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Amana en multimedia. 

¡Hola! yo aquí dando señales de vida de Holly y Dash. Solo quería hacer esta nota para dar a conocer que no falta mucho para el final de la historia. Lo sé, sé que no quieren qué termine, pero, sin embargo, debe hacerlo. Dash y Holly deben tener su final y espero que el que tengo en mente sea el mejor. 

Sin más que decir, espero que disfruten de este capítulo tanto como yo al escribirlo. 

Pd: Pásense por mi nueva historia Drifting, sé que les gustará.

¡Disfruten su lectura! 

~*~

Las pastillas frente a mí me hacen soltar una mueca. No quería meter nada que adormilara mi cuerpo por completo en mi boca. La sola idea de hacerlo, retorcía todo mi estomago.

Alison me observa arqueando una ceja en mi dirección, claramente esperando a que tragase las píldoras, sin embargo, termino alejando los medicamentos, ganándome una mala mirada por parte de la morena.

—Debes tomarlos, Holly —dice, luego de soltar un largo suspiro—. Sé que no te gusta, pero no quiero seguir escuchando como te quejas durante las noches por los dolores de cabeza.

—No son tan graves —respondo, huyendo de su mirada. En realidad no mentía, no quería tomar medicina porque me dejarían completamente dormida y no quería que eso pasara, no cuando había pasado un día sin tener noticias de Dash—. Odio la medicina.

—Lo sé, pero debes tomarla.

No es un pregunta, noto el filo tenso en su voz. Estaba cansada de lidiar con mi actitud de niña pequeña, pero no hago nada por cambiar ello. Sí, me comportaba como tal, pero estaba en todo mi derecho. La preocupación de que algo ocurriese con Dash no se alejaba de mi cabeza, y saber que si ocurría algo, yo tendría parte de la culpa.

>>Regresará, y cuando lo haga prometo atarlo a la cama hasta que despiertes, ¿está bien?

—No estoy preocupada —miento, estaba mucho más preocupada de lo que parecía—. No quiero estar drogada, es algo personal, tía.

Alison libera otro suspiro, dejándose caer sobre el pequeño sillón que había estado ocupando durante sus visitas en la tarde. Aun cuando Elton y ella habían estado dando vueltas por el hospital, me sentía sola. Dash no había vuelto desde que la noticia de lo ocurrido con su hermana había abandonado mis labios y eso era algo que me mantenía preocupada.

—Si no te tomas esas pastillas llamaré a una enfermera para que te sede —dice, sonriendo con altanería—. Sería divertido verte pelear de nuevo contra ellos.

—¿No lo dejarás pasar, no?

—No —sonríe, colocándose de pie para luego hacer su camino hacia mí. Sus delgadas manos se encargan de tomar las tres pastillas de la mesa plegable y las tiende en mi dirección. Las tomo, sabiendo que si no lo hacía, sería como un grano en el trasero—. Se buena chica y toma tu medicina.

—No soy un perro, tía —coloco el medicamento en mi lengua, tomando con rapidez el vaco con agua que me tiende. Mi garganta aún arde, sin embargo no me quejo. El ardor, según el médico, desaparecía en unos días más—. ¿Irás al trabajo?

—Sí —asiente, regalándome una sonrisa, pero esta desaparece con rapidez cuando la puerta suena detrás de ella. El que está detrás de la misma no espera una respuesta y la abre. La visión de un sinfín de tatuajes entre en mi campo de visión, sin embargo, eso no es lo que me sorprende. El rostro de Amana es lo que eclipsa toda mi atención, y noto las ojeras bajo sus ojos, la pequeña hinchazón rodeando los mismos y su pequeña nariz se encuentra completamente roja. Dash me observa, sin embargo no sé qué decir—. Bien —Alison rompe la tensión que invade la habitación—. Iba a esperar que Elton llegara pero ustedes son un buen sustituto. ¡Cuida de mi sobrina, Dash!

BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora