— Doctor, usted sólo puede pasar, por el momento — Le sonrío de manera no tan mormal una señorita del mostrador — el horario de visita por la mañana es de 10:00 a 11:00 y por la tarde de 17:00 a 18:00 horas. — nos informa gentilmente y dirigió su mirada a la pantalla de su computadora sin decir más nada.
Algo en mí quería salir y estrangularla, pero... Era mejor calmarme y esperar, de lo contrario no iba a pisar más está clínica.
— Es su hija.. - le dijo en tono de súplica — Sé que son muy estrictos con los horarios aquí, pero no tomará más de 5 minutos — la observó como si la estuviera examinando completa y le regaló una de sus sonrisas mostrando todos sus perfectos dientes.
Busco mi teléfono y noto que son las 4:18 am. ¿Tardé tanto en venir y obtener todos los papeles?. No importa ahora eso, si esta chica no nos deja ingresar ahora
— Mm... — lo observa a Demián y sin tener pudor alguno, se sonroja y lo comienza a mirar con deseo, hace una mueca con sus finos labios color rosa mate — No quiero tener problemas, Demian. — pronuncia su nombre con lentitud de forma seductora y prosigue — De verdad, lo siento. Espera un poco más y te haré pasar tal vez media hora antes de las 10. Solo puedo ofrecerte eso. — me dedica una sonrisa en forma de disculpas y vuelve hacía él, para darle un guiño.
¿Es en serio? ¿Hasta la recepcionista quiere con él? ¿Tuvieron algo ya?
No sé si debería molestarme por que Demián no consiguió que nos deje pasar, pero no puedo pretender que haga que la recepcionista pierda su empleo por mí. Solo suspiro ruidosamente
— Está bien... Esperaré, gracias. — dije con el poco entusiasmo que me da el pensar que tengo que pasar horas aquí sin nada que hacer, pero sé que si Demian podía verlos con la excusa de revisarlos y comunicarme como se encuentran, valdría de algo.
Decidí sentarme en unos de los sillones que se encontraban en el centro del lugar y revise mi teléfono pensando que encontraría alguna llamada de Angie o algún mensaje informandome de algo y como no tenía noticias de ellos, trate de contactar a mi amiga para avisarle lo que pasa hasta ahora, supongo que deben estar preocupados.
— ¿Hola? — su voz es temblorosa
— Hola Angie, ¿Todo bien ahí?
— Si, todo en orden, pero ¿Qué fue lo que pasó? Dime en verdad lo que sucedió.
Ella y yo tenemos muchas cosas en común, pero una de las cosas que más destacó, es que siempre queremos saber todo con detalle, por defecto, somos impacientes.
— Bueno, estaba haciendo unos trámites, y cuando llegue a internacion, me dijeron que el horario de visita era a partir de las 10 de la mañana. — suspire removiendome en el sillón.
— ¿Pero, ellos como estan? ¿Por qué están internados? — al escuchar la última pregunta recorde que no le había mencionado del accidente automovilístico que sufrieron Danae y Frédéric.
— Olvide de mencionarte que ellos sufrieron un accidente. Volcaron, exactamente.
— ¡Por dios! -— su voz se elevó tanto que casi me deja sorda. — ¿Cómo no me has dicho antes?
— ¡Angie, calmate! Si Joel lo supiera ... — ni siquiera podía imaginarme como estaría o reaccionaría ante una noticia así... pero sé que lo lastimaria mucho — No tiene que saberlo. ¿Está bien?
— Está bien. Pero mantenme al tanto por favor.
— Lo haré... — creí que iba a colgar pero luego soltó
— Y... ¿Tú como estás?
No sabia como responder. Era algo difícil de describir y explicar pero no quería preocuparla más. Así que simplemente le mentí.
— Estoy bien, amiga, gracias. Hablamos luego. — colgué antes de que se diera cuenta de mi pequeña mentira. Ella me conocía perfectamente bien.
"El aire es frío y violento. Corre una brisa, que después de mucho tiempo sintiendola, te lástima de a poco.
Hay una neblina, no tan espesa, más bien, podría decir que no es molesta. Acompaña perfectamente el clima de aquí y ahora.Podría jurar que creí estar sola deambulando por aquí... Este camino se me hace tan familiar. Escuché unos pasos, o más bien, alguien correr hacia mí.
Intente ver quien era, pero me era imposible identificar la silueta que venía a toda velocidad hacía mí, estaba tan cerca, que impactamos cuerpo con cuerpo.
Cerré mis ojos con fuerza, y cuando me anime a abrirlos, ya no había nada. Sólo, se hizo presente un grito desgarrador en mi oído, haciendo que enloqueciera todo mi interior. Como un temblor... Pero eso no fue lo peor, lo peor apenas estaba por comenzar, fue ahí cuando al ver su rostro enfurecido a un centímetro de el mío y con la mirada fija puesta en mí, me dijo... "Tú no sabes en lo..."— ¿Amelia? — una voz que apenas podía reconocer me arrancó del profundo sueño que creí que jamás se acabaría.
— Ahg, Lo... lo siento... me quede dormida. — digo con dificultad al hablar mientras mis dedos refriegan mis ojos. — ¿Ya los revisaste? — le pregunté en cuanto me percate de donde estaba.
— Si... — hizo una pausa y quedo completamente callado. Sin más nada que decir.
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Qué Suerte La Mía.
Novela Juvenil"Mis pesadillas crecían, me resguardaba en lo mas profundo de los libros y los dibujos. Ya estaba acostumbrada a estar sola y aunque necesitaba de alguien, me negaba a buscar o encontrar ese "alguien" que "ponga mi mundo patas para arriba". Pero, cu...