Capítulo #11

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~ Narra Cassandra ~

—Yo... bueno... ¿Y a ti quién te importa? —pregunté nerviosa.

—Me importa por qué estás bajo mi vigilancia, soy responsable de lo que sea que hagas y si Nelson se entera que ese bastardo estuvo en tu habitación a mí me van a castrar. —respondió molesto.

—Yo no sabía que estaba aquí. —me defendí. —Yo estaba dándome una maldita ducha.

—¿Y por que no hiciste nada? ¿Por qué no gritaste?

—Porque me tomó desprevenida. —respondí. —Y deja de mirarme así. Tú no eres quién para decirme qué hacer o qué no hacer.

Se acercó a mí. —Pero me importas, Cassandra y no quiero que Nelson te lastime.

—Entonces déjame hacer lo que tenga que hacer.

—No si eso significa ponerte en peligro. —susurró.

—Marco no es peligroso. —dije, pero ni yo me lo creí.

¿Quién me aseguraba que podía confiar en él? Podría sentir mil cosas por él, pero la desconfianza que sentía por él nadie me la quitaría.

—Lo es, y lo sabes. —me tomó de la muñeca. —Y será mejor que dejes de hacer cosas estúpidas.

—¿Quién dice que son estúpidas?

—No te hagas la inocente, Cassandra. Sabes de qué hablo. —dijo serio.

—Lany, en serio no se de lo que hablas. —murmuré.

—El maquillaje, el cabello, la ropa... No me vengas a decir que eso no es por lo de ayer. —respondió.

—Lany...

—Se que aún no tengo tu confianza, pero me harías un favor si yo pudiera confiar en ti. —dijo. —Lo decía en verdad cuando dije que quería que fuéramos amigos.

Lo miré. Yo también lo decía en verdad, pero él tenía razón. Yo no confiaba de todo en él, pero eso hacía que él no confiara en mi.

¿Podía confiar en el chico que casi me mata años atrás?

—Vale. Lo diré. —murmuré. —Te diré todo.

—¿Qué?

—Primero, sal del cuarto y déjame vestirme. —pedí señalando mi toalla.

—Oh claro. Voy. —dijo sonrojado.

Salió del cuarto y me dejo sola.

Mientras me vestía con mi ropa -aún no quería vestirme con las ropas que Nelson habían comprado para mí- pensé en lo que le diría a Lany. ¿En serio podía confiar en él? ¿Por qué me sentía tan segura con él?

Saqué mi ropa del morral que traía y lo acomode en los cajones libres. Mientras lo hacía una fotografía cayó. Me acerqué curiosa, encontrándome con una fotografía muy familiar.

Me senté en la cama con la foto entre mis dedos. Era la foto que nos habíamos tomado antes cuando todo había estado bien entre todos, cuando no había una venganza en medio, ni discusiones. Todos sonreían, yo sonreía de la manera más sincera que podía haber en el mundo. Recordaba el día que la habían tomado; Leonardo le había pedido matrimonio a Géminis ese día, y aprovechando la felicidad de todos tomaron la foto.

Revenge © |B#3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora