19.

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—¿Por qué estoy aquí? —Suelto, luego de lo que parece una larga hora. Dash no se mueve de su lugar, y se mantienen dándome la espalda—. ¿Dash?

—No iba a dejarte en tu casa completamente sola, Holly —Cuando se gira hacia mí, puedo ver el enojo en sus ojos—. A ese hijo de puta de Reynolds no le preocupa su vida.

La mención de Shawn enciende todas las alarmas en mi cabeza. ¿Qué le había hecho yo?

—No hay rastro de los hombres en casa de la señorita Parks. —Una ronca y gruesa voz interrumpe en la enorme sala. Dash simplemente asiente levemente, y el hombre desaparece sin decir adiós.

—Quiero irme a mi casa...

—Ethan ya fue a buscarte algo de ropa —Él ignora mis palabras, haciendo que el miedo de hace una hora, se convierta en irritación—. No discutas conmigo, Holly. Hoy no, por favor.

—Dash...

—Estoy tratando de no largarme de aquí y buscar a ese maldito hijo de puta —Gruñe. Su puño se estrella contra la dura pared, haciéndome estremecer—. Esta vez no lograré controlarme... sólo quédate callada.

Me levanto del aquel sillón, negándome a mi misma el obedecerle a Dash. Sus ojos grises están sobre mí en menos de un segundo. Parece sorprendido cuando me acerco a él y dejo mis manos sobre sus antebrazos.

—No va a pasarme nada, Dash —Aseguro, tratando de disipar la tensión que amenaza con abordar mi cuerpo—. Elton no dejará que nada me ocurra...

—¿Elton? —Se ríe, alejándose de mi toque—. Elton mataría a su propia madre por un par de monedas, Holly. Tú no eres importante en su vida, créeme.

Otro golpe es colocado contra la pared, haciéndome retroceder con rapidez.

—¡¿Aun no entiendes que todos ellos sólo quieren hacer daño?¡ —El grito retumba contra todas las paredes, los ojos enojados de Dash no se dirigían a mí, pero de alguna manera sabía que su estado era por mi causa—. ¿Por qué no entiendes que sólo intento protegerte?

—Porque sólo tratas de asustarme. —Mi voz me abandona en un irreconocible murmullo que no logro reconocer. Dash desvía sus ojos de mi, a un punto detrás de mi cabeza, y toda la tensión de la mañana, parece haber desaparecido.

—¿Dash?, ¿Qué ocurre, cariño? —Una suave y confundida voz perfora en mis oídos, y por una extraña fuerza, no logro moverme un sólo centímetro.

—Mamá —Aquella palabra tan normal, suena extraña en los labios de Dash, ambos podíamos notarlo—. Todo está bien —Se apresura a acercarse a mí, y rodear mis hombros con uno de sus brazos, se inclina un poco hacia mí y susurra en mi oído: —Compórtate por una vez en tu vida.

—¿Pero quien es esta belleza, Dash? —Coloco mi mejor sonrisa en cuando el brazo de Dash desaparece de mis hombros. Los ojos de su madre eran azules, totalmente diferente a los de su hijo.

Todo en ella era diferente...

—Mi nombre es Holly. —Respondo, al no escuchar una respuesta por parte de Dash. Los delgados brazos de la mujer me rodean y me aprietan contra su cuerpo en un abrazo, decido pasar por alto mi apellido. Lo último que quería era el odio por parte de la madre de Dash.

—Llevaré a Holly a mi habitación —Dash prácticamente me arranca de los brazos de su madre, pero la sonrisa que nos brinda esta, me deja algo confundida—. Se quedará todo el día.

—Está bien, le diré a la encargada. —No puedo evitar sentirme como una niña pequeña cuando Dash tira de mí escaleras arriba, ignorando cada uno de mis intentos por liberarme de su agarre.

BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora