Capítulo #48

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Narra Cassandra



Tomé la daga entre mis mano y la asesté directo en el brazo del chico que estaba enfrente de mi. Era la sexta vez que tenía que hacerlo, aún no entendía de donde habían salido tantos de ellos. No eran amigos de Nelson, y eso me quedaba muy claro al ver cómo nos atacaban sin piedad.

—¡Por un carajo! —exclamé al darme la vuelta y ver a Lany en el suelo siendo atacado por otro chico.

Con un golpe limpio hice que el chico saliera de encima de mi amigo, dejándolo respirar y con un segundo golpe lo dejé inconsciente. Al caer, sus muñecas quedaron viendo hacia arriba, dejándome ver un escudo muy conocido para mi vista. Mi pulso se empezó a acelerar, si ellos estaba aquí solo significaba algo.

—Los mandaron los Elementales. —murmuró Lamy a mi lado.

Asentí. —Alguien sabe que está pasando aquí.

—Alguien sabe que estás aquí, Cassandra. —corrigió.

—Eso no puede ser. —lo miré. —Nadie de afuera sabe de esto.

—Entonces, alguien de adentro les dijo. —volvió su mirada al chico inconsciente. —Si te ven, todo se arruinará y Nelson tratara de matarte.

—Debemos hacer algo.

—¿Cómo que? —preguntó. —Estamos invadidos, Cassandra. Pronto llegará alguien y te reconocerá.

—Debemos ir con Nelson. —murmuré. —Debemos llegar a él antes que ellos.

(...)


Corrí por los pasillos, esquivando cuerpos y defendiéndome de aquellos que querían matarme. Lany se había separado de mi, así que estaba sola en esto; tendría que llegar con Nelson antes que los enviados de los Elementales llegaran a él. El tiempo estaba corriendo demasiado rápido, haciendo que la vida de los que estaban involucrados conmigo corriera peligro.

Al llegar al pasillo que conectaba a La Oficina de Nelson me detuve en seco. Una cabellera rubia platinada llamó mi atención. Mi pulso se aceleró al reconocer su rostro y al ver que cada vez se acercaba más a mi.

El chico detuvo su trote y me miró confundido. —¿Cassandra?

Tragué duro. —Cody.

—¿Por qué te detienes? —preguntó una voz.

Mi vista viajó a las personas que ahora se encontraban detrás de él. West, Leonardo, Luther, Géminis, Jill y Troy me miraban con preocupación.

—Cass... —murmuraron Troy y Jill.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el rubio. —No te vi en las celdas.

—No estaba ahí. —murmuré.

—Bueno, eso no importa ahora. Debemos irnos. —dijo.

—No me puedo ir.

—¿Cómo?

—No puedo irme. —dije más alto. —Debo quedarme, Cody.

—Cassandra, no puedes. Te van a matar. —respondió. Noté en su voz algo de preocupación.

—No tengo opción.

Revenge © |B#3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora