Capítulo 11 - Nuevo Hogar

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—¿A dónde iremos ahora? –preguntó Ainur.

—No tengo ni la más remota idea —dijo Fairiel desanimada.

Aunque se había alegrado al tener por fin noticias y pistas sobre su hermano, pronto su estado de ánimo decayó al saber que no tenían forma de saber dónde se encontraba ahora.
Tampoco sabían dónde podían estar los híbridos y lo único que habían podido averiguar en la ciudad es que Varinäel estuvo allí un par de días y después marchó hacia el norte.

—Vamos Fai, anímate, por lo menos sabemos que estuvo aquí y hacia dónde se dirigió. ¡Es un gran descubrimiento, ya que antes no teníamos absolutamente nada! —dijo Ainur tocando el hombro de la elfa, ofreciéndole apoyo.

La elfa notó un extraño cosquilleo cuando la mano de Ainur rozó su hombro.

—¡No me llames Fai! ¡Solo mi hermano me llama así! —voceó ella apartándose y concluyendo el contacto.

—Esto... Vale, lo siento —dijo él. —Parece que estés en esos días del mes...

Fairiel le dio un puñetazo en el brazo.

—¡Auch! —se quejó él.

Fairiel sonrió con malicia.

—¡Qué agresiva eres, mujer!

Ambos rieron, aunque Ainur todavía estaba frotándose el brazo exagerando el dolor del golpe para que la elfa se sintiera culpable.

—¿Estás bien? —dijo ella acercándose a él. Ainur guardó silencio. —Déjame ver... —musitó mientras le levantaba la manga de la camisa para mirar si le había dejado marca.

Cuando estaba en ello él la agarró, le hizo cosquillas en los costados y la tiró al suelo inmovilizándola con su cuerpo. El elfo terminó encima de Fairiel y su rostro quedó suspendido cerca del de ella, muy cerca.

Él bajó su cabeza lentamente, con los párpados cerrados.

Fairiel se quedó inmóvil y sus labios se rozaron suavemente.

La elfa se dejó llevar unos instantes, ya que sintió algo cálido dentro de sus entrañas y no sabía por qué, pero esto le gustaba.
Estaba nerviosa, su corazón palpitaba con rapidez y sin embargo se sentía en paz y armonía, como si el beso la dejara extasiada.
Si fuera cualquier otro hombre le hubiera asestado una patada en sus genitales que lo hubiera dejado amargado, pero con él era diferente.
No era simplemente porque él era apuesto, ya que en Elphemia había muchos elfos de gran belleza y Fairiel no se había fijado en ninguno ni había tenido novio nunca.
Era un conjunto de todo, le gustaba su físico pero también el interior que había ido conociendo de él.
O simplemente le gustaba porque sí, había escuchado que el amor a veces no tenía sentido, simplemente venía sin esperarse y no se podía evitar. Al igual que tampoco podía forzarse, por muy bello por dentro y por fuera que fuese la otra persona, si no sentías atracción y amor nada se podía hacer.

Pero Fairiel entró en razón y pensó que esto no estaba bien, este no era buen momento. Todo su mundo estaba patas arriba, tenía que buscar a su hermano y no iba a ser tan egoísta de pensar solo en ella y mucho menos comenzar una relación de pareja, porque además eso era algo que le asustaba mucho, ya que no tenía experiencia y solo sería una complicación más.

—¡Aparta! —dijo Fairiel empujando al elfo.

—¿Qué pasa?

—Yo... no puedo.

Ainur la miró fijamente

—¿Es por Drillion?

—¡Definitivamente no! ¡Ya te dije que no es mi novio y no me gusta más que como amigo!

Las crónicas de Fairiel [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora