De un sueño a la Realidad(editando)

Capítulo 27

Día siguiente:

Era el entierro de Carmen y los ánimos estaban por el suelo, yo no me despegaba de mi madre, me mantuve al pendiente de ella por si se llegara a sentir mal. Sabía que un momento como el que estaba pasando, cualquier cosa se podía esperar.  

Llegó el momento de darle el último adiós a mi hermana Carmen, fue un momento desgarrador. Mi hermana Juli se encontraba desapartada de todos sin decir nada, mi madre lloraba desgarradamente frente al ataúd. Mi hermano Steven se hacia el fuerte aunque por dentro se estuviera desgarrando y yo no pude contenerme más, ver a mi madre así me desgarraba el alma.

Todos se acercaban a mi madre para darle el pésame y yo ya no aguantaba más, no quería estar ni cinco minutos más en ese lugar, estar en ese lugar me provocaba escalosfríos, como si ella estuviera viva y quisiera decir algo. Hacía un frío inmenso en medio de tanta calor y el viento soplaba como queriendo arrasar con todo lo que encontrara a su paso. De pronto la voz de Steven interrumpió el silencio.

— Madre, ya tenemos que irnos. — Dijo Steven abrazando a mi madre.

— Quiero quedarme un rato más. — Dice mi madre aferrada a ese lugar.

— Debemos irnos, la niña tiene que descansar y yo tengo cosas que hacer. — Dice Steven convenciendo a mi madre de irnos de ese lugar.

Yo no dije nada, por primera vez le daba la razón a mi hermano, a demás ese lugar deprimiría más a mi madre y yo no quería verla en un hospital nuevamente, ahora mas que nunca tenia que estar al cuidado de ella. Aunque se que mi hermana también cuidaba de ella, pero a mi me gustaba cuidarla como ella cuidaba de mi cuando me sentía mal. 

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Llegamos a casa y mi madre se sentó en su mecedora sin decir nada, sólo miraba el retrato de Carmen que estaba colgado en la pared y en su rostro se plasmó una leve sonrisa. Se me hizo muy extraño verla sonreír, pero decidí no acercarme a ella para no aturdirla con mis preguntas. Si ella sonreía era por alguna razón y sin importar cual fuera, preferiría eso a que estuviese llorando.  

De pronto tocan la puerta y me dispuse a ver de quien se trataba, al abrir la puerta me lleve una gran sorpresa, eran los padres de Lilly, la esposa de Steven. 

— Buenas tardes. — Saludó el Señor Sebastián.

— Buenas tardes. — Respondí sin ánimos.

— ¿Está tu madre?

— Si está. Pasen, están en su casa. — Dije frunciendo el ceño. 

Dejé a mi madre hablando con los padres de Lilly y aproveché para llamar a mi amiga Lourdes.  

— Hola amiga, ¿cómo estás? — Me pregunta Lourdes emocionada al recibir mi llamada.

— Estoy bien, aunque no puedo negar que me siento triste por la pérdida de mi hermana. 

— ¿Y tu madre cómo está?

— Ella esta mas tranquila, está en la sala platicando con los padres de Lilly.

— Me alegra que esté tranquila y que no esté llorando.

— ¿Y tu primo Diego? — Pregunté con curiosidad.

— Sabía que preguntarías por él. — Dice en todo burlón.

— Bueno, solo pregunto, porque como no fue al funeral. — Sonreí.