32.

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Una gran y pesada mano termina sobre mi pierna, y no puedo evitar sobresaltarme. Dash me observa, pero se limita a entregarme un té que él mismo había ido a preparar.

Teníamos más de una hora esperando noticias de su hermana; Adrien se había marchado, prácticamente obligado por Dash, y ningún médico se había acercado a nosotros a darnos respuestas sobre la hermana menor de Dash.

—¿No quieres ir a casa? —Pregunta, su voz es baja—. Puedo llamar a Ethan para que venga por ti.

—No —Niego, y bebo un poco de mi café—. Puedo tomar un taxi por mi cuenta, quiero quedarme.

Su mirada es dura cuando está nuevamente sobre mí, pero la ignoro paseando mis dedos por su mandíbula. Cuando intento alcanzar su cabello, el tira de mi mano, colocando la palma hacia arriba para luego presionar sus dientes en mi meñique.

—No te irás en un taxi, no mientras yo pueda impedirlo.

—No eres mi jefe, Dash —Su ceño se frunce, pero niego con rapidez. No era momento para pelear—. ¿Es la segunda vez que lo hace?

El suspira, y de un momento a otra deja mi mano de lado. No me quejo; tal vez sea un tema delicado para él. Sus codos se apoyan en sus rodillas y creo que está a punto de soltar un grito, sin embargo, no lo hace.

—Amana es complicada —dice. Su voz es baja, y sé que intenta no llamar la atención sobre nosotros. Al menos no más de la que ya teníamos—. Ella de cierto modo cree que mamá nos quiere más que a ella.

¿Qué?

Eso sonaba más estúpido de lo que pensaba.

>>Ellas siempre discuten y mamá pierde la cabeza.

—¿La golpea?

Dash niega, para luego pasar una mano por su rostro.

—Solo se lanzan mierda entre ellas —Se ríe sin humor—. Amana siempre intenta llamar la atención, hasta la primera vez que la trajimos al hospital. Adrien y yo desde ese día sabemos que el problema es mucho más grande que las peleas.

>>Ella suele ser tenebrosa. Saca la mierda fuera de mí cuando la escucho cantar a media noche.

A veces las personas más dañadas intenta sacarlo todo a través de la música.

Trago duro. A veces me ocurría. Tiempo después de dejar la casa, mis amigos decían que tenía mi tiempo en la nube nueve, pero ellos no conocían la profundidad de mis pensamientos.

Ellos eran ajenos a la tormenta que se desataba en mis pensamientos.

—Intenté llevarla con un psicólogo, pero no sirvió de nada. Ella casi mata al hombre. Fue demasiado agresiva cuando él se le acercó.

>>Cuando mamá tiene visitas en casa, se pasea por el lugar repitiendo lo mismo: "Foto, foto, sonríe para la foto".

Estoy a punto de abrir la boca, pero un hombre entrado en años se detiene frente a nosotros, parece que conoce a Dash, ya que se saltan la parte del saludo.

Intento alejarme de ellos para que puedan hablar con comodidad, pero Dash sujeta mi mano; sus dedos se enredan con los míos, y me da un suave apretón.

—Ella está bien, Dash —Indica, parece cansado, pero no lo demuestra—. Necesita descansar. Tuve que sedarla porque intentó golpear a uno de los enfermeros, pero todo está bien.

Intentó golpear a uno de los enfermeros.

Golpeó a su psiquiatra.

La tensión barre mi cuerpo, y quiero estar equivocada. Quiero no tener la razón y detener mis pensamientos hacia aquel camino que estaban a punto de tomar.

BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora