Capítulo #58

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Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Me quedé inmóvil en mi lugar, aún sabiendo que el hombre delante de mi podía hacerme daño.

—¡Cassandra!

No presté atención. El escalofrío me había dejado una mala sensación en el cuerpo.

Algo estaba mal.

Demian apareció en mi campo de vista y se deshizo del hombre que estaba apunto de atacarme con su daga.

—¿Qué te ocurre? ¿Acaso quieres que te maten? —cuestionó molesto.

Ya me había  acostumbrado a esas palabras, así que no tuvieron tanto efecto en mi.

—Algo anda mal. —murmuré.

—¿De qué hablas?

—No lo sé. —otro escalofrío recorrió mi cuerpo. —Siento que...

Un grito desgarrado inundó el jardín donde estábamos. Mi corazón se aceleró al saber de quien se trata.

—Cassandra, no. —murmuró Demian al percatarse de lo que estaba pasando. —No lo hagas.

Sin pensarlo dos veces tomé la daga con fuerza entre mis manos, ignorando los gritos de Demian detrás de mi.

Corrí por el jardín, esquivando cuerpos desparramados por todos lados para no caer. Charcos de sangre y quejidos de dolor me estaban atormentando, sin embargo, debía continuar para poder llegar a tiempo.

Para poder salvarlos.

—¡Cassandra! ¡Regresa!

—¡No! —exclamé. Mi voz estaba apunto de quebrarse. —¡Debo llegar!

—¡Cassandra! —me tomó del brazo y me detuvo. —No puedes hacer algo imprudente, arruinarás todo el plan.

—Que ellos estén aquí no es parte del plan, Demian. —respondí molesta. —Debo hacer algo al respecto.

—Los condenarás, no sabes de lo que es capaz de hacer. —continuó. —No lo hagas.

—Demian.

Un grito desgarrador interrumpió mi hablar. Mi pulso se aceleró y mis piernas comenzaban a temblar. Reconocía esa voz, ese grito.

—Luther...

—Cassandra, piensa antes de actuar. —advirtió.

Las lágrimas amenazaban con salir. —Debo ir.

Tragó duro. —Lo sé.

—Entonces no me detengas.

Suspiró. —No lo haré. —agarró su daga y tomó mi mano entre la suya. —Iré contigo.

(...)

Los pasillos del recinto estaban más oscuros de lo normal, lo que me dio a entender que ya era de noche. 

No sabía a donde nos dirigíamos, pero tenía más que claro que debía ir a salvar a Luther, Heather, Kamille y Lany. El escalofrío seguía presente, sabía de sobra que ellos estaban en peligro.  

 —¿Estámos yendo por el camino correcto? —cuestionó Demian algo preocupado. 

 Abrí la boca para responder, sin embargo, mi pie pisó algo. O mejor dicho, una mano. 

Bajé la mirada y no pude evitar soltar un grito ahogado. Cubrí mis labios de inmediato con la esperanza de que nadie escuchó mi grito de terror. 

 —¿Kamille? —murmuré aún aterrada. 

La chica estaba tumbada en el suelo como uno de los cuerpos sin vida que se encontraban cerca de ella. Mis piernas empezaron a temblar al pensar lo peor. 

Revenge © |B#3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora