Capítulo 19: Baile de máscaras

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Una gota de sudor cae a un lado de mi rostro. La espada brilla sujeta en mi mano mientras empujo a Zik con todas mis fuerzas. Él es fuerte, muy fuerte. En mi periferia veo acercarse lentamente a Jhoa y a Veek. Ambos alzan sus espadas para asestarme el golpe final. Todo sucede en cuestión de segundos. Engancho mi pie detrás de la rodilla de Zik y tiro de él al suelo. Cae de rodillas en la nieve. El ambiente se llena con el sonido del metal chirriando cuando nuestras espadas rozan las hojas y la suya sale volando. Rápida como el viento apoyo mis manos sobre sus hombros, tomo impulso y salto. Caigo del otro lado de Zik justo en el momento en que las espadas de los dos soldados hacen contacto con su garganta, a solo un milímetro de la piel. Jhoa y Veek pierden el color en el rostro cuando ven lo cerca que están las espadas de rebanarle el cuello al segundo al mando. Me miran atónitos a lo que respondo con una sonrisa preponderante y socarrona. 

Una ola de aplausos surge de la multitud a nuestro alrededor. Me inclino ante el público espectador con una sonrisa en mi rostro. Seco el sudor de mi frente y tomo un largo trago de agua de la cantimplora. Erin se acerca a mí aún aplaudiendo. Ninguno de los dos menciona lo que ocurrió días antes.

-Eso fue increíble. Si alguien puede llevar a cabo esta revolución, esa eres tú Graxe.

-Gracias, la verdad es que no fue nada

-No seas modesta. Peleaste con tres soldados al mismo tiempo y apenas si te ves agotada- responde. Me encojo de hombros

-Lo he hecho antes, he luchado incluso con más hombres. Es a lo que me dedico. Dedicaba.- corrijo - Luego de esto me retiro. 

Erin asiente complacido al escucharlo.- Me parece lo más adecuado luego de lo que harás por Thilia, dejarte vivir en paz el resto de tus días es lo mínimo que podríamos hacer.

-Hablas como un rey a su más leal súbdito- río. Erin agacha la cabeza y se aclara la garganta.

-Quiero decir, el futuro emperador debería concedértelo. Después de todo, estará allí gracias a ti 

-Gracias a todos -corrijo.- Yo no lo estoy haciendo sola. Es más, esto no se haría si la decisión recayera solo en mí.

-De cualquier forma, te lo tienes bien merecido. 

Caminamos un rato. Platicamos sobre la forma más conveniente de entrar al palacio sin llamar la atención; no somos los suficientes como para enfrentar directamente al ejército del emperador. Me sorprende el conocimiento que Erin posee sobre los pasadizos y recovecos que hay en las entrañas del Palacio de Arena. Nuestros pies se hunden en la nieve mientras caminamos.

-Estaba pensando. Tal vez, una vez que derroquemos al emperador, podríamos instaurar una democracia. 

-¿Una democracia?-pregunta Erin confundido- ¿Qué es eso?

-Es una especie de gobierno. Allí en la tierra no tenían reyes o emperadores, los gobernaba un... presinente... perisente... Presidente! Eso es, presidente.

-¿Presidente? Estoy confundido

-Era elegido por todo el pueblo. Varias personas se postulaban. Hacían una votación pero nadie sabía a quién elegiste excepto tú. Creí que ahora que llevaremos a cabo esto, podríamos intentar tener una democracia. Parece algo justo para todos: tener la posibilidad de elegir quién te da órdenes- explico

De pronto Erin parece nervioso. Rasca su nuca frenéticamente y sus ojos miran el árbol detrás mío con desesperación. 

-¿Estás bien?-pregunto cautelosa

-Si si, claro. ¿Pero no te parece que sería un cambio muy brusco? Digo, pasar de un emperador absolutista sin ninguna opción a tener la libertad de elegir a un... como se llame. -habla apresuradamente sin detenerse. 

ThiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora