El olor a café recién preparado, el cálido y acogedor ambiente que habitaba en la cafetería y la dulce melodía suave pero penetradora que sonaba de fondo, hacía que cualquier persona que estuviera por más de 5 minutos allí, se sintiera cómoda.
Me relaje en uno de los sillones que se encontraba en una esquina, acompañados de otro tres sillones más a juego y con una vista estupenda.
— ¿Té, café, café con leche, capuccino o frapuccino? ¿O prefieres un batido? — me pregunta Guille sin sacarme la mirada de encima, sus increíbles ojos color castaños estaban puestos en cada detalle de mi rostro.
— Ahm... — hago una mueca con la boca mientras pienso, amo el café, pero no estaría nada mal si fuese acompañado... — Quizás un café, pero.. le hará falta algo... — digo en tono dudosa.
— ¿Café con.. medialunas? — dice con una sonrisa mi amigo.
— Yo pediré un frapuccino—dice de repente el primo de Guille.
Sin dirigirme la mirada, busca en el bolsillo de su jean ajustado color negro, algo con mucha insistencia.— ¿Qué es un frapuccino? — cuestioné sin más.
— Es café helado, le colocan hielo, crema batida y si quieres, algún saborizante que prefieras — dice él, mientras saca su celular y se pierde en él.
— Oh, entonces quiero eso. — sonreí y cerre la cartilla del menú.
Y esta vez, Nicolas levanta la vista directo hacía mis ojos, tiene esa mirada... Ese tipo de mirada que te hace estremecer
— Bien, entonces, un té, dos frapuccinos y medialunas, por favor. — le pide gentilmente al mozo y nos retira el menú. Para perderse luego entre la multitud de gente.
— Gracias por esto, Guille. — le sonrió y me acomodo en mi sillón.
— No hagas eso, no agradezcas, siempre es bueno para mí pasar tiempo contigo. — me sonríe aún más que antes y me toma de la mano. — te extrañe enana. — se ríe y me suelta.
— No soy enana — entrecierro mis ojos y me cruzó de brazos.
— Ja — una risa inesperada se escapa de la boca de Nicolas, lo cual hizo que llamará toda mi atención y lo fulmine con la mirada — Uhmm, lo siento — tose aclarando su garganta y baja la mirada hacía el suelo.
— Bueno — deja de fulminarlo a Nicolas con su mirada y vuelve hacía mí — supongo que tenemos mucho de que contarnos — interrumpe el choque de miradas entre su primo y yo.
— Sí, sucedió muchas cosas... — en realidad no había nada que quería contar, y menos teniendo la extraña presencia de su primo, es decir, contar mis cosas en su presencia sería incómodo.
— Pues, cuenta — sonríe y se acomoda para escucharme mejor.
— Quizás no ahora — hago una mueca muy notable para él
— Sí quieren, me voy a otra mesa. — esta vez, Nicolas me fulmina a mí con la mirada, sus ojos color... ¿verdes? Parecieran ser una mezcla de un color castaño claro y un notable color verde esmeralda al rededor de ese castaño, sus ojos se posaban constantemente en los míos. Eso hacia que me sienta un poco intimidada.
— No, no te preocupes. — solté sin pensar, no me molestaba que él estuviera allí, me daba igual en realidad.
— Bueno. — se acomoda en su sillón que esta en frente de mí y fija su mirada hacía la ventana
El mozo sonriente, llega con una bandeja de plata en su mano, haciendo equilibrio en ella para poderla colocar en la mesa de madera refinada, en ella se encontraban tres tazas humeantes, una tetera de porcelana y un plato de medialunas. Cada taza estaba acompañada de un plato pequeño de porcelana.
El mozo nos sonríe y se retira velozmente.
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Qué Suerte La Mía.
Novela Juvenil"Mis pesadillas crecían, me resguardaba en lo mas profundo de los libros y los dibujos. Ya estaba acostumbrada a estar sola y aunque necesitaba de alguien, me negaba a buscar o encontrar ese "alguien" que "ponga mi mundo patas para arriba". Pero, cu...