Capítulo 26: Nadie más, salvo uno

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Caminamos, mitad trotamos por los pasillos. El soldado, cuyo nombre es Tellian, nos lleva sin titubear por los laberínticos caminos del palacio. Giramos en recodos, pasamos por pesadas puertas y arcadas de piedra. Nos detenemos de vez en cuando para que Tellian pueda recobrar el aliento.

-Ya soy viejo, no estoy en condiciones para esto. -jadea intentando recuperar el aire.

Yo solo asiento. Seguimos silenciosos por los pasillos oscuros, siempre evitando a los demás guardias. Cuando llegamos a un camino sin salida el alma cae a mis pies y miro al viejo en busca de alguna respuesta. Él sólo levanta una mano y yo espero. Observa detenidamente las paredes de piedra en busca de algo. Yo sigo su mirada y busco también, aunque no sepa qué. Unos segundo después su mano llena de arrugas presiona una piedra que parece sobresalir entre las demás. Se escucha un sonido, como de piedra siendo arrastrada y una especie de puerta se abre frete a nosotros. Es un agujero rectangular en la pared de al rededor de metro y medio que da a unas escaleras mohosas y poco estables. 

-Sabía que había pasadizos ocultos pero nunca he encontrado ninguno -susurro a nadie en particular.

-Bueno, pues yo llevo muchos años aquí. Tuve tiempo para buscar -dice, una sonrisa burlona tirando de sus labios.

Nos adentramos en la oscuridad. Llevo la mano a la antorcha que cuelga junto a la puerta pero Tellian sujeta mi mano y niega con la cabeza.

-Notarán que falta.

Asiento y lo sigo al interior aún más frío. La puerta se cierra tras nosotros sumiéndonos en penumbras. Bajamos lentamente, tanteando los escalones antes de apoyar el pie. Nos lleva un rato llegar hasta un descanso. Escucho a Tellian tantear la pared, supongo que en busca de otro interruptor. Se escucha un tap y la puerta se abre. Me cubro los ojos ante la repentina luz y caminamos fuera del frío y la oscuridad.

Salimos a otro corredor, este más estrecho e iluminado que los otros. A partir de acá ya conozco el camino perfectamente. Giramos a la derecha y seguimos hasta chocar con una puerta de madera de roble que nos separan de los calabozos. Tellian me toma del brazo y me vuelvo hacia él. 

-Yo distraeré a los guardias para que usted pueda sacar a sus amigos. Tome -saca una pequeña y fina daga de su cinturón y me la entrega. Sus ojos brillan con emoción cuando toma mis manos entre las su suyas y las besa- Haga lo que tenga que hacer. Sálvenos a todos.

Dicho eso abre la puerta y sale. Por un momento no puedo reaccionar. Luego me acerco a la puerta y escucho.

-Viejo Tellian! ¿Qué hace usted aquí? -dice uno de los guardias.

-Me ha mandado el emperador -la voz del soldado resuena a través de la puerta- La traidora se ha escapado y mató a unos cuantos guardias. Los necesita para detenerla antes de que escape.

-¡Mierda! ¿Dónde?

- Los pasillos del lado Este.

-No podemos dejar a los prisioneros solos -reclama otro, al parecer el más inteligente.

-El Emperador me mando a llamarlos a los dos y me matará si no vienen en seguida. Los prisioneros no se escaparán, no pueden salir de ahí. -dice la voz resuelta de Tellian.

Luego de unos segundo escucho la voz del segundo soldado.

-De acuerdo

Las voces se desvanecen mientras se alejan por el pasillo. En su lugar escucho murmullos; muchos murmullos. Un sentimiento de esperanza y alegría se instala en mi pecho. Abro un poco la puerta y me asomo sólo lo suficiente para notar que no hay ningún guardia a la vista. Entro y cierro la puerta. 


..................


La puerta de madera, la única otra salida de los calabozos, se abre y una figura se cuela rápida como un rayo y la cierra tras de si. Siento un nudo en el estómago y mi corazón dar un vuelco cuando la veo. La veo girar sobre sus talones y volverse a todos los que estamos encerrados en estas sucias celdas. Por un momento olvido dónde estoy y todo lo que pasó, mientras observo su cabello rubio oscuro brillar bajo la luz de las antorchas, sus ojos verdes posarse en cada uno de las personas aquí abajo y una bella sonrisa formándose en su rostro. Su mirada pasa sobre todos ellos, se encuentra con la mía en lo que parece unos segundos eternos. Sonrío y ella hace lo mismo. 

En el fondo del calabozo en el que estoy, Yaka se levanta y corre hasta los barrotes. Lágrimas brillan en sus ojos y descienden por sus mejillas.

-¡Graxe!

Ella sonríe y su mirada recorre las demás celdas. Se detiene en la última donde se encuentran Veek y Erin. Mis nudillos se vuelven blancos cuando aprieto los barrotes con todas mis fuerzas.

Graxe deja ver una pequeña y fina daga. Se acerca a la primer celda y utiliza la daga para abrir el cerrojo. Una por una abre las jaulas en silencio, a pesar de que sus amigos no dejan de llorar y llamarla, preguntando cómo está, qué le hizo Yar...

-No hay tiempo- dice mientras corre hacia la puerta por donde hace un momento salieron los guardias- Luego serán los saludos y las respuesta. Ahora debo sacarlos de aquí y ponerlos a salvo.

Hope se adelanta y toma su mano. La aprieta en la suya y la mira, sus ojos llenos de lágrimas a punto de desbordar.

-Vendrás con nosotros, no? 

-Los llevaré hasta un lugar donde estén seguros- responde volviéndose hacia la puerta. 

Hope tira de su mano y Graxe se gira. Es dos palmos más alta que la niña y debe agachar la cabeza para verla los ojos- Pero tú también vendrás. Te quedarás con nosotros y nos protegerás...

Su voz se corta al ver la expresión de Graxe -los labios apretados en una fina línea, la mirada puesta en el piso de piedra y el suave meneo de su cabeza- y todos lo sentimos también; el nudo en el pecho y la posibilidad de que después de esto no volvamos a verla. 

-Lo siento, pero debo quedarme. -susurra- Alguien tiene que salvar al pueblo de el terrible destino que los espera.

-Pero ¡¿por qué tienes que ser tú quien los salve?! -escucho su voz quebrarse en grito y veo las lágrimas rodando por sus ojos. Dentro de las paredes de piedra nadie dice nada.- Has puesto tu vida en riesgo para proteger a todos, para salvar nuestras vidas pero tú pareces no hacer nada para salvar la tuya. Ven con nosotros, podemos ir a un lugar donde nadie nos encuentre, donde nadie nos conozca...ya nos han arrebatado todo lo que tenemos, todo en nombre del pueblo, de Thilia. ¿Qué más nos van a sacar? 

Graxe seca las lágrimas de la mejilla de Hope y le sonríe con ternura.

-Por eso mismo tengo que hacer esto. Debo luchar para que ya no nos puedan quitar nada más, terminar con todo esto de una vez y poder vivir en paz. Juntos.

Nos mira y veo en sus ojos determinación. Hope mira sus pies y suspira, sus hombros se sacuden con un nuevo sollozo.

-No quiero perderte...

Se abrazan y Graxe le besa la coronilla. -No lo harás, nunca me perderás. Nadie más morirá hoy... salvo uno.

........................

Y estamos llegando al final. Creo que queda un capítulo y el epílogo, todavía no lo decido. En fin, espero les esté gustando el final. Este capítulo es un poco más largos que los últimos que escribí, todo por ustedes!  Un beso enorme y apapacho al estilo mamá osa -Flor


ThiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora