Capítulo 4 - Comienza el viaje

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Después de salir por la puerta Este de la ciudad, tenían que atravesar el denso bosque, hasta llegar al paso montañoso por donde se accedía a las Llanuras Plateadas.
Llevaban un rato de camino cuando avistaron entre los árboles un espeso humo, parecía que había un fuego encendido cerca de allí. Se acercaron a investigar, ya que procedía del camino que debían tomar, si no tendrían que dar un rodeo.

Bajaron de sus caballos y se acercaron al lugar lentamente con sus armas preparadas.
De pronto apareció un gran lobo negro, no era un huargo, era un lobo normal pero era extraño, tenía un pelaje limpio y brillante. Comenzó a caminar lentamente hacia ellos con actitud amenazante, sacando los colmillos y gruñendo.
Sin articular palabra alguna, Fairiel alcanzó el arco de su espalda y apuntó hacia el lobo con lentitud para que el animal no se viera amenazado y atacara primero. Cuando estaba a punto de soltar la fecha hacia su objetivo, apareció una figura y se interpuso delante del lobo muy rápidamente.

—¡NO! —gritó una figura alta y corpulenta tapada con una gran capa oscura con capucha.

Fairiel seguía apuntando hacia allí, no podía fiarse de esa persona, pues no sabía quién era.

—¡Detente! Es mi lobo, y no queremos problemas... —dijo el hombre, ya que por la voz y su tamaño se notaba que era de género masculino.

—¿Quién eres? —preguntó Drillion.

Nacilë también apuntaba al extraño con su arco.

—Soy un elfo —dijo el desconocido apartando la capucha de su cabeza para hacer visibles sus alargadas y puntiagudas orejas.

Los tres pudieron comprobar que, en efecto, era un elfo. Era un chico que aparentaba aproximadamente la misma edad que Fairiel y Drillion. Era alto, delgado pero fornido, de espalda ancha, tenía el cabello castaño oscuro y corto pero con capas más largas por delante y el flequillo largo.

—¿Y qué haces fuera de Elphemia? —preguntó Fairiel bajando un poco el arco.

—Yo vivo por mi cuenta... —aclaró el extraño—. ¿Y vosotros qué hacéis por aquí? —preguntó él.

—Hemos salido de excursión —respondió Drillion con tono burlesco.

El desconocido se quedó extrañado.
—¿De excursión? —preguntó.

—Bueno, más bien hemos salido en una misión, estamos buscando algo —explicó Fairiel sin dar más detalles. No podía descartar que este elfo fuera un enemigo. ¿Y si él se había llevado a Varinäel?

—Ah —dijo el elfo pensativo—. ¿Puedo unirme a vosotros? —preguntó con interés.

—Ni lo sueñes —pronunció Drillion de inmediato.

—Lo siento, pero no —dijo Fairiel omitiendo el comentario de Drillion, como si ella fuera la capitana del grupo y la que tenía que decidir y hablar—. Por cierto, ¿Te has cruzado con algún otro elfo últimamente? —preguntó ella.

—No, hacía tiempo que no veía a ningún otro elfo —dijo el chico con seguridad y adoptando un gesto triste.

—Entiendo —dijo Fairiel. No sabía qué hacia un elfo fugado por allí pero creía sus palabras. —Bueno, nos marchamos ya —dijo Fairiel montando ya a lomos de su caballo.

Sus amigos la imitaron y montaron en sus monturas también.

Cruzaron por al lado del elfo y su lobo sin quitarles el ojo de encima. Estaban los tres observándolos cuando de repente vieron al extraño sacando su arco velozmente y se percataron de que iba a disparar hacia Fairiel.
Nacilë y Drillion intentaron sacar sus arcos, pero ya era muy tarde, él ya había lanzado su flecha.

Las crónicas de Fairiel [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora