentro cansada, lo siento. — intente hacer más creible mi mentira sonriendo.
Mi amiga me sonríe a penas visible y el doctor sigue escribiendo, un mechón de su cabello renegrido le acaricia levemente su frente...
Me animo a escribir en el mensaje finalmente y suelto... "— Me llamo Amelia."
Mis nervios me acompañan a cada segundo pero hago mi mayor esfuerzo y presionó en la tecla táctil. "Enviar"...Solté un mínimo suspiro aliviado y en cuanto me acomodo en el asiento, escucho un celular sonar. Uno el cual no era el mío, ni el de Angie.
El alma se me iba al piso, díganme que no era él, por favor, no podría ser él, no debía...
Mi respiración se agitaba. Todos estábamos en silencio y él solo atinó a me mirarme fijamente.
Creía que me estaba asesinando con la mirada. ¿Por qué ahora me observa así? Dios... mis nervios me hacían inquietarme, no paraba de transpirar y tuve que soltar las únicas palabras que me pudieron salir de la boca
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Qué Suerte La Mía.
Teen Fiction"Mis pesadillas crecían, me resguardaba en lo mas profundo de los libros y los dibujos. Ya estaba acostumbrada a estar sola y aunque necesitaba de alguien, me negaba a buscar o encontrar ese "alguien" que "ponga mi mundo patas para arriba". Pero, cu...