Al día siguiente, llegamos a la casa donde sería nuestro nuevo hogar, la señora Isabel Bustamante nos presentó a toda familia la cual estaba compuesta por su esposo y sus dos hijos.
— Alison, Steven, les presento a mi esposo, el señor Roberto Jiménez, y estos son mis hijos, Dylan de 10 años y kely de 12 años.
— Hola, mucho gusto —saludó Steven.
— Alison, saluda —me dijo la señora Isabel, pareciendo su tono a una orden.
— Hola Señor —saludé sin ánimos.
Admito, sólo había saludado porque la señora me lo había pedido.
— Hola, Dylan. Hola, Kely —los saludó Steven de manera amigable.
— Alison, ven, te voy a mostrar tu habitación —me dijo Kely en un tono extraño cruzando mirada con Dylan.
— Dylan, lleva a Steven a que conozca su habitación —le ordenó Isabel.
— ¡Vamos! —habló Dylan para luego llevarse a mi hermano escaleras arriba.
Al llegar a la habitación sentí una extraña emoción.
— Alison, esta será tu habitación y bienvenida.
(...)
Pasaron varios meses y todo marchaba bien.
— Oye hermana, ¿te gusta este lugar? —me preguntó Steven.
Lo noté extraño, como triste.
— Sí, me encanta —sonreí.
— Me gusta verte feliz, hermana, y no importa en que lugar estemos siempre cuidaré de ti —me abrazó.
— ¿Que tienes hermano?
— Nada, nada —se volvió y se dispuso a salir de mi habitación.
Sabía que algo le pasaba a mi hermano, su comportamiento era muy extraño, lo conocía demasiado bien como para que él pretendiera creerme y yo fuera a creerle fácilmente. Aunque en ese momento no le di mucha importancia.
3 años después:
Ya casi era mi décimo cumpleaños y estaba felíz porque tenía lo que durante mucho tiempo había soñado y deseado con tantas ansias: una familia, un hogar y muchos amigos. En la escuela todos los profesores no dejaban de felicitarme por mis buenas calificaciones, pero mi hermano las había bajado en matemáticas y eso eran señales de que algo no estaba bien con él.
No sabía qué le pasa, pero ya no era el mismo de antes.
— ¿Qué te pasa? —le pregunté preocupada.
— Nada, ya para de preguntarme —respondió algo enojado.
— Algo tienes, te noto extraño —insistí.
— No entiendo cómo te puede gustar este lugar —dijo enojado y con desdén.
— Este es nuestro hogar —le dije.
— ¿Nuestro hogar? No me hagas reír, Alison. ¿Acaso no te das cuenta de que estas personas nos tienen aquí sólo por interés? —espetó.— Según tú, ¿cuál es ese interés?
— El dinero que les pagan por tenernos aquí. Todo esto sólo son negocios, Alison. ¡Para ya de soñar y despierta a la realidad! — me gritó molesto.
— ¿Soñar? Esto no es un sueño, ésta es la realidad —dije con seguridad.
Él río con ironía.
— Realidad es lo que pienso hacer —dijo entre dientes, su tono me asustaba.
—¿Qué piensas hacer? —inquirí.
— Escapar de aquí en cuanto pueda.
Me dijo y luego salió de mi habitación.
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De un sueño a la Realidad(editando)
General FictionA lo largo de nuestras vidas, siempre vivimos de sueños esperando que se hagan realidad. Pero logramos despertar y abrir los ojos y es ahí cuando nos damos cuenta de que la realidad es otra, la cual tenemos que enfrentar día a día. Pero... ¿Que pasa...