— ¿Sabes? Creo que debí pedir un poco de limón o frutilla. — me comenta Demian con uno de sus aires más relajados que conocí en él.
No pude evitar sonreír y mirarlo con emoción
— ¿Te has quedado con ganas de más?... — No sé porque, pero en cuanto solté la pregunta de mi boca, sentí un calor subir por todo mi rostro.
Abrí mis ojos lo que más pude en expresión de sorpresa por aquellas palabras que dije y tartamudee al tratar de arreglar lo que quise decir.
— E-es decir.. Yo.. digo del helado.. — pude finalmente aclarar con un toque muy notable de calor en mis mejillas, seguramente me veía ridícula sonrojada.Su risa tan sincera y atractiva me embobo por segundos, luego me observo y comentó
— No sabía que seguían existiendo chicas que se sonrojen tanto — me dijo posando su oscura mirada sobre cada detalle de mi rostro, probablemente porque ahora parezco un tomate.Mostré una leve sonrisa y me concentre en terminar mi parte del pote, mientras observo que algunas chicas y uno de los chicos que se encontraban en una mesa de enfrente de nosotros, nos quedan mirando a ambos.
— ¿Qué tanto miran esas? — pregunté con los ojos entrecerrados en su dirección.
— Ah, ellas... ignoralas
— ¿Las conoces? - le cuestione mientras notaba que cada vez miraban aún más detenidamente.
- Si, la chica de cabello castaño claro y la de su lado son hijas de un compañero de trabajo, tranquila...
— Uhm, entiendo.
Es extraño como nos observan, o mejor dicho, en la forma que me mi miran, como si me estuvieran examinando.
— Voy a pagar la cuenta, si quieres, te llevo a tu casa, o te acerco a una cuadra. — en un tono serio, me regala una leve sonrisa para suavizar
— Oh, no te preocupes, sé como llegar a mi casa — sonrió levemente y vuelvo a fijar mi mirada hacía el pote casi vacío.
— No me arriesgare a que algo te pase, te llevaré cerca de tu casa.
— Pero en serio, yo pued... — me interrumpe diciendo — Amy, te llevaré yo. — y esta vez no estaba riendo. Hablaba muy en serio, su tono de voz cambio a autoritario — Además, ya está oscureciendo.
— Esta bien — obedecí y sus facciones se volvieron en forma satisfactoria.
Estoy nerviosa pensando, que si llega a dejarme en mi casa, puede que mis padres estén, y eso realmente no era algo que quería justamente ahora, o puede ser que solamente esté Joel. O quizás nadie. Eso seria la mejor opción.
— Por aquí vivo. — solté desprevenida y con algo de emoción fingida.
— ¿Aquí? — me cuestiona acompañado con una mirada de inquietud.
— Bueno, no aquí, pero si a unas pocas casas. — le sonreí intentando parecer honesta.
— Eres mala mintiendo. Pero, esta bien. por hoy te dejaré aquí...
— Gracias — le digo esforzando una sonrisa y me bajo del auto lo más rápido posible. — y muchas gracias por el helado. — le digo recibiendo a cambio una sonrisa y un guiño
Camino hacía mi casa y me relajo, empiezo a recordar toda la cita con una sonrisa inconsciente y sin darme cuenta, estoy a metros de mi portón.
———————————
— Y ¿Bien? ¿Cómo te ha ido? — me cuestiona mi amiga cómodamente tirada en mi cama.
— Estuvo muy bien. — le dije secamente, es obvio que quiere detalles, y estoy cien por ciento segura que empezará a interrogarme si no lo hago enseguida.
— ¿Sólo eso? ¿Te propuso algo? ¿Se besaron? ... — me observa con su mirada pícara — O ... ¿Algo? — alza sus cejas insinuando
Guau, parece toda una experta sobre el tema...
— Lamento desilusionarte, pero solo fue un helado, bueno.. Para ser exactas, un pote — suelto una risa y Angie me codea con una sonrisa de complicidad
— Oh, vamos, algo debió pasar ahí... — entrecerro sus ojos, lo cual hizo que suelte otra sonrisa pero esta vez fue corta, y me ruborice un poco.
— Angie, no ha pasado nada. Me contó unas cosas que vivía cotidianamente. Y me trajo a casa. Bueno.. — hice una mueca y baje la mirada
— ¿Qué? — me cuestiona impacientemente — ¿Qué ha pasado ahí?
— No era nada de lo que me encantaría contar, simplemente recordé como fue que nos conocimos, y me hizo una pregunta refiriéndose a como se equivocó con mi número y con el de "Olivia" — me fue inevitable hacer una voz de burla al nombrarla. Ni siquiera la conocía, pero ya la estaba detestando.
— Mmm — apenas pronuncia con cara pensativa — Y.. ¿Tú crees que ya sabes... — hizo una muy corta pausa y siguió — ¿Qué tuvo algo con esa chica?
— Bueno, es algo que comencé a creer, pero aún no tenemos las suficientes pruebas, además, él es libre de hacer lo que quiera. — al escucharme decir esas palabras fue como un pequeño golpe dentro de mí ¿Por qué? Espero sinceramente que no llegue a importarme demasiado.
— Bueno, al menos has pasado una buena tarde con él. — me dice en forma consoladora
Angie se quedó dormida en mi cama, y yo tengo que levantarme de mi cómodo y precioso puff y preparar algo de comer, ya me rugía el estómago y cuando lo noto, son las 11 pm. De paso, voy a ver si el enano sigue vivo, ya que no lo vi en todo el día de hoy.
Me acerco a la heladera y sacó unas cuantas verduras con un trozo de carne. Siempre me gustó la mezcla de el sabor de la carne jugosa con la frescura de las verduras, Guille siempre dice que cuánto mas colores tenga la ensalada, más saludable es.
Dicho esto, antes de empezar, busqué a Joel por todos lados, hasta que lo encontré tapado hasta las orejas con sus mantas y sus auriculares puestos. Estaba dormido mientras miraba vídeos en YouTube.
Pienso en poner algo de música, un tema de Morat, tal vez... O Julieta Venegas, la escuchabamos mucho con mi papá cuando era chica. Me decido por fin y comienza a sonar la hermosa melodía de la canción "Eres Para Mí" de la talentosa Juli, tarareo hasta que arranco a cantar...
Eres para mí
me lo ha dicho el viento
eres para mí
Lo ooooigo todo el tiempoo
Eres para mi...Sonrío al recordar todas esas tardes junto a Frederic cantando esta misma canción y Danae solo sonreía. Suspiro y preparo la comida, llamo al enano, que en verdad me costó levantarlo y despierto a Angie, juntos los tres íbamos a cenar.
Obviamente, recibí quejas y miradas asesinas por despertarlos y ordenarles que coman.
Pero todo iba genial, hasta que mi celular indicó una llamada..
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Qué Suerte La Mía.
أدب المراهقين"Mis pesadillas crecían, me resguardaba en lo mas profundo de los libros y los dibujos. Ya estaba acostumbrada a estar sola y aunque necesitaba de alguien, me negaba a buscar o encontrar ese "alguien" que "ponga mi mundo patas para arriba". Pero, cu...