Prólogo

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-Estoy harta. No seguiré cumpliendo con esto. He obedecido siempre a todas sus ordenes pero ya no más. Mi consciencia ya no resiste la culpa y el remordimiento; puede pedirme que asesine a un hombre, un pequeño grupo,  incluso un batallón entero pero no esto. No puedo masacrar a toda una población, menos aún sabiendo que son inocentes.
- ¿No puedes o no quieres?
Yaka me miraba desde la cama esperando una respuesta.
-Ambas
Por unos segundos creí que iba a decirme que ella se encontraba igual que yo. Pero en cambio dijo:
-Es nuestro trabajo, nuestro deber. Para eso nos adiestraron. Debes hacer lo que se te ordena- su cara era seria. Lo que decía era muy en serio, ella no bromeaba.
-Creí que tú me entenderías. Después de todo, has pasado por más que yo...
Su mandíbula se apretó fuerte mostrando su molestia. Se que fue un golpe bajo pero debía recordarselo si quería que me ayudara.
-Sé lo que haces y no funcionará. Te conozco mejor que nadie, sé lo que planeas. Harás que te maten y yo no haré nada para evitarlo.
Su mirada era fría, ya no como antes <¿Qué le hicieron?>
-Bien, pues que así sea

Observé mi habitación por última vez antes de partir. Extrañaría la comodidad que me otorgaba mi puesto, poder tener mi propio cuarto dentro del palacio y dormir en una gran cama de alto respaldo y suaves sábanas. Solo Dios sabe si me encontraré en una situación similar luego de esto. Desde pequeña había luchado para conseguir esta comodidad y respeto pero por cosas del destino uno terminaba cambiando de decisiones respecto a su vida, lo que en un principio deseabas se convierte con el paso del tiempo en un mero recuerdo y empiezas a querer hacer algo de tu vida que realmente valga la pena aunque el camino y las consecuencias no siempre sean de tu agrado. Ahora era yo la que había cambiado de perspectiva; no haría algo valeroso sino cobarde pero eso era mejor que nada.

...........

No había nadie cuidando, aguardando que alguien huya. Claro que no, ¿A quién se le ocurriría huir del imperio sabiendo el grandioso futuro que le espera? Sabiendo que el enemigo será derrotado... asesinando a sus ciudadanos.

Podía ver mi salida de este infierno a pocos metros. Pero mi esperanza impidió ver lo que venía; mejor dicho quien.
-¿Dónde crees que vas? No me digas que estas pensando en huir.
Helz estaba parado detrás de mi con una sonrisa socarrona en su rostro.
-De acuerdo, no te lo diré. Déjame preguntarte una cosa ¿Me lo impedirías?- lo miré desafiante mientras su sonrisa se convertía en burlona
-Debería. Pero eres mi superior y si me ordenas no interferir... -su sonrisa haciéndose más grande- no haré nada.
¿A quién quería engañar? Esto le beneficiaba. Si yo huía él sería el sucesor de mi puesto, jefe de la Fuerza Especial, yo sería buscada por desertor y condenada a muerte por no servir a la causa, al imperio y principalmente al "emperador" Yar.
- Esta bien. Disfruta tu puesto
-Asi será... - susurro apenas audible mientras emprendía viaje.

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Bueno, aquí estamos. La chica de la foto sería a como me imagino a Graxe! Espero que les haya gustado aunque sea un poquito el prólogo. Ok, ni siquiera es el primer capítulo pero igual puede gustarles!! Besos!!! -Flor



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