Ya estando sola en casa con mi madre, sentía como si estuviera viviendo una pesadilla. Ver a mi madre postrada en una cama enferma me llenaba de mucha tristeza, pero aun con las pocas fuerzas que sentía, continuaba cuidando de ella y después de haber visto a mi hermano Steven se me ocurrió la idea de darle mas animo. Me dirigí a su habitación y la encontré despierta y con una sonrisa que sobre saltaba su rostro decaído, así que aproveche la situación y me le acerque.
— ¿A que se debe esa sonrisa? — Pregunté haciendo como si no supiera a que de debía.
— Es que me siento feliz porque tu hermano vino a verme.
— Yo te dije que el coraje se le pasaría cuando naciera su hija — Dije dándole un beso en la frente.
— Tengo una nieta, estoy mas feliz que nunca — Dice intentando levantarse de la cama.
— ¿Que haces mama? — Pregunté sorprendida.
— Quiero ir a la sala — Responde mientras seguía intentando levantarse.
— Yo te llevo, pero antes de llevarte a la sala debo arreglarte un poco.
La tomé despacio y la senté en la cama para peinarla y arreglarla un poco antes de llevarla a la sala, la noté tan feliz y con ganas de seguir adelante que no pude contener mis lágrimas de alegría. Después de tanto tiempo de ver a mi madre postrada en una cama, era como si todo lo que pasó hubiera sido solo un sueño. Luego de arreglarla un poco y peinar su cabello como a ella le gustaba, la lleve a la sala y la senté en su mecedora favorita. Ya estando en la sala me quedé observándola por varios minutos, aún no podía creer ver a mi madre sentada en su mecedora después de tanto tiempo.
— ¿Que tienes hija? — Pregunta preocupada.
— Nada mamá, solo que estoy feliz de verte levantada y con ánimos.
— Quiero mi taza de café — Dice mientras encendía la televisión.
— Enseguida te lo preparo — Dije mientras me dirigía a la cocina.
Luego de prepararle el café con un pedazo de pan tostado como a ella le gustaba, me senté a ver la televisión con ella para hacerle compañía.
.
.
Luego de una hora, tocan la puerta de la entrada y me dirigí a ver quien era.
— ¿Quien toca? — Pregunté curiosa.
— Soy Lourdes — Responden desde el otro lado de la puerta.
Abrí la puerta y me lleve una gran sorpresa que quede atónita.
— ¿Que hacen aquí? — Pregunté sorprendida al ver a Lourdes con mis compañeras de clases en la puerta de mi casa.
— Bueno amiga, si mahoma no va a la montaña, pues la montaña va a mahoma — Responde Lourdes.
— Púes si mis amigas me dieron una sorpresa, yo también les tengo una que darles — Dije con una sonrisa en mi rostro.
— ¿De qué se trata Alisson? — Pregunta Lourdes curiosa.
— Pasen y vean ustedes mismas — Respondí dejando entrar a mis amigas.
Mis amigas quedaron con la boca abierta cuando vieron a mi madre sentada en la sala viendo su novela favorita, no podían creer lo que estaban viendo.
— Alison, me alegra que tu madre este bien — Dice Verónica sorprendida.
— A mi también me da alegría ver que tu madre ya esta mejor — Dice Lourdes mientras me abraza.
— Gracias a todas por estar aquí y por apoyarme en un momento como este — Dije con lágrimas en mis mejillas.
— Tu sabes que para eso son las amigas — Dice Verónica.
Luego de un largo rato compartiendo con mis amigas en mi casa, sentí que todo había regresado a la normalidad, tantas preocupaciones que tenía habían desaparecido. Era como si la pesadilla había terminado, aunque sabía que mi madre seguía delicada de salud, al menos era una alegría saber que ya no estaba en una cama, verla con ánimos de vivir me hacia la hija mas feliz del mundo. Gracias al apoyo que me dieron mis amigas, mis calificaciones en la escuela no bajaron.
Cinco meses después:
Mi madre continuaba su tratamiento, no dejaba de asistir a sus terapias y yo ya casi terminaba mi curso escolar, en poco tiempo cumpliría mis 19 años y faltaban cuatro meses para graduarme y poder entrar a estudiar a la Universidad.
Pero la vida me tenia preparada otra jugada y todos mis sueños se volvían a ver empañados, al parecer yo estaba destinada a sufrir cada segundo de mi existencia, todos mis sueños y metas estaban a punto de derrumbarse.
Fin de semana:
Era sábado temprano en la mañana y escuché voces en la sala, así que me levante rápidamente de mi cama, me cepillé los dientes, lavé mi cara y me dirigí a la sala a ver que pasaba. El ambiente era aterrador, mi hermana Juli lloraba desconsoladamente y los vecinos invadían la entrada de la puerta principal. busqué a mi madre desesperada por toda la casa y al no encontrarla pensé que se había puesto mala de salud y que estaba en el hospital, pero no fue así, era algo peor que eso.
Mi hermana no paraba de llorar y no me decía nada, una vecina se acercó a mí para darme el pésame y al escuchar a mi vecina sentí que había perdido a mi madre. Así que corrí nuevamente donde mi hermana, pero ella no decía nada, no paraba de llorar y no podía pronunciar palabra alguna.
— ¿Alguien me puede decir que está pasando aquí? ¿dónde esta mi madre? — Grité desesperada.
— Tu madre esta bien — Responde una vecina que vivía en la otra cuadra.
— Entonces, ¿por que están todos ustedes aquí y mi hermana llorando desesperada y sin decirme nada?
— Alison, es tu hermana Carmen — Responde la vecina acercándose a mi.
— ¿Que le paso a mi hermana? — Pregunté desesperada.
— Tu hermana acaba de morir — Dice mientras me abraza.
— ¿Como que mi hermana murió? usted me está mintiendo, mi hermana está en su casa, con su esposo.
— Que mas quisiéramos todos que no fuera verdad, pero la vida es así y hay que aceptarla.
— ¿Donde esta mi madre? — Pregunté preocupada.
— Tu madre fue a reconocer el cuerpo, se la llevó tu hermano Steven.
— Quiero estar con mi madre — Dije bañada en llanto.
— Es mejor que esperes aquí Alison, eso sería un impacto fuerte para ti.
— Quiero ver a mi hermana y nadie me lo puede prohibir.
— Tranquila Alison, está bien yo te llevo pero con la condición que te controles, recuerda tu condición.
— Tratare pero por favor llevame a ver a mi hermana.
.
.
Al fin llegamos al departamento de mi hermana Carmen y vi como la calle estaba llena de policías, forense y mucha gente. Desde ese momento sentí como si una corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo, era como si toda mi vida estuviera destinada a perder lo mas que quiero en la vida.
Primero la perdida de Peter, luego la condición de mi madre y ahora la perdida de mi hermana Carmen, es como si fuera una maldita pesadilla — Pensamientos invadían mi mente.
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De un sueño a la Realidad(editando)
General FictionA lo largo de nuestras vidas, siempre vivimos de sueños esperando que se hagan realidad. Pero logramos despertar y abrir los ojos y es ahí cuando nos damos cuenta de que la realidad es otra, la cual tenemos que enfrentar día a día. Pero... ¿Que pasa...