47.

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El alto moreno está sacando lo que parece ser comida del interior de una bolsa. Él había mantenido su silenciosa promesa. Desde que volvió, no se había marchado, al parecer, el hospital se había convertido en su hogar.

—Debes comer, Holly —dice, sin siquiera observarme a los ojos. Desde la noticia del embarazo, él había colocado más comida en mí de lo que había comido en años.

—Dash, comí hace media hora —No puedo evitar soltar una risa. En cuatro días él lograría sacarme del hospital rodando—. Debes calmarte, por Dios.

—Lo haré cuando los vea fuera de esta cama —Abro la boca para decir algo, sin embargo la cierro. Dash ya no me trataba como una sola persona, ahora éramos dos. Me sentía incomoda, sin embargo, me gustaba.

Me gustaba verlo feliz por algo que, probablemente, volvería loco a otra persona. Ciertamente, esperaba otra reacción por su parte, pero me sorprendió. Dash Barton era una caja de pandora que quería abrir, aún sabiendo que varias cosas con las que me encontraría no me gustaran.

—No tengo hambre, Dash —tomo su mano, impidiendo que siga sacando las cosas de la bolsa. Gruñe, sin embargo no se niega cuando tiro con suavidad de él—. ¿Quieres recostarte conmigo?

—Debes comer —pongo los ojos en blanco, tirando nuevamente de él. Ésta vez no se niega y es cuando hago un espacio para él en la cama. Me habían cambiado de habitación desde hace dos días, al parecer, mi idea de hablar con el mayor de los Parks, era algo que él no podía aceptar.

Dash tira de mi cuerpo con cuidado, dejando que mi cabeza se recueste en su pecho. No dudo en acercarme más a él. Olía a colonia y a Dash, un dulce olor que no quería perder nunca.

La sola idea de tener a Dash lejos de mí, cerraba mi estomago. No quería que eso ocurriera.

—Estás embarazada —musita, como si aún no lograra creerlo. Dash suena como un niño con un juguete nuevo, sin embargo, era capaz de notar el miedo que sus ojos reflejaban en ciertos momentos. Él tenía miedo. Tanto o más que yo, pero él luchaba para no mostrarlo—. ¿Te sientes bien?

—Excelente —tomo su mano, no dudando en entrelazar mis dedos con los suyos. Mis ojos caen sobre los tatuajes que cubren su mano. La tinta que cubre su piel es algo rugosa, sin embargo no me molesta. Nada en Dash lo hacía, aun cuando había momentos en los que quería acabar con él—. Solo algo cansada, pero sobreviviré.

>>Estaré mejor cuando salga de este hospital y vea a Adrien fuera de la cárcel, Dash.

La tensión aparece segundos después de que las palabras abandonan mis labios. No era buena idea mencionar la reciente encarcelación de su hermano, sin embargo, estaba lista para enfrentarme a cualquier cosa para que Dash no sufriera más.

Él no tenía la culpa de toda la mierda que estaba ocurriendo.

En realidad, todo estaría bien para él si yo no hubiera aparecido en su vida. Tal vez, después de todo, Dash no era la tormenta que acabaría conmigo.

Tal vez yo era la persona que acabaría con la suya.

—No harás nada —dice, tirando un poco más cerca de mi cuerpo al suyo—. Adrien saldrá porque no tiene nada que ver con lo que ocurrió.

—No lo dudo —lo interrumpo, removiéndome un poco para poder observar sus ojos. Dash parece incomodo por mantener esta charla, sin embargo no me detengo. No quería hacerlo—. Solo quiero que todo sea más rápido. Sí Darikson Parks puede sacarlo de ese lugar, para mí está bien.

—No pagaré el precio, Holly —La mano del moreno que sostengo con la mía se libera, terminando en mi mejilla, donde da suave toques en mi piel—. La libertad de Adrien no vale más que tú y mi hijo, dormilona.

BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora