Capítulo 34 - Venganza

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—¡Charles! —gritó Jerome al ver al general del ejército de los humanos, el que se había quedado sustituyéndole.

El joven, que no aparentaba más de veinticinco años, se acercó a hablar con él.

—¡General! Llega usted tarde los-

—Lo sabemos. Ya nos han informado —le interrumpió él. —¿Pero cómo han conseguido asediar la ciudad tan rápido?

—Pues estábamos aguantando bien el asedio, pero de pronto aparecieron dragones y wyverns por el cielo y comenzaron a escupir fuego y a quemar las edificaciones y a las personas. Cuando vimos que estábamos perdidos, el rey nos dejó evacuar en los barcos, e incluso a nado por el sur este ya que no habían suficientes barcos para todos.

—No puede ser una casualidad lo de los dragones... —dijo Jerome.

Fairiel que estaba al lado de Jerome se acercó;
—Ya era extraño que los oscuros llevaran ogros y gigantes entre sus filas. ¿Pero también dragones? —Intervino Fairiel. Después se giró a mirar a su hermano. —¿Varinäel, es posible que el hechizo que creaste para Vanikkan le permita manipular criaturas?

—Es posible —dijo él.

—Ahí lo tenéis, no puede haber otra explicación. Nunca antes los oscuros han podido controlar a ese tipo de criaturas —explicó ella.

—Y estoy seguro de que el hechizo hace mucho más que eso —añadió Varinäel.

—¿Y qué hacemos ahora? —preguntó Charles.

—Tenemos que reagruparnos —dijo Fairiel.

—¿Dónde creéis que irán ahora los oscuros? —preguntó Jerome.

—Estoy casi segura que a Brisalia, Brumentia y, finalmente, a Toraz. Tenemos que volver a Toraz todos y planear una defensa allí. ¿Charles, puedes avisar a tus hombres para que vayan a Toraz?

—Por supuesto —dijo el chico empezando a galopar con su caballo.

—Bien, yo avisaré a Lorias para que busque y reorganice a nuestro ejército. Yo y algunos más vamos a avisar a los aldeanos elfos y humanos para que se dirijan hacia allí también.

—Te ayudaré —dijo Jerome.

—Mejor informa de todo al rey Jorumnt y su ejército —le ordenó Fairiel señalando hacia los enanos que estaban ahora detrás de ellos, y vieron al general de los enanos que estaba ya impaciente y se acercaba seguramente a preguntar qué pasaba.

—Vale. Nos vemos, elfa. Llevad cuidado.
—Igualmente.

—Bien, vamos a planear la defensa —dijo Fairiel

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—Bien, vamos a planear la defensa —dijo Fairiel. Ella nunca había llevado un ejército, pero su inteligencia y liderazgo destacaban por sí solos.

Las crónicas de Fairiel [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora