Capítulo 21

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Media hora después:

Alcancé a escuchar la voz de Steven desde mi habitación.

— Hola mamá, ya llegué.

— ¿Cómo te fue hoy?

Mi hermano quedó en silencio unos segundos y mi madre comenzaba a sospechar que algo no andaba bien con Steven, me escondí en el pasillo y pude notar los nervios de mi hermano. Le hice señas desde el pasillo, pero el ignoraba mis señales, estaba tan nervioso que no sabía como decirle la verdad a mi madre. De pronto tocaron la puerta principal, eran unos golpes fuertes, mi madre se dirigió a la puerta.

— ¿Quien toca así de esa manera?

— Soy Sebastían, el padre de Lilly. — Responde en tono fuerte.

Mi madre abrió la puerta, el señor Sebastían entró y al ver a mi hermano, se dirigió a el rápidamente.

— ¡Contigo quería hablar, desgraciado!

— ¿Que pasa, Sebastían? ¿Porque le hablas así a mi hijo?

— Su hijo Señora, ¡Su hijo es un maldito infeliz que se aprovechó de mi hija! — Grita furioso.

— ¿De que habla usted?

— Hablo de que su querido hijo embarazó a mi hija Lilly y el muy cobarde no tiene los pantalones para decir la verdad.

— Steven, dime que lo que está diciendo este Señor no es verdad.

— Lo siento mamá, pero el Señor Sebastían esta diciendo la verdad, Lilly está esperando un hijo mío, pero yo me voy hacer responsable.

— ¡¿Responsable de qué, muchacho insolente?! Apenas no haz terminado la escuela y ya andas jugando hacer padre.

Quise acercarme para ayudar a mi hermano, pero sabía que si lo hacia, mi madre agarraría su corage conmigo. Me mantuve en silencio desde el pasillo y de pronto entra mi hermana Juli que acababa de llegar de la calle.

— ¿Que pasa mamá? Tus gritos se escuchan hasta la otra cuadra. — Pregunta preocupada.

— Pasa, que tú querido hermano, embarazó a Lilly y aquí el Señor me lo acaba de decir, porque tú hermano no tuvo los pantalones para decirme la verdad.

— Yo te lo iba a decir...

— ¿Cuando? ¿Acaso me lo ibas a decir cuando ya la barriga creciera y todos los vecinos se enteraran primero que yo.

— Hoy te lo iba a decir, por eso fue que me acerqué a ti, pero llegó este Señor como loco sin dejarme hablar.

— Dime que piensas hacer, porque todavía no haz terminado la escuela.

— Por lo pronto su hijo tendrá que ser responsable y casarse con mi hija. — Dice Sebastían.

— ¿ Casarse? Mi hijo está muy joven para casarse.

— Púes no estaba tan joven cuando decidió embarazar a mi hija y de una vez le advierto: O su hijo se casa con mi hija, o lo refundo en la cárcel por violar a mi hija.

— escuche bien Señor, mi hijo no violó a su hija. Porque tan responsable es mi hijo en esto, como también lo es su hija.

— En eso tiene usted razón, pero ya le dije, su hijo se casa con mi hija o lo meto a la cárcel. — Dice el Señor marchándose molesto de mi casa y cerrando la puerta de un azote.

Al marcharse el Señor Sebastían, el silencio se hizo presente por unos minutos. Mi madre estaba llena de coraje y miraba a Steven de una manera con ganas de matarlo a golpes.

— ¡Muchacho estúpido! ¿Ahora que vas hacer? — Pregunta cruzada de brazos.

— Si no hay más remedio, me tengo que casar con Lilly, ya escuchaste a su padre.

— ¿Lo dices así tan campante como si nada hubiera pasado? Eres un inconsciente, apenas no haz terminado la escuela y metes la pata hasta el fondo, me dan ganas de golpearte la cabeza haber si se te acomodan los tornillos sueltos de tu cabeza. No se en que diablos estabas pensando muchacho imbécil. — Dice mi madre dirigiéndose furiosa a la cocina.

— Mamá, yo...

— ¿Tu qué?

— Lo de Lilly no es todo.

— ¿Como que no es todo? ¿Que más tengo que saber?

— Es que... Yo dejé la escuela desde el semestre pasado.

— ¡¿Queee?! ¿Que diablo estás diciendo?

— Que dejé la escuela. — Dice tembloroso.

De pronto mi madre le pega una cachetada a Steven que dio media vuelta y calló al suelo, yo me quedé erizada cuando vi que mi madre se lanzó sobre Steven golpeándolo una y otra vez.

— ¡Tanto que me he sacrificado por ustedes para darles lo mejor y mira como me pagas, muchacho inconsciente.
— ¡Ya no me pegues! — Gritaba Steven mientras tapaba su rostro con las manos para que mamá no le siguiera pegando.

— ¡ Esto no se queda así, ahora estoy a favor del Señor Sebastían, te casarás con Lilly y buscas donde vivir, porque en esta casa no te quedas!.

— Pero, mamá...

— ¡Mamá nada! Sí fuiste hombre para hacer lo que hiciste, ahora serás hombre para enfrentar tus errores.

— Escucha mamá...

— No quiero escuchar nada más, te casas con Lilly y punto.

Al terminar la discusión entre mi madre y mi hermano, me enserre en mi habitación antes de que mi madre se percatara de mi presencia. No sabía que hacer para ayudar a mi hermano. De pronto se abre la puerta de la habitación, era Juli.

— Pobre Steven, ahora si que las cosas se le pusieron feas con lo de Lilly y por dejar la escuela. No sé en que estaba pensando nuestro hermano, pero ya no hay nada que podamos hacer por el. - Dice Juli sentándose en mi cama.

— Yo no se que decir, tú sabes como es mamá y si nos metemos en eso es capaz de pensar que sabíamos todo y lo ocultamos, luego la coge con nosotras y yo bastante tuve con lo que pasó. Mejor no nos metamos por más que nos mate la curiosidad. — Dije mirando por la ventana.

— Tienes razón Alison, mejor nos mantenemos lejos de ese problema, mientras más lejos mejor.

— Yo me tengo que ir, voy para la casa de Lourdes a terminar un proyecto, tú quedate al pendiente aquí por si mamá se pone mal, ya sabes que ella está un poco enferma de los nervios y no quiero que con este mal rato que acaba de pasar se ponga peor. — Dije agarrando mi mochila.

— Ve tranquila hermana, yo me quedo al pendiente de mamá, cualquier cosa te llamó.

— Okay, nos vemos luego. — Dije y me acerqué a la puerta para salir de la habitación e ir para la casa de Lourdes.

De camino me puse a pensar en lo que pasó.

Pobre Steven, ahora si que las cosas se le pusieron feas con mamá.

De un sueño a la Realidad(editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora