Revenge © |B#3|

Capítulo #19

🎅🏻 Especial de Navidad. 1/? 🎄

(...)

—Quiero verlo. —dije en el momento en que el chico de cabellos azabaches entró a la habitación.

—Buenos días, a ti también. —dijo con ironía.

—Quiero verlo. —repetí.

Rodó los ojos dejando la bandeja del desayuno en la mesilla de noche que tenía a lado.

—Esta en habitación de a lado. Cuando termines tu desayuno y te pongas tu ropa, podrás verlo. Después necesito que vayas a mi oficina, afuera de la habitación está Heather, ella te llevará a mi oficina.

—Claro. —murmuré. —Adiós.

La puerta se cerró detrás de él. Esperé un momento antes de levantarme y y empezar a vestirme. No iba a comer nada que viniera de Nelson, no por ahora. Lista y cambiada salí de la habitación y me dirigí a la de Lany. No había ningún guardia cerca así que no tuve que preocuparme de nada. Entré al cuarto y cerré detrás de mí con el mayor silencio que pude. El chico que una anoche atrás estaba conmigo estaba acostado en la cama 

Lo que me sorprendió de ello fue que en el momento en que la puerta sonó, el rostro pálido y lleno de venas negras de Lany me miró expectante.

—¿Cassandra? ¿Qué haces aquí? —preguntó.

—Vine a verte. ¿Cómo te sientes? —pregunté acercándome a la cama.

—Mejor. Mejor. —respondió. —¿Y tú? Nelson me dijo que tuviste un... momento de locura.

Suspiré. —No te puedo decir que si porque la verdad no tengo ni idea. No lo recuerdo.

—¿Qué es lo que tienes? —preguntó entrecerrando los ojos.

—Nada...

—Cassandra, dime. —exigió.

—Yo... —me quedé sin palabras. ¿Cómo podía decirle ... todo cuando casi ni yo sabia que pasaba con ello?

—Vale, parece que no tienes palabras. —bajé la mirada algo apenada. —Hablemos de lo que pasó ayer en la mañana. ¿Qué fue todo eso? Esa fuerza extraña que salía de tus manos, ¿es lo que creo que es?

Asentí. —Magia Oscura.

—¿Sabes por qué?

—No. —dije al mismo que negaba con la cabeza. —Ya hace unos meses pasó lo mismo. Nadie, ni siquiera Troy, sabe qué pasa.

—Nelson lo sabe. —interrumpió.

Cerré los ojos recordándolo. Me senté en la orilla de su cama. Noté que las venas se estaban disipando y que se veía mejor que la última vez que lo había visto, o sea hace ayer.

—Claro. Ahora él sabe qué pasa. —pasé mis manos por el rostro. —Dios, lo odio tanto.

—Tranquila. Debes mi seguir con... el plan. —esto último lo dijo en un susurro.

—Lo sé. Lo sé. Pero en serio necesito saber qué pasa conmigo. —respondí. —Debo saber cómo controlarme, como usar este maldito poder y el porqué de todo esto.

Su mano atrapó la mía y me dio un apretón.

—Yo te ayudaré. Sabes que lo hago. —dijo tratando de darme ánimos.

Asentí. Tragándome las lágrimas que amenazaban en salir. Dios, me había vuelto sensible desde ayer.

—Debemos... debo ir a verlo. —murmuré levantándome. —Regresaré.