Capítulo 11 "¿Eso lo hacía tan atrayente? "

30 0 0
                                    

— Vamoooos — me dice tirandome del brazo.
Ésta chica estaba muerta de amor por él, me daba pena hasta el hecho de haber aceptado la invitación

— Angeles, recuerdas que te dije que no — la observe fingiendo enojo, pero finalmente sonreí. Estábamos a unos pocos metros de él, tenía que poner buena cara y saludar.

— Veo que ustedes si se divierten, eh. — su mirada oscura se posa primero en Angie, y luego termina en mí.

¿Por qué tiene que mirar a todos como si estuviera estudiandolos?

— Bueno... es nuestro último día. ¡Hay que disfrutar! — dijo mi amiga, que no dejo de sonreír en ningún momento, otra vez está perdida en su mirada.

Un pequeño gesto de sonrisa se asoma en la boca de Demian.

— Las felicito — nos dedica una leve sonrisa y luego se fija en mí — Amy, lo siento por venir antes, era tentador contemplar el espectáculo — Esta volviendo a sonreír y esta vez no es de compromiso o fingida, esta era de complicidad.

La mirada penetrante de Angie se enfoca a su derecha, y me fulmina con la mirada

— Está bien, gracias por venir... — observó de reojo a mi amiga y presiento que en cuanto esté tipo se descuide me va a asesinar

— Bueno, creo que deberíamos volver, ¿No? — me dice Angie, en forma amenazadora y seca, sentí la necesidad de asentir y darle la explicación que se merece, pero no sin que antes se me escape la mirada hacía los ojos marrones oscuros, casi negros, de Demian.

— Tiene razón, me iré y volveré a las 7. Hasta luego chicas. — se despide con una corta sonrisa y entra a su auto azul oscuro y polarizado, que se encontraba estacionado a metros de él

Una vez lejos Demián, mi amiga se enfoca en mí.

— Ahora, ¿Podrías decirme que ha pasado ahí? O ¿Ahora me ocultas tus cosas? — estaba realmente enfadada.

— Lo siento, te lo iba a contar, pero no se dio el tiempo. Hoy me llamo y quedamos en tomar un helado a las 7. Solo eso. — espero que esto no la haga sentir mal...

— Bueno, pudiste contarme, no hay excusas para contarme algo tan importante como esto — noto aue su mirada se calmó y ahora es comprensiva — Y ... ¿Irás a verlo? — sonríe levemente

— Si eso te molesta, no. Sabes que no quiero pelearme contigo y menos por un tipo. — pongo mis ojos notablemente en blanco por el odio que me da en pensarlo, pelear con mi mejor amiga por un chico, por más perfecto que sea, no pienso hacerlo.

— Amy, entiendo que se gustan, sé como se miraban. Solo aprovecha esta oportunidad y no la dejes pasar. — es una gran persona y amiga. No sé que haría si no la conociera.

— Gracias, pero ¿Él no te gustaba?

— Pues es lindo. Bueno... Está muy bueno — se le escapa una pequeña risa — Pero, no sé si estaría con él. Después de todo hay muchos chicos que me gustan igual que él — sus ojos vuelven a brillar y suspira — y ademas — prosigue — se fijo en ti y estoy feliz de eso, de verdad. — me sonrío tan naturalmente que me trasmitio un gran alivio

No podía decir más nada, solo la abrace fuertemente y agradecí tanto tener su amistad.

— Bien. Ahora iremos a tu casa a prepararte, tienes que estar super linda y solo te queda una hora y unos cuantos minutos. — ella sí sabía de maquillaje y combinar cosas, de seguro me iba a servir de mucho sus tips

Perdí una hora fácilmente en sólo bañarme, ya que la pintura es difícil de sacar completamente del cuero cabelludo.

Observo una y otra vez la ropa, tengo como primera opción unos jeans ajustados color negro, con una sudadera color gris oscuro.
Luego tenia 2 opciones más, elegidas por Angie, la segunda era unos shorts de jeans gastados color azul y una remera ajustada color negro.
Y por último, un vestido color rosa chicle al cuerpo a juego con unas sandalias color beige.
Después de reojear varias veces los tres distintos looks, opte por el mío. Amo los colores oscuros y va a tener que conocerme tal cual soy.

Me pongo mis leales zapatillas color negro y verde oscuro gastado, me peino, me dejo el cabello suelto y me pongo un poco de perfume
Busco mi bolso, las llaves, mi teléfono, un poco de dinero y salimos casi corriendo hacía la plaza.

— ¿Estas nerviosa? — me pregunta mi inquietante amiga. Justo en los momentos más apropiados.

— ¿Yo? Claro que no. Estoy acostumbrada a ver chicos a diario. — formó una corta sonrisa a penas visible

— Lo siento, es que creo que yo también lo estoy, no imagino como estarás tú.

— No lo imagines — le muestro una sonrisa y lo pienso de nuevo, estoy por ir a tomar un helado con él, con el doctor de mi mejor amiga y para rematar, era algo cauteloso o quizás sea misterioso... ¿Eso lo hacía tan atrayente?

— Bueno Amy, te toca ir sola ahora... — me mira y me sonríe en forma alentadora.

Estamos a unos pasos de la plaza, y creo que pude localizar con la mirada su auto. O es mi imaginación jugandome en contra.

— Bien, te contaré luego como me fue — le devuelvo la sonrisa que me es difícil imitar como ella y respiro hondo.

Siento como si mis píes estuvieran enterrados en el suelo, me cuesta avanzar y acercarme, algo me detiene, pero suspiro y sacó fuerzas de donde creí que no tenía

Qué Suerte La Mía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora