Capítulo 38 - Recuperación

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A las puertas de Toraz todo era un caos.
Todo tipo de personas corrían de un lado a otro. Algunos llevaban improvisadas camillas con heridos, otros arrastraban en carros cuerpos sin vida amontonados, otros llevaban vendajes de tela, cántaros de agua, mantas, etc.
Aunque la guerra hubiera terminado todavía quedaba mucho trabajo por hacer.
Los que estaban sanos estaban atendiendo a los heridos y algunos ya estaban recogiendo los cadáveres. Los cuerpos de los oscuros se iban directamente a las hogueras que estaban ya encendidas y los cuerpos de la alianza eran puestos en fila en el suelo para que sus familias pudieran identificarles y darles un entierro digno y según los rituales de sus razas.

Fairiel estaba agotada y le dolía la quemadura de la pierna pero no iba a descansar ni a curarse hasta saber dónde estaban los demás.

Dentro de Toraz también era caótico, allí adentro estaban llevando a los heridos, había salas llenas e incluso por los grandes pasillos había personas heridas tumbadas en mantas.

—Ve a buscar a los demás y si ves a Lossie dile que venga aquí rápido para curar a Khain —le ordenó Nacilë a Fairiel mientras tumbaban a Khain en el suelo de la sala principal.

—Vale, no tardo —dijo Fairiel comenzando ya a correr aunque no todo lo rápido que le gustaría por culpa de su herida.
Tenía que ir esquivando a la gente por los pasillos, pues aparte de los heridos en el suelo mucha gente se movía de un lado a otro apresurada.

—¿Vary?, ¿Lossie?, ¿Khain? —Iba voceando mientras avanzaba.

Había recorrido media ciudad cuando comenzó a desesperarse.

<<Quizá estén en la casa que nos prestaron la otra vez>> —Pensó de pronto Fairiel, y como creía acordarse del camino se dirigió hacia allí.


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Lossie estaba al lado de la cama donde Ninwo yacía tumbado. El chico había sido herido durante la lucha y ella le había curado, pero él seguía inconsciente.
Lossie estaba nerviosa y desesperada, le rondaba por su cabeza la idea de "¿Y si no despierta?"
Los demás se habían ido a ayudar a otros heridos pero ella se rehusaba en dejar solo a Ninwo.

Ninwo abrió los ojos de pronto. Lossie se levantó de la silla y acercó su rostro al del chico y lo miró detenidamente, se veia claramente desorientado.

—¿Eres un ángel? —preguntó después de parpadear varias veces.

—No, soy Lossie. ¿No me reconoces?

—Lossie... eres un ángel, eres preciosa —dijo él con admiración.

—¿Qué dices? ¿Te has dado un golpe en la cabeza también?

—No... Estoy bien ahora. ¿Tú me has sanado?

Ella asintió.

—Gracias, ¿Ves como eres un ángel? Eres mi ángel. Mi hermoso ángel.

Las crónicas de Fairiel [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora