Capítulo 12 - Amigos

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—Buenos días Varinäel —dijo con una enorme sonrisa Sisath al ver que el chico abría los ojos.

—Buenos días. ¿No es muy temprano?

—Sí, yo tengo que ir a hacer mi tarea, hoy me toca cortar las malas hierbas. Hoy se quedará contigo un chico llamado Uril, ahora lo conocerás.

—Ah, de acuerdo —dijo Varinäel poco animado.

—Lossie ha traído algunos dulces para desayunar, ve y coge lo que quieras.

—Gracias.

La cabaña era pequeña, solo tenía dos salas. Una gran sala con cuatro camas, que una de ellas estaba desocupada, y otra sala con una vasta mesa de madera y algunas banquetas de piedra cubiertas por cojines. También había un gran ventanal por el que entraba mucha luz y la puerta de salida estaba en el centro de la habitación.

Cuando estaba ya acabándose los pastelitos se escucharon golpes en la puerta.

Sisath fue apresuradamente a abrir, corriendo el cerrojo de hierro de la puerta.

—¡Hola Uril! ¡Ya estás aquí! —dijo la chica entusiasmada. Sisath siempre era muy alegre y enérgica.

—Sí —dijo Uril de manera muy seca.

—¡Vamos, entra que os presente! Vary está terminando de desayunar.

Varinäel se sorprendió al oír ese diminutivo de su nombre. Apenas se conocían y ya parecían como amigos de toda la vida, la chica era muy risueña y cariñosa. Después se levantó a saludar a su nuevo guía.

—Hola, me llamo Varinäel.

—Yo Uril.

—Encantado —dijo Varinäel imitando el saludo que le habían enseñado de cogerse las manos e inclinar la cabeza. Pero el otro elfo no dejó que se las cogiera y simplemente asintió con la cabeza y con el rostro muy serio, no parecía demasiado simpático.

—Bueno, enséñale las zonas más alejadas y nuestros rincones secretos y pasad un buen rato. ¡Ah! Y a la tarde podríamos ir todos juntos a jugar por la playa —dijo la chica.

Uril volvió a asentir con cara de pocos amigos.

—Vale, pues os dejo, ¡nos vemos luego! —dijo la chica saliendo por la puerta finalmente.

—Pues te sigo —le dijo Varinäel al elfo señalando la puerta de salida.

Este elfo tenía el pelo plateado también pero llevaba algunos mechones azules. Varinäel no sabía si eran naturales o artificiales pero viendo su comportamiento se le quitaban las ganas de preguntárselo.
Además era muy alto y parecía un poco más mayor que él y que Sisath.

El antipático ser ni siquiera contestó y salió con pasividad por la puerta.

Pasaron todo el camino sin hablar de nada. Le enseñó algunos lugares y siguió sin hablarle en toda la mañana. Varinäel quería cortar ese silencio pero tampoco sabía qué decir, y su "amigo" no parecía una persona que fuera a contarle su vida a un desconocido.

—Adiós... —fue lo único que le dijo el serio elfo cuando dejó a Varinäel a medio día en el gran comedor.

Varinäel se sentía como un extraño allí y no sabía con quién sentarse a comer, entonces vio a Lossie en una mesa con más gente.

—¡Hola Lossie! —dijo el elfo contento de ver una cara conocida.

—¡Ey, hola! —le respondió ella. —¡Siéntate con nosotros! —le sugirió al ver que estaba más solo que la una.

Las crónicas de Fairiel [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora