Heaven Knows (Parte I)

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El frío golpeando el rostro de Kelcy fue una llamada de alerta, conjunto de el estremecimiento de cada uno de sus músculos; abrió los ojos apoderándose de su miedo, pasó su lengua sobre sus labios y paladeo el sabor salado de sus... ¿Lágrimas? Alerta y perpleja se levantó, escrutó con la mirada su alrededor, ignorando el ardor de sus palmas.

Todo estaba oscuro-azulado, el mismo color que se genera al atardecer, ese color que desata la oscuridad de la noche, sin embargo no estaba en un lugar ocasional, era un lugar lejano, como el polo sur: todo era absolutamente de hielo, incluso sus pulmones se habían congelado.

-¿Hola? -trató de llamar a alguien, pero era estúpido, el lugar estaba desierto.

«Sola-pensó-, con frío». Se levantó quedando de pie totalmente, tratando de divisar algo en la oscuridad. Gradualmente sus pupilas se adaptaron al ambiente junto con su piel, no estaba cómoda sin embargo la sensación de frío la mantenía alerta, giró un par de veces pero no veía a ni un alma; giró de nuevo pero está vez se dio cuenta de que usaba un vestido largo, blanco y su cabello estaba suelto cayendo por sus hombros con suavidad.

«Debería caminar -hablaba consigo-, debe de haber una persona al menos». Inició la marcha, sintiendo cada punzada en las plantas de los pies como agujas en el suelo, el hielo quemaba su piel segundo a segundo, sin embargo, sabía que tenía que caminar lejos de ese lugar. Sus ojos se sentían pesados debido al hielo, su cabello tenía restos blanquinosos y a la vez estaba húmedo.

Divisó a la lejanía algo que parecía un castillo de hielo, entra montañas y largas elevaciones de hielo totalmente traslucidas, junto con algunos lagos hechos hielo en su totalidad; esto no era el polo sur ni mucho menos norte, era un lugar mágico, de alguna cierta manera lo percibía porque cada parte de su cuerpo se sacudía y su mente trataba de pasar sobre toda esa energía.

Se recostó sobre un panel de roca fría, sus brazos estaba descubiertos y sentía el sopor que provocaba. Sin embargo se detuvo, sentía que todos sus sentidos se centraban en el castillos que su cabeza estaba apunto de explotar, presionó sus sienes y cerró los ojos con fuerza, veía a través de sus parpados luces blancas como las estrellas, era algo malo; estaba a punto de desmallarse: le recordaba cuando alguna vez peleó y le habían golpeado tan fuerte que había quedado en el suelo inconsciente, era algo parecido, tanta energía la había golpeado de improvisto.

Cayó de rodillas sintiendo como estás chocaban con fuerza, era como caer sobre pavimento con todo su peso. Pero ese dolor no era nada a comparación de toda la fuerza que la golpeaba, alguien no le quería allí y lo sabía pero algo tenía que hacer para llegar al castillo y refugiarse, al menos para buscar algo con que cubrirse. Intentó controlarlo, justo como Loki le había mostrado, intentó dejar de luchar y tenerlo, dejarlo pasar como un animal feroz, sin fuerza ni movimientos, solo la tranquilidad de la mente.

Desapareció. El dolor que taladraba sus sienes se había disipado en el aire, sonrió extasiada y se levanto con ayuda de la piedra enorme en la que se había recostado; tenía que continuar. Dio algunos pasos de nuevo y ahora sintió el cambio, la energía o magia no se había ido, estaba sobre ella, la había consumido, lo sabía porque había olvidado el frío, sentía como si su cuerpo estuviera en plena primavera, tibio y liviano.

Observó sus manos desconcertada, ¿la había absorbido de verdad? ¿Tenía la magia dentro? No se detuvo a saberlo, en realidad continuó caminando, está vez con más fuerza que antes, esquivando con voracidad el hielo que viajaba para herirle, ¿por qué tanto afán de eliminarle del lugar? ¡No hacía nada malo! Dejó de caminar y comenzó a correr, en realidad el castillo parecía más cerca aún, sin embargo, no corría con normalidad, corría como un animal, tan veloz que su cabello sobrevolaba sobre su cabeza.

2. StaunchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora