Capítulo 23 "Cumpleaños de Noe. Legalidad" (Parte 4)

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— ¿Qué? ¿Otra sorpresa? — cuestione totalmente extrañada.

Angie me hacía sospechar

— Si, Amy, otra. — sonríe maliciosamente y me tapa los ojos con una venda — debes permanecer callada y por lo tanto, no puedes ver.

— No me digas — dije en tono burlista.

Debo aclarar que Angie nunca fue buena ocultando cosas, y menos al ser impaciente, ella hacía su mayor esfuerzo por luchar contra su ansiedad en estos casos.

— ¡Angie, me estoy chocando con todo! — hago un notable gesto de dolor por golpear mi pierna contra algo duro

— Oops, lo siento. Ya casi llegamos.

Se escuchaban risas de fondo, y también algunos silbidos. Cada paso que daba dudando por donde pisaba, aumentaba mis nervios. Quería sacarme la venda y ver eso que tanto ansío, y que a pesar de que una parte de mí estaba segura de lo que me esperaba, otra parte estaba negada 

— Llegamos, contaré hasta 3. Y cuando termine de contar, tú podrás sacarte la venda.

— Bien.

— Uno. — se escucha su risa nerviosa.

— Doooos... —Suspira y luego todo se convierte en silencio.

—.... — Treeeeees. Ya puedes ver. — la escucho decirme desde otra distancia, como si se hubiese alejado de mí.

Mi corazón comenzó a acelerar a mil por hora. ¿Quería sacarme la venda y ver finalmente que era lo que me esperaba en frente de mí? O más bien, ¿Quería ser yo la que me sacará la venda o otra persona?...

— Dios.. No... no puedo - tartamudee por el mismo miedo que me producía mis pensamientos.
Intente con mis manos sacarmela, pero no podía contra mi pulso.

— Entonces quedatela. — me dijo una voz masculina, estaba muy cerca de mí, tanto que podía sentir cada letra pronunciada por su boca.

Quede paralizada, en completo silencio, reconocí esa maldita voz, que hizo que mi piel se erice y mi corazón esté a punto de estallar.

Una mano cálida me toma por sorpresa y acaricia mi mejilla, deposita un corto beso en mis labios y hace que me resalte. — No te quites la venda, será mejor con ella — me susurra al oído. Y yo ya no podía controlar mis fuertes y rápidos latidos. Estaba muda pero sentía todo, por experimentarlo exactamente todo. Y sin miedo alguno, quizás sea por la incertidumbre de no poder ver lo que esté sucediendo.

— Ven — me dice él, tomándome de la mano y llevandome apresuradamente.

Escucho el ruido de una puerta abrirse, él me hace entrar a lo que ahora creo que es su auto y con su ayuda pude sentarme y esperar a que cierre mi puerta.
Mi deseo de sacarme la venda y apreciar lo que estoy viviendo me aniquilaba, pero respeté su orden.
Él ingresa y en breve enciende el motor.

—¿Dónde... iremos? — me toma de la pierna y la acaricia.

— Iremos a donde las cosas inesperadas suceden de la mejor manera — suelta casi haciendo melodía mientras lo decía cerca de mí, como si fuese música inspirada en sus pensamientos.

Yo realmente no era una chica que creía en cuentos de hadas ni en las palabritas dulces, pero jamás imaginé que al escucharlo hablarme así, en estos momentos, y en esta condición en la que estoy. Me haría sentir una explosión dentro de mí, tenia todos los sentidos activos y mi piel lo demostraba.

Decidí permanecer callada y pensar... Si algo tiene que suceder ahora, entonces que suceda. Y con esas mismas palabras repitiendomelas en mi cabeza, dejé que todo fluya...

Qué Suerte La Mía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora