Capítulo 17 "Es todo tuyo"

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— ¿Quién eres? — esta vez, pregunte en voz baja, casi susurrando por temor a la respuesta...

— Cecilia... — una tercera voz femenina interrumpe el intercambio de miradas de ambas.

Me había olvidado que Demian me dijo que Danae había ya despertado.

— Mamá, estoy aquí — le acaricia la frente y se acerca aún más a ella — estoy aquí — le susurra con expresión de preocupación.

No puedo hacer más que observar la escena y quedarme inmovilizada. Jamás creí que volvería a ver a mi hermana mayor, y menos ahora.

— Amelia, has venido — me dice Danae, haciendo un esfuerzo en verme mejor de lo que la posición en la cama le permitía.

Me acerque del otro costado de su cama, quedando así en frente de Cecilia. Yo simplemente asentí, deposite otro beso como la primera vez, pero en su mejilla lastimada, solo pude sonreirle.

— Mamá, siento tanto todo esto... Realmente me fue muy difícil seguir sin ustedes — la voz de Cecilia se escucha entrecortada y poco audible, suspira ruidosamente y hasta creo que alcanzó a ver algunas lágrimas salir de sus ojos.

Lastima que yo no le creo ese acto.

Intento reprimir las palabras que quieren salir desatando todo el enojo que tengo hacía ella.
Sé que si las suelto. Podría echar a perder este reencuentro de ellas dos. Y a pesar de todo, Danae tiene que estar relajada. Así que, por ahora me voy a morder la lengua.

Desde que Cecilia se marchó con su novio teniendo sólo 15 años, Frédéric la culpaba a Danae de todo lo que sucedió, el hecho que su primer hija se haya marchado sin siquiera dar buenas razones para tomar esa decisión, empeoró su matrimonio.

Ellos se volvieron distantes, casi no se hablaban y al parecer estaban mejor así, pero lamentablemente se olvidaron de que tenían dos hijos a su cargo, tomando como ejemplo a sus dos estructurados y fríos padres. Claro que así como se volvieron distantes entre ellos, también inconscientemente lo fueron con nosotros.

La puerta de la habitación vuelve a abrirse, pero no sin antes escuchar unos pequeños golpes indicando que van a ingresar de forma cordial.
Demian se hizo presente tras cerrar la puerta silenciosamente, nos dedico una leve sonrisa y rompió el silencio.

— Amelia — me dice dirigiendo su mirada hacía mí —  El horario de visita se dio por finalizada, pero si quieres puedes pasar por la noche o quedarte en el día.

— Si, me quedaré. Gracias. — le devuelvo la sonrisa y con esto, decido darle un ultimo beso a Frédéric y a Danae. — Los quiero. — dije observando a ambos cerca de la puerta.

Danae increíblemente escucho esas palabras y me sonrió instantáneamente. — y yo a ti — fue ahí cuando entendí que en su corazón había un gran amor por nosotros, sus hijos, pero que no podía expresarlo, quizás no sabía cómo, o tal vez sólo en ocasiones muy importantes podía demostrarlo abiertamente.

Sonreí de la forma mas sincera y salí hacía el pasillo de donde vine anteriormente.

Me senté en un pequeño y acogedor sillón. Respire profundo y luego recordé que tenía que comunicarme con Angie, antes de que vuelva a perforarme el oído con uno de sus gritos histéricos.

Busco mis auriculares en mi bolso, que doy gracias de no sacarlos nunca de él. Aunque desearía que fuese más pequeño y así poder encontrar todo más rápido.
Los conectó y al instante estaba siendo comunicada con su teléfono.

— ¿Hola?

—  Hola, ya termino el horario de visita. — dije con una mueca desganada en mis labios.

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