Capítulo 9 "Viernes de sorpresas"

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— Estas asustando a Joel, al menos piensa en él. — le digo con la completa seriedad que me da al pensar en lo mal que la pasa en situaciones así.

— Llévatelo. — me dice observando al piso, con la mirada pérdida.

— No lo ignores a él, es pequeño y todavía te necesita.

— No te he pedido un consejo. He dicho que te largues con Joel, obedece.

— Nadie tiene la culpa de lo que esté pasando, pero somos tu familia, estamos para ayudarte... — nunca tuve tanta comunicacion fluida con Danae como la de ahora, me sorprende que no se haya ido.

— Nunca fuimos una familia unida — levanta su penetrante mirada del suelo y se posa en mis ojos, su color verde grisáceo me intimida a veces, pero esta vez sólo veo tristeza, como si algo se estuviera por romper — Vete ya, no lo repetiré... — su tono de voz desciende y espera a que me retire sin más.

— Te equivocas, con Joel siempre fuimos unidos. — La desafio, por que sé bien que quizás con mis padres no lo soy, pero tuvimos muchos momentos felices.

— Hace una mueca con sus labios y me observa con furia ante mi respuesta — Largate ahora mismo. — me dice apretando con su mano derecha uno de los trozos de vidrio que reposaba en el piso.

Suspire profundamente y me di la vuelta en dirección hacía la habitación, tome un jugo de manzana y unas papas fritas en bolsa.

— Bueno enano, hoy toca noche de pelis — Le digo tratando de sonar lo más animada posible, señalandole algunas películas que tenia en mis estantes.

— ¿Mamá está bien? — Me cuestiona un poco asustado

— Claro que sí, solo necesita estar sola, no te preocupes. — le sonrió y me dirijo hacía los estantes.

Desde que Frédéric y Danae consiguieron trabajo de buena paga, se olvidaron de que tenían tres hijos en plena infancia. Cecilia, mi hermana mayor, se encargó los dos primeros años de nosotros, hasta que conoció a Andrew, su novio. Y en tan poco tiempo, se marchó.
Ahora yo, intento ser el respaldo de Joel.

Mientras mirábamos, "Anabelle", Una de las peliculas de terror favoritas de Joel, él se durmió todo desparramado, como de costumbre.

Eran las 2:49 am. Y en unas horas tendría mi despedida de curso, con todo esto de mi familia, la salud de mi amiga y esos mensajes de Demian, se me había olvidado de que ya se termina el ciclo lectivo y en menos de tres meses tendré que estudiar en la universidad y obviamente trabajar.

Apago cuidadosamente la televisión y me acurruco en el costado que me quedo libre de mi cama.
Quería que Joel durmiera tranquilo, ya que mañana él tendría también su despedida de año, para pasar al siguiente.

Para poder dormir, conectó mis auriculares y enciendo mi música, empieza a sonar una de mis bandas favoritas, Airbag.

        
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Viernes, querido y esperado viernes. Hoy es el día en donde todos nos arrojamos cosas, entre esas son,0 huevos, harina, pinturas, agua, papeles picados, etcétera. Todo lo que sirva para tirar es bienvenido.

— Uhm... Amy, te voy a extrañar — me dice Angie haciendo puchero y la expresión de sus ojos tristes

— No me vas a extrañar. Ya te dije que iba a visitarte lo que más pueda. ¡Vivimos a 10 cuadras! - le digo mostrandole una sonrisa

— Tienes razón, no se acaban nuestras vidas, sólo las clases.

— Sí, además, recuerdas que diji... — algo empieza a vibrar en mi mochila, éste me interrumpe y trato de buscarlo lo más rápido posible. — Esperame, creo que me están llamando. - le digo a la impaciente de Angie.
Cuando por fin logró atender me aisló del ruido que invadía el salón. 6to año estaba de fiesta y no iban a parar.

— ¿Hola? - digo dudosa, ya que no tuve tiempo de ver el número.

— Hola, buenas tardes señorita. —
... esa voz... ya la escuché antes.

— ¿Si? ¿Quién es? — ¡Maldito ruido!

— Demian Masseth ¿Me recuerda?

¿Otra vez? ¿En serio?

— Ah, sí, claro, el doctor de mi amiga Angie. — Intenté sonar despreocupada, como si no me interesará.

— Si, exacto. — se hace un silencio tan incómodo que decido ser yo la que interrumpe

— Y, usted... ¿Necesita... algo?

— Oh no, no necesito nada en realidad. Pero quería... — Aclara su garganta y continúa diciendo — saber si estaba bien su amiga.

¿Es en serio? ¿Me esta llamando sólo por eso?

— Amy, ven, te estas perdiendo de la pizza. — me dice mi amiga saliendo del salón para encontrarme en los pasillos.

— Ya enseguida entraré.

Ésta entra al salon mirándome con los ojos entrecerrados dejándome a solas de nuevo.

— Lo siento por interrumpir, no debí llamarla.

— No es nada. Ehm... Angie — hice una pequeña pausa e intente retomar lo más animada posible — ella está bien, mejorando creo yo. — sin darme cuenta, frunci el ceño.
Y ahora me siento la ilusionada más patética que existe.

— Bueno, son buenas noticias. — hizo una corta pausa y retomó — Dígame, ¿tiene pensado hacer algo hoy por la tarde?

¿Esa es la típica invitación a salir? Algo en mi pecho empezó a agitarse.
Tranquilizate, es una simple pregunta, no te está proponiendo nada.

— Ehh.. ¿Yo?

— Pues, creo que es su número... ¿Verdad?

— Si, lo siento... yo en realidad no...

— ¡Ya entra! ¡Te perderás de todo! — me regaña Angie saliendo del salón y frunciendo el ceño

Intimida, pero... Me gusta a la vez.

— Supongo... Bueno, a decir verdad, no tengo nada bueno que hacer — mi más sincera verdad.

— Muy bien, ¿Le parece tomar un helado a las 17 horas?

Si, me parece bien. Con usted a donde sea...

Qué Suerte La Mía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora