Capítulo 6 - El milagro y la traición

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Drillion observaba a Fairiel, quien permanecía inconsciente entre sus brazos. Le tomó el pulso y pudo notar sus latidos pero eran muy débiles. Además tocó su frente y se percató de que estaba ardiendo como el infierno. El chico no sabía qué podía hacer, el veneno de las arpías era altamente mortal y ningún ser de la alianza poseía cura alguna.

—¿Qué podemos hacer? —preguntó el chico a sus compañeros con los ojos vidriosos.

—No lo sé... —contestó Avar.

Nacilë observaba la escena atónita y después simplemente bajó la mirada pensativa y triste.

Podían intentar llevarla a Elphemia pero todavía quedaba mucho camino por delante hasta atravesar los inmensos bosques y llegar hasta la ciudad, pero no llegaría viva, pues el veneno termina con la vida de cualquiera en muy poco tiempo. Además allí tampoco podrían hacer nada por ella.
Ninguno de los tres podía hacer nada por ella tampoco, se sentían muy impotentes.
Solo les quedaba verla morir.

Nacilë preparó una manta en el suelo y Drillion tumbó a Fairiel encima de ella.

Todos estaban con cara de velatorio, y no era para menos. Nacilë fue a buscar flores para ponerlas en el pecho de Fairiel después de que inhalara su último aliento. Era una tradición, aunque después llevarían su cuerpo a Elphemia para el ritual de despedida.

Ninguno de los tres esperaba que pasara esto, y aunque Avar conocía a Fairiel desde hacía muy poco sentía tanto su pérdida como sus otros dos amigos. Pero todo era por una razón oculta, Avar en realidad ya conocía a Fairiel antes de encontrarse en los bosques, él se acordaba de ella y de su inconfundible nombre, pero ella no le había reconocido y además el darle un nombre falso ayudó. Puede que no le reconociera porque la última vez que se vieron apenas comenzaban a vivir, tenían muy corta edad.

De pronto escucharon un ruido entre las ramas de los árboles. Drillion y Avar pensaron que era Nacilë volviendo de buscar flores, pero la vieron apareciendo por el lado contrario del que acababan de escuchar el sonido.
Se pusieron en guardia y le señalaron mediante gestos con las manos a Nacilë que guardara silencio y se acercara lentamente.

De entre unos arbustos que había delante de ellos pudieron ver unas extrañas flores que se movían hacia arriba y al momento vieron unos extraños ojos azules que irradiaban luminosidad, también vieron algo de color azabache que parecían cabellos.

Drillion sacó su espada lentamente mientras seguían avanzando. Sus compañeros, que le seguían de cerca, también sacaron sus armas. Entonces vieron una pequeña figura de medio metro salir levitando de entre las plantas con las manos levantadas, aunque en una mano portaba una especie de varita multicolor luminosa y en la otra una especie de vial con un líquido rojo.

Los tres se quedaron petrificados pero no quitaban sus posturas de combate, esperando al menor signo de ataque para defenderse.

Parecía una especie de hada, pero no podían fiarse, hay hadas buenas y hadas malas y no estaban seguros de que tipo de hada era esta.
Tenía un rostro hermoso, con los cabellos más oscuros que la noche, una corona de flores apoyada en su cabeza, un vestido más blanco que las nubes en un día claro y se podían apreciar muy sutilmente unas alas similares a las de una mariposa.
Por su aspecto parecía dulce y amable, pero podía ser un truco.

Permanecieron quietos para ver qué hacía el extraño ser que parecía pacífico.

Observaron que pasaba volando, a ras de suelo pero sin tocarlo, por al lado del grupo y se dirigía hacia Fairiel, que yacía inmóvil en el suelo recostada encima de la manta.

Los tres elfos se apresuraron para volver donde estaba Fairiel y la extraña hada. Vieron que se agachaba hacia ella y Drillion quiso atacarla, pues pensaba que quería hacer daño a Fairiel.

Las crónicas de Fairiel [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora