Capítulo #47

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—Tengo miedo. —murmuré. —Peter es capaz de hacer lo que quiera cuando quiera.

—No deberías, Heather. —dijo mientras su brazo me rodeaba. —Tienes a un montón de amigos que te protegerán. Qué dime dices de ese chico del que tanto me hablabas. ¿Lany?

Suspiré con pesar. —Terminé con él.

—¿Por qué? —preguntó confundido. —Creí que lo amabas. Me decías muchas cosas sobre él.

—No quiero que salga lastimado. —respondí. —Si Nelson llegara a enterarse de lo que estoy haciendo trataría de hacerle daño.

—No puedes proteger a todos, Heather. —dijo con una pequeña sonrisa.

—Lo sé. —resoplé. —Hoy vino a verme, y me dijo cosas que... me dijo que me amaba.

—¿Entonces por qué estás ahí lamentándote?

—Porque no quiero que se vaya. —murmuré. —En serio lo quiero, quiero que este en mi vida.

—¿Entonces? —pregunto de nuevo.

—No lo sé.

Rodó los ojos. —Eres la chica más complicada que he conocido.

—¿Entonces que hago? —pregunté.

Se encogió de hombros. —Regresar con él.

—¿Y si sale lastimado?

—¿Y si no? —suspiró. —Nunca sabrás lo que pasará si te dejas llevar por lo que pasaría.

(...)

Entré por una puerta trasera y corrí en dirección al pasillo que daba a mi habitación. Al entrar a ella, me apresuré a esconder la bebida roja que cargaba desde hace unos minutos. Dejé escapar un gran suspiro de alivio al saber que no tendría que preocuparme de ello durante los siguientes días.

Me levanté de la cama, dispuesta a ponerme algo más cómodo cuando un estruendo resonó por todo el lugar, seguido de un momento de silencio. Me puse en alerta, acercándome a la mesa de noche para tomar la daga que escondía ahí.

Lo siguiente que pasó fue un borrón demasiado rápido pasando enfrente de mis ojos. La puerta se abrió, dejando entrar a varios sujetos. Tomé con más convicción la daga y me preparé para atacar.

—Muy bien. ¿Quién quiere ser el primero?

(...)

Narra Jill.


Remojé el trapo en la pequeña jícara y le quité el exceso exprimiendo hasta que ya no quedaba nada. Con un suave movimiento la puse la frente del castaño que estaba recostado enfrente de mi.

Solo habían pasado unos días desde que habíamos llegado al residencial de Nelson. Desde que todo se volvió un desastre en el aeropuerto. Ese día Luther no había salido nada bien, haciendo que la poca salud que había recuperado volviera a caer.

—¿Cómo te sientes? —pregunté el voz baja.

—Enfermo. —respondió seguido de un quejido.

Suspiré. No entendía que pasaba, antes de veía bien, en serio creía que iba a salir de esta en unas semanas. Pero todo cambió cuando nos trasladaron.

Mojé el trapo nuevamente y lo puse en su frente otra vez. Repetí la acción durante los siguientes diez minutos hasta que decidí hablar con Troy sobre eso.

Revenge © |B#3|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora