Capítulo 10 "Qué sepa la locura que llevo en mí".

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- Bien, a las 17 ¿lo espero en algún lugar en especial?

- Pues, pensaba pasarla a buscar en su casa, pero pensándolo bien, es un poco arriesgado... - lo escucho un poco dudoso

- Puedo ir a un lugar determinado y esperarlo ahí, si usted quiere.

- Bueno, le agradecería que vaya al parque que está junto al puente de la terminal ¿Le parece? La heladería queda a unas cuadras de allí.

- Ah... y ¿Dónde se encontraría la terminal? - ¿De qué terminal hablaba? No quisiera que Demián se dé cuenta de que casi vivo en un tupper

Escucho como su risa se adueña de la conversación y hace que me relaje

- Mejor, hagamos esto, la pasaré a buscar a unas cuadras de distancia de su colegio, para que no tenga problemas ¿Le parece mejor?

- Siendo sincera, si - veo a mi amiga en frente mío con la cara pintada y me miraba fijamente - Espera, ya corto - le digo a ella y le hago señas con las manos, está suspira profundamente, enojada

- Bien, entonces a las 5 estaré allí.

Todo iba bien, hasta que recuerdo que tengo que ir a la plaza de a tres cuadras de aqui a arrojarme cosas con los chicos. Y eso implica a que cuando vuelva para mi casa necesitaré una gran producción... Y un buen baño.

- ¡Espere, espere! Me había olvidado que hoy voy a la plaza a arrojarnos cosas por nuestra despedida. ¿Puede ser a las 7? - Se lo pedí casi en forma de súplica, es que no quisiera perderme ninguna de las 2 cosas.

- Uff, menos mal que me advirtió - su risa otra vez invade mi teléfono para pasar por mi cabeza y quedarse retenida allí por un buen rato o quizás, para siempre. - Bueno, dado que estará ocupada, nos veremos a las 7, en esa misma plaza. ¿Es posible?

- Bueno, la plaza estará toda sucia pero, como usted guste... - Será divertido ver al Doctor entre todo el enchastre

- No importa, serán sólo 5 minutos. Estaré esperándola en un auto color azul marino, intentaré tener la ventanilla baja para verla.

... Ah ... ¿Dijo auto?

- Ehmm nosotros... ¿iremos en un auto?

- Si, pero no se preocupe, sé conducir perfectamente bien.

- Ok ... bien ... - acepte dudando, creí que iba ser más al aire libre...

- Ah, por favor - hizo una corta pausa y aclaró su garganta - Llegue puntual. Hasta luego.

No me dio el tiempo de contestar que el señor me cortó la llamada, me dejo con las palabras en la boca.

Entre a mi salón y todos estaban saltando y cantando canciones, sonreí al verlos tan alegres.
Claramente no pasaba tanto tiempo con ellos, por mi forma de ser, pero a decir verdad, me encantaba venir aquí y despejarme con las tonterías que hacían.

- ¡Hey, Amy! - me grita mi amiga, que estaba con un gorro de cumpleaños color verde neón y subida en una mesa.
Sonreí y fuí hasta donde estaba ella, me subí, deje que me pintarán las mejillas con nuestro número de promoción plasmada en nuestra piel, es decir, los últimos dos números del año en él que nos agresamos, "#15", me puse un antifaz y comenzó mi fin de curso...

Muchos de nosotros estaban felices, algunos lloraban de la emoción, otros comían y charlaban como podían por el ruido, pero al fin y al cabo, todos estábamos juntos viviendo está experiencia.

Pasó demasiado rápido este día, ya para casi finalizarlo, estábamos armando bombitas de pintura, llenando botellas de plástico vacías con todo lo que encontrábamos para tirarnos, todo era válido y lo mejor, es que todos estaban con sus cosas ya preparadas para el ataque. Sin dudas, este día jamás lo olvidaré y lo sucia que estaré, tampoco...

Estamos formados, esperando a que nos dén la orden de irnos y empezar nuestra locura, pero nos dejan para último momento, bajaron las escaleras que daban a la salida de la escuela todos los cursos, excepto el nuestro.

Mi estomago me daba vueltas, tenía tantos nervios, una vez que pase por esa puerta, ya nada será igual. Mi etapa en la secundaria se terminaría por y para siempre y una nueva etapa iba a comenzar, como olvidar que, también me esperaba ver y compartir un helado con el hombre que estuvo causandome inquietud y nervios en estos últimos días.
Mi vida estaba dando un vuelo inesperado, no sé si realmente estoy preparada para lo que se aproxima, pero sea lo que sea, voy a disfrutarlo como nunca antes lo hice.

En cuanto me salgo de mis pensamientos, ya estábamos por bajar las escaleras, y todos empezamos a cantar y a llorar de la felicidad, yo abrazada a mi mejor amiga, las dos íbamos felices.

Todos estaban esperándonos en planta baja, nos hicieron un túnel entre risas, aplausos, fotos y felicitaciones. Mi colegio nos estaba despidiendo para siempre...

EMPEZÓ LA GUERRA.

Cuando consigo salir corriendo de mi compañero, Guille, el cual tenía una bombita gigante de pintura naranja en su mano, lista para arrojarmela en la cabeza, me resbaló y caigo hacía el piso gracias a un huevo aplastado. Fue su mejor oportunidad, toda la pintura caía en mi cara y mi pelo.
Me levanté enojada y comencé a correrlo con lo primero que vi, huevos.

Era toda una diversión y espectáculo para las personas que nos observaban, algunos nos filmaban y otros simplemente se alejaban enfurecidos por la mugre que estábamos provocando en el centro de la plaza.

Cuando se dio por terminada la guerra, claro que no sin antes yo haberle tirado todo lo que encontraba a Angie, nos sacamos fotos con nuestra bandera de egresados. Era todo perfecto, hasta que entre toda esa gente, mi amiga localizó con la mirada a alguien que sin dudas, se llevaba toda la atención en cuestión de segundos.

- ¡Por dios, no puedo creerlooo! - me codea y me agarra del brazo

- Angie, ¡estaba posando para la foto! - Le dije molesta, cuando me intentó sacar con los manos un trozo de cáscara de huevo pegado a mi pelo

- No importa, ¡Mira quien esta alli! - hace un leve movimiento con su cabeza detrás de ella sin sacarme la mirada de encima ahora

Busco entre los hombros de Angie, y no me cuesta nada encontrar a un tipo mas o menos alto, de cabello desordenado y oscuro, acompañado de una sonrisa pícara y radiante, parado a un costado de la plaza, observandonos.

- No puede ser... - las únicas palabras que conseguí soltar al verlo allí parado y divertido ¿Qué hacía él ahí? ¿Ya eran las 7?
Estaba tan lindo y natural

- Si, si puede ser. ¡Es él! - dice emocionada - ¿Lo saludamos? - sus labios casi no soportaban la extensión tan grande de la sonrisa que estaba apareciendo poco a poco en su rostro

- Oh si, claro, y lo abrazamos con toda la mugre, si, ve tú si quieres. - le digo esforzando una corta sonrisa, mostrandone desinteresada ante su presencia

- No iré sola. - me dice frunciendo el ceño - Vamos las dos.

- Yo no quiero ir - le digo en tono caprichosa, me avergüenza que me vea toda sucia, pero... Pensandolo bien, era mi ultimo día de clases ¿Qué más da? Que sepa la locura que llevo en mí.

Qué Suerte La Mía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora