Capítulo 32 - Velocidad

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Fairiel había explicado a sus compañeros de viaje lo que había hablado con la anjana y les explicó, a los que no lo sabían ya, el plan.
Ahora estaba observando el mar, notaba un poco de sueño, ya que no había descansado desde hacía mucho y esa noche no podrían parar a dormir tampoco.
Observó después a los demás.
Su padre y la madre de Nacilë estaban juntos, hablando, sentados en la tarima de madera que formaba el suelo del barco.
De vez en cuando su padre la miraba a ella y cuando cruzaban miradas se formaban momentos incómodos, en lo cuales la elfa optaba por apartar la mirada.

Varinäel estaba sentado cerca de ellos, descansando. Se notaba que tenía el hombro aún dolorido por los gestos que ponía al hacer algunos movimientos.

Jerome estaba con el timón, manejando el barco, ya que era el único que sabía hacerlo. Se notaba que el hombre sabía lo que hacía, aunque a Fairiel le hizo gracia como el viento le levantaba y dispersaba su melena y su densa barba.

Lorias estaba ocupado tirando la papilla por la borda. Nunca había subido en un barco y por lo que se veía, el mar no era lo suyo, y menos el vaivén de las olas moviendo la embarcación algunas veces de manera más brusca que otras.

—¿Estás bien? —preguntó Fairiel acercándose al chico, quien aparentaba ser de una edad más avanzada que Fairiel pero todavía joven.

El chico se limpió con un pañuelo de tela la boca y respondió.

—No mucho la verdad.

—Tranquilo, va a ser un viaje corto —le intentó animar la elfa, quien se fijó por primera vez en los rasgos del chico, y eso que se conocían en Elphemia, pero solo de vista, no habían hablado mucho.

El chico tenía las facciones de la cara muy marcadas y masculinas, los labios los tenía gruesos y la boca ancha, la nariz chata pero un poco ancha también y sus cabellos eran largos, desfilados, con flequillo y patillas cortas y la melena por detrás mas larga, y el color del pelo era caramelo, parecido al de Fairiel solo que más claro y cobrizo.

—¿Qué edad tienes? —le preguntó Fairiel después del breve momento de silencio y para confirmar sus sospechas en cuanto a la edad.

—Tengo 150 años. ¿Por?

—Nada, solo quería saberlo, ya que no hay nada que hacer por aquí...

—¡¿150 años?! —dijo Jerome, quien se había acercado sin ser visto. —¡Yo tengo muchos menos y pareces tú más joven!

—Bueno, es que equivaldrían a 27 años humanos —aclaró Lorias.

—¿Querías algo? —le dijo Fairiel al hombre.

—Solo decirte que estamos a mitad de camino, ya estamos a mitad de la bahía, y que hay barcos cerca, aunque no parecen barcos piratas pero habrá que estar alerta.

—De acuer- —Fairiel no puedo terminar la frase porque el barco se movió bruscamente —¿Qué ha sido eso?

—No lo sé, pero voy a coger el timón antes de que nos desviemos —dijo Jerome corriendo hacia popa, la cual no estaba lejos porque la embarcación era pequeña.

Fairiel se asomó por babor y vio tres barcos hacia el interior de donde ellos estaban. Uno de los barcos disparó sus cañones hacia ellos y uno casi les roza.

—¿Pero qué hace ese barco? ¡Casi nos dan! —gritó ella.

—¡Odio el mar! —exclamó Lorias.

—Espera, están disparando a algo, no a nosotros —dijo Fairiel sin quitar ojo.

—¡Oh mierda! —dijeron Lorias y Fairiel a la vez.

Varinäel se puso en pie y se acercó a mirar también.
Abrió con amplitud los párpados al ver un pulpo gigante pegando golpes con sus tentáculos a la primera embarcación que estaba más cerca de su propio barco.

Las crónicas de Fairiel [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora