Capítulo 14 "No hay ninguna cercanía preocupante, creo.."

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No reconocía el número, lo cual se me hacía muy raro, normalmente no atendía llamadas de cualquier número.

Deslizo mi dedo en la pantalla para atender la llamada y con mi mejor voz, atendí.

— ¿Hola?

— Señorita.. ¿Amelia Twesson? — era una voz masculina y firme. Aunque, dudosa al intentar pronunciar mi nombre y apellido.

— Sí, soy yo. — contesté tímidamente. Tenía un leve presentimiento que esta llamada iba a comunicarme algo realmente malo, fue cuando enfoque mi vista en mi hermano.

— Me comunico para informarle, que aproximadamente hace dos horas, sus padres, Frédéric Twesson y Danae Flidman Twesson, tuvieron un accidente por la ruta, la ubicación es en desviación de la carret... — mi corazón empezó a latir fuertemente, tanto que me dolía todo el pecho en cuestión de segundos, mi vista, ahora nublosa, seguía en mi hermano. Y con lágrimas en los ojos sólo pude asentír a la dirección que me dijeron, la apunte lo más rápido posible en una libreta que encontré a mano.
Con apenas un poco de coordinación en los dedos, anote rápido todos los datos que escuche a través del teléfono. — ellos están siendo trasladados en el hospital que le indique, pregunté por terapia media o intensiva. Buena suerte.

Y yo, sin poder contestar, solté el celular de mi mano temblando y reaccione lo más rápido posible. Fui corriendo a buscar mi bolso, me dirijo a la habitación de mis padres y tomo sus identificaciones. En cuanto volví a la sala, estaba Joel y Angie mirándome con preocupación

— ¿Qué está pasando? — me pregunta mi amiga, bastante alterada

— Escuchen — mire a mi hermano y trate de no ser tan directa. A él lo destrozaria una noticia tan fuerte como ésta. — Danae y Frédéric, tuvieron un problema, y necesito ir lo más rápido posible hasta allá. — trague saliva y respire profundo tratando de mentalizar que me faltaba para poder irme rápido. Le di una mirada rápida al reloj del comedor, son las 00:06, tengo que irme ya

— Espera, ¿irás sola? — Angie me toma del brazo emitiendo la pregunta dicha.

— Angie, no puedo llevarlos — la mire severamente — y él no puede quedarse solo aquí. Si no quieres, llamare a una niñera. — me solté de su agarre y tome mis llaves.

— No, yo lo cuidaré. Pero avísanos de todo lo que pase. — cambia su mirada hacía la direccion que se encuentra mi hermano y parpadea para finalmente enfocarse en mí — cuidate y mucha suerte — me da una de sus alentadoras sonrisas y sin perder más tiempo, me despido de Joel con un fuerte abrazo y le susurre — Todo estará bien pequeño, hazle caso a Angie e intenta dormir.

Le di otro abrazo a ella y le pedí que me llamará si llegase a pasar algo.

Espere en la parada unos 10 minutos deseando que la tormenta me diera tiempo a llegar bien, por fin, cuando alcé la mirada otra vez a la calle, ahí se aproximaba mi autobús, justo a tiempo

Mi mirada se mantenía clavada en la ventanilla, el frío que amenazaba con derrumbar el cielo oscuro debido a la hora de la noche me entristece más, hago diferentes muecas con mi boca.
Estoy sentada cerca de la salida trasera del autobús, a mi lado de encuentra una mujer pálida, pelo rubio, labios bordo y lentes negros.
Había poca gente viajando, pero la mayoría estaban totalmente perdidos en sus teléfonos, nadie contemplaba las gotas que comenzaban a caer hasta chocar contra el suelo y convertirse en un charco, era un ambiente apagado y un poco triste.

Apenas baje en la parada del autobús, camine dos cuadras hasta topar mi vista con la iluminada clínica.
Me derivaron a diferentes sectores, primero, me toco ir a esperar los análisis y unas radiografías en el pasillo número 2, para verificar si hubo algún daño o fracturas.
Después de recibirlos, tenía que mostrarselos a algún doctor clínico. Eso contaba con 20 minutos mínimo, así que decidí ir puerta por puerta y pedirle a algún médico libre que me atienda rápido, era una urgencia.

Qué Suerte La Mía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora