Capítulo 29

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Giro en mi lugar, con la almohada en mis brazos y la cobija enredada en mis piernas. La luz del sol hace que mis ojos duelan, y dejo escapar una pequeña queja antes de ocultar el rostro en el colchón. Escucho pasos en la habitación, junto con lo que parece ser un tenedor golpeando la superficie de un plato. Rasco mis ojos, y después de dejar salir un enorme bostezo, los abro. Aún es de día, solo tomé una pequeña siesta. Muevo la mirada al otro lado de la habitación, y encuentro a Cindy. Abre los ojos con sorpresa y camina de forma nerviosa de un lado a otro mientras yo me incorporo. Enderezo mi espalda y veo la pequeña mesa con un plato blanco, un enorme vaso lleno de lo que parece ser jugo de frutas, y el tenedor a un lado.

-No te quise despertar.-Dice rápidamente.

Está apunto de marcharse, pero la detengo.

-Cindy...-Digo y aclaro mi garganta.

Gira sobre sus talones y deja sus ojos verdes fijos en mi.

-¿Qué hora es?-Pregunto.

-Hora del almuerzo.-Sonríe.

Saco los pies de la cama para quedar frente a mi comida y la veo mejor; es pechuga de pollo a la plancha cortada en pedacitos, con quinoa, verduras al vapor, ensalada, y puré de papa.

-Pensé que tendrías hambre después de lo que pasó hace rato.-Su voz es débil, muy diferente a siempre-Además... ahora debes comer muy bien. Ya sabes, de todo un poco.-Uno la mirada con ella y lo entiendo.

Sonrío de lado, y peino un mechón de cabello detrás de mi oído. Sujeto mi vientre con cuidado y lo acaricio.

-Ahora somos dos.-Musito.

Se queda en silencio, solo sus labios apretados, como si contuviera una sonrisa, y ojos brillantes. Deja salir una risita, tomándome por sorpresa, y por fin parece explotar. Camina hasta mi, con clara emoción, y me abraza con fuerza. Apenas puedo reaccionar cuando me suelta.

-Lo siento, lo siento. Soy demasiado confianzuda.-Empiezo a reír-Es solo que... ¡estoy tan feliz por ti!-Da pequeños aplausos.

-Gracias...-Bajo la mirada, sin borrar la sonrisa de mi rostro-Yo también.

-¿Ya todos lo saben?-Pregunta y abro la boca para responder-Oh, disculpa. Soy una entrometida.-Rueda los ojos como si se reprimiera a ella misma-Te dejaré comer tranquila, ¿okay?-Asiento.

Sonríe y sale de la habitación. Por lo menos sé que alguien, además de mi, está feliz con esta noticia. Porque tener miedo no significa tristeza. El miedo es la emoción que te hace saber que estás yendo más allá de tu zona de comfort, y así es como logras crecer. El miedo te asegura que estás vivo, y que eres capaz de sentir, pero debes superarlo. Apenas recuerdo lo que soñé, pues solo tengo imágenes de un pequeño con enormes ojos color verde jade y largo cabello con rulos. Estaba ríendo mientras giraba en los brazos de su padre, y él también lo hacía. Fue demasiado real, y me hizo ver todo mejor. Sin importar el que Harry vaya a regresar o no. Estémos juntos o no, siempre tendré al pequeño bebé. Mi hijo. O hija, aún no lo sé. Pero no puedo dejar de pensar en las fotos de Harry cuando era niño. Es como si lo viera a él...

Tomo el tenedor mientras una torpe sonrisa decora mi rostro, y empiezo a comer. Debo decirle, debo hablar con él. No se lo puedo ocultar. Tomo un poco de quinoa con un brócoli, y los como. Su sabor es delicioso, como si fueran hechos por la abuela Meryl. Mezclo el puré de papa con ambos, junto con los pedacitos de pollo, y siento mi estómago llenarse de nuevo. Vacío el enorme vaso con jugo de frutas, y dejo limpio el plato. Estaba delicioso, pero mi apetito no cesa. Acaricio mi vientre.

-Aún tienes hambre, ¿no?-Digo y lo pienso por un segundo-Vamos a conseguir algo más.-Susurro.

Salgo de la cama y camino de puntillas hasta la puerta. Asomo la cabeza y veo a Cindy en su escritorio, está hablando por teléfono. ¿Por qué no me parece extraño? Ríe hasta que sus ojos se achinan, y aprovecho para salir al pasillo. Me apresuro en llegar hasta el ascensor y oprimo el botón.

MADNESS - Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora