Kelcy despertó alarma, había gritos en el corredor y gente corriendo de un lado a otro. Hablaban pero ella no lograba descifrar todas esas palabras, al igual que el número de personas en la casa.
Lanzó las sábanas y se levantó casi corriendo hasta la puerta, pero se detuvo; eran luces que aceleraban sus sentido, las luces de la policía. Sin más, tiró del pomo hasta casi quebrarlo, saliendo de su habitación con velocidad.
Policías y médicos se acumulan en el corredor, hablando de tantas cosas, Kelcy quería golpear a cada uno y saber que sucedía, pero ella sola se percato.
Estaban dentro de la habitación de Madison, alrededor de su pequeña cama rosada; Kelcy ahogo un grito al ver que los gritos descontrolados venían de Gabrielle que estaba de rodillas en el suelo.
Kelcy corrió, haciendo a un lado a todos los doctores, quedándose quita frente al inerte cuerpo de la niña, con los cabello como ríos de oro sobre la almohada, sin embargo su piel se había tornado azul casi violeta, con grietas rojizas y las venas del cuello hacia fuera. Trago con fuerza y giró ante la fuerza que tiraba de ella.
—¿Qué ha pasado? —balbuceó Kelcy sin quitarle la mirada al cuerpo muerto de Madison.
—No lo sabemos —fue la voz de un forense.
Se arrebató del agarré del médico y corrió hasta Madison, lanzando su cuerpo contra el de ella, anhelaba sentir al menos su respiración tranquila, pero no fue así, lo único que había era frío y... ¿hielo?
Levantó la mirada con los ojos repletos de lágrimas, ¿de verdad había hecho alguien eso a Madison? Era tan sólo una pequeña e indefensa niña, jamás alguien hubiese querido lastimar a ese ángel, sin embargo, había alguien, que la había asfixiado.
Su padre reposaba su palma sobre su espalda, tratando de tranquilizar sus llanos, a la vez que levantaba su rostro aún más.
—¿Te han herido? —estaba estupefacto.
Kelcy palmeó su mejilla y sitio el ardor de la herida abierta, junto con algo de sangre seca que había corrido hasta su oreja. Observó a los médicos y después a su familia, estaba atónita, sin saber que hacer después de cada mirada acusadora sobre su cabeza.
—¿Qué has hecho? —siseo Gabrielle.
—Gabrielle —interrumpió su madre.
Cada mirada se posaba sobre Kelcy acusándola de haber asesinado a su propia sobrina, a su sangre; retrocedió de todos, caminando en reversa hasta el corredor de nuevo para lanzarse a correr, tan lejos de todos los médicos y polícias en la casa, no porque se sintiera culpable, sino porque no sabía que pensar al respecto, que haría y que diría.
Sabía que tenía que encontrar a la persona que había hecho eso, tal vez durante su viaje con Loki alguien debió colarse y hacerle daño a Madison, algún monstruo como el que la había atacado, tal vez solamente un alma que de verdad quería hacer daño.
Llegó al porche, sintiendo el golpe del viento nocturno sobre su rostro repleto de lágrimas, así como un vacío, como un golpe en el abdomen, te deja sin aire y a punto de caer. Cayó de rodillas, sintiendo las baldosas de madera bajo su delgado pantalón; no hizo más que soltar un grito estruendoso, sintiendo cada vellosidad de su cuerpo levantarse y su columna estremecerse.
Sintió un par de manos en sus hombros, dos manos tan grandes que abarcaban éstos. Elevó la mirada y sintió un tiró a la realidad, era un oficial de policía que la ayudaba a ponerse en pie, no estaba consolándola, estaba elevándola desde la axilas para tener más acceso a sus muñecas. Y de pronto sintió el frío metal de unas esposas, eran tan grandes que quedaban cerca de salirse de sus muñecas.
Él la empujó, bajando lentamente las escaleras. Kelcy no se atrevió a luchar ni mucho menos a mirar atrás, sabía que todos la acusaban e incluso ella se sentía ahora incapaz de decir algo, de defender su libertad, en realidad era un escape, era alejarse con rapidez de una casa dónde no era aceptada; fue lanzada a la fuerza —más de la necesaria— dentro del automóvil. Cerraron la puerta con violencia ¿es que de verdad aquí todos la odiaban?
Se recostó en los duros asientos de tela, queriendo llorar con gritos y golpeando algo, pero ella sabía que sería tan inútil y estúpido que prefirió callar y tranquilizar su mente, pensando en una respuesta. Giró unos centímetros, observando de soslayo a su familia, sus rostros compungidos a excepción de Gabrielle que la observaba con odio y alegría de verla así, lo disfrutaba en realidad.
Suspiró, sintiendo tan solo una lágrima, no podía respirar y sentía que en cualquier momento iba a caer desmayada en el asiento, sin embargo, el automóvil avanzó y su estómago se contrajo.

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2. Staunch
Fiksi PenggemarElla se transformo, y no metafóricamente; en realidad algo había cambiado después de tantos meses. |Secuela de With You|