Mis ojos están sobre el alto y tatuado chico sobre mí, podía ser consciente de todos los ojos sobre nosotros, pero mis ojos estaban fijos en él. Lista para echarme a correr en cuanto me sintiera amenazada.
—Mis llaves. —murmuro, tratando de eliminar el nudo en mi garganta. Dash no hace nada por mover un musculo, podía sentir la tensión que irradiaba su cuerpo, obligándome a temerle. Si había acabado con aquel chico con unos cuantos golpes, yo estaría muerta ante el primer empujón.
—Sube, te llevaré —Su respuesta es dura, luchando por mantenerse tranquilo. Mis pies no se mueven, era como si estuvieran estancados al suelo, fundiéndose con el cemento que cubría el lugar. Un sutil movimiento de Dash hacia mí, me hace retroceder, alejándome de su toque—. No lo voy a repetir, sube o te subiré yo, Holly.
—No me toques. —Siseo, alejándome nuevamente de él cuando se acerca con rapidez. Ojos grises me miran con furia, pero parece cuando suelta un leve suspiro.
—Estoy perdiendo la paciencia, Holly —musita con dificultad. La vena sobresaliendo en su cuello me indica que no está bromeando, al contrario, era capaz de percibir la tensión en cada uno de sus músculos—, y no quiero perderla contigo.
—Dame mis llaves, Dash —Repito con voz lenta—. ¡No me toques! —Grito, alejándome nuevamente cuanto intenta sujetarme. Los ojos de Dash me observan con sorpresa, pero nuevamente se acerca a mí, esta vez obteniendo su cometido—. S-si me haces daño todos lo sabrán.
La sonrisa que se dirige a mí, me revuelve el estomago. —Si quisiera lastimarte —murmura, acercando sus labios a mis oídos. El escalofrió que recorre mi cuerpo solo le hace saber que gano la primera batalla. Un jadeo involuntario me abandona cuando mi lóbulo es sujetado entre sus dientes con suavidad—, ya lo habría hecho, nena.
—Eres un cerdo. —Escupo, luchando contra su agarre. Dash rie nuevamente, y como si no pesara un solo kilo, me eleva por sobre el suelo. Un grito se libera de mi pecho en cuanto termino de cabeza, obteniendo como única vista; su espalda.
Mis uñas se clavan en el cuero de su chaqueta mientras intento infligirle algún daño, pero fallo por mucho, obteniendo una fuerte golpe en una de mis piernas.
—Sigue así y no será mi mano lo que sientas.
Un quejido brota de mis labios cuando soy dejado sin cuidado alguno sobre el suelo. Sin siquiera pensarlo, cierro mi mano en un puño, chocando el mismo contra el rostro de Dash.
El sonido de la música retumba en mis oídos cuando Dash regresa su rostro en mi dirección, una de sus manos masajea la parte afectada, haciéndome sentir bien conmigo misma.
—No debiste hacer eso, Holly.
Otro jadeo me abandona cuando Dash me acorrala contra mi auto. Ojos grises me observan con malicia, y cuando intento poner distancia entre nuestros cuerpos, las manos de Dash se cierran sobre mi trasero, obligándome a mantenerme en mi lugar.
—Suéltame —murmuro con voz dura, tratando de alejar al desconocido que se había convertido el chico divertido con el que había hablado la noche anterior—. Dash...
—Amo cuando dices mi nombre. —El ronquido en el que se convierte su voz se ve bloqueado en cuanto nuestros labios entran en contacto. Dash no es suave, todo lo contrario, el apretón que da a mi trasero, me obliga a soltar un quejido, dejándole el camino libre cuando su lengua entra en contacto con la mía.
Puedo sentir una puerta abrirse detrás de mí, pero me veo rápidamente inmovilizada por el gran cuerpo de Dash, mis manos están en su cuello, luchando contra el pesado muchacho sobre mí, pero pierdo la batalla cuando una de sus manos me sujeta por las muñecas, manteniéndolas alejadas de su cuello.
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BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|
RomanceLos que no ven ninguna diferencia entre alma y cuerpo, no tienen ninguna de las dos cosas. -Oscar Wilde. Historia Registrada en Safe Creative. © All rights reserved. Se encuentra expresamente prohibida su reproducción, copia (total o parcial), publi...